¿Y si Cambio?: El lenguaje tiene poder de transformación

Actualmente en Venezuela estamos debatiéndonos entre múltiples emociones y situaciones que nos afectan, desde nuestro núcleo más importante, la familia; hasta la sociedad, pasando por nuestro ser interior. Toda esta situación está sacando nuestro lado más oscuro y también está abriendo el espacio para la claridad. Una claridad que necesita de nuestra disposición para verla y sentirla tal cual siempre ha sido, ya que su lugar ha sido siempre nuestro interior.

Es nuestra percepción la que determina nuestra actuación frente a los hechos. Si nuestra percepción está dirigida al juicio, la rabia, la venganza y el odio, nuestro actuar estará marcado por tales emociones y seguramente seremos capaces de maltratar al otro sin medir quien es ese otro: hijos, pareja, padres o nuestros compañeros de trabajo y amigos. La forma más común de ese desahogo emocional es el uso de palabras, gestos y acciones cargadas de violencia y agresividad: etiquetas, insultos, descalificaciones, vejaciones, humillaciones que la mayoría de las veces deriva en maltratos físicos.

Es común leer en las redes sociales insultos a quienes no salen a marchar o a quienes sí lo hacen; a quienes aún apoyan al gobierno o a quienes apoyan a Guaidó; y ambos mandatarios son objeto de múltiples insultos y maldiciones. He llegado a leer hasta deseos de muerte a quienes luchan por una Venezuela libre o a quienes defienden al gobierno. Es interminable la lista de descargas emocionales que muestran cómo nos sentimos. A la par seguimos viendo cómo se profundizan y aumentan los conflictos sociales por la severa crisis económica, política y social latente en nuestro país, Venezuela.

Igualmente, crecen las cifras de adolescentes y ancianos que se suicidan, las demandas de divorcios o separaciones de la pareja también aumentan, con la aparición del efecto migratorio en los matrimonios, donde quien se va se enamora y deja aquí a su expareja, solicitando el divorcio online o por teléfono.
Toda esta dinámica hace que se remuevan los más íntimos sentimientos y valores. La ética y la fe tambalean, todo por sobrevivir ante tantas situaciones adversas. ¿Qué hacer para mantener nuestros valores, nuestra ética y nuestra fe en medio de “tentaciones” que ofrecen sobrevivir en medio del caos?
El lenguaje es generador de nuevas realidades.

Sin duda, para poder sobrevivir a todos estos embates necesitamos enriquecer, alimentar, fortalecer y cuidar nuestro espíritu y con él nuestras competencias comunicativas. Desarrollar competencias conversacionales, como dice Rafael Echeverría, Sociólogo y doctor en Filosofía, es ir más allá del discurso y comprometerse en el desarrollo de prácticas concretas de cambio que permitan conectarnos con el poder de transformación que poseemos. Es por ello que es tan importante desarrollarlas en estos tiempos de tan acelerados e impactantes cambios, ya que nos permiten aumentar nuestra capacidad de adaptación. Sin importar cuándo, cómo y dónde ocurran los cambios, las competencias conversacionales estarán presentes en ellos e impactarán en todos los sentidos de nuestra vida.

Es así como nuestro poder de transformación personal es el que nos llevará a desarrollar y aplicar estas competencias conversacionales. Comencemos por revisar los tres ejes de esas competencias:

1. La conversación con los demás: ¿Qué palabras utilizamos para dirigirnos a nuestros hijos o a nuestros colaboradores, padres o pareja? ¿Cómo se las decimos?

2. La conversación con nosotros mismos: ¿Cómo es, está llena de juicios intrapersonales? ¿Nos criticamos implacablemente cuando nos equivocamos? ¿Nos sentimos culpables por lo que hicimos o dejamos de hacer?

3. La conversación con Dios o con aquello que está más allá de nosotros: ¿Abrimos espacio para esta comunicación? ¿Oramos, meditamos o hacemos alguna actividad que nos conlleve a fortalecer esa comunicación espiritual?

Estos ejes nos ayudan a dilucidar grandes dudas sobre aspectos complejos de nuestra vida: ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué nos pasa lo que nos pasa? ¿Por qué pasa lo que pasa? Y principalmente, nos abrimos a una transformación intrapersonal, clave para los grandes cambios sociales.

Competencias conversacionales a desarrollar

Es un nuevo nivel de conciencia y una nueva forma de comunicarnos lo que nos generará nuevas posibilidades de resolver los más intrincados conflictos internos y externos. Avanzaremos a ella desarrollando nuestra capacidad de:

1. Conectar con nuestra espiritualidad. Allí está el centro de toda transformación y guía. Es superando lo que hay en nuestro interior y reconociéndonos seres espirituales viviendo una experiencia humana es como daremos inicio a la transformación total de toda nuestra vida.

2. Escuchar. Si aprendemos a escucharnos y a escuchar a quienes nos rodean impactaremos en todos los ámbitos de nuestra vida. Seremos mejores padres, líderes, directivos deportistas, vecinos, profesionales y mejores personas. Preguntémonos ¿Cuánto me estoy escuchando, desde mi interior? ¿Cuán competente estamos siendo al escuchar a otros? ¿Cómo podemos garantizar que aquello que planteamos es escuchado por otros?

3. Pedir y ofrecer de forma efectiva, porque dar es igual que recibir y todo lo que damos es a nosotros mismos a quien se lo damos.

4. Ser impecables con nuestras palabras y cumplir nuestras promesas. Esa es una muestra de valor, ética y fe.

5. Expandir espacios emocionales que amplíen nuestros umbrales de resiliencia y atención.

6. Hablar sobre temas que normalmente no hablamos. Al callar dejamos de resolver y no logramos vínculos más profundos con nuestros seres queridos.

7. Conectar con otros.

8. Ser neuroflexibles, para adaptarnos a los cambios y a los cambios que traen los cambios.

Y así nos daremos cuenta del poder de transformación que tiene el lenguaje e impactaremos en la vida de otros. @yamiletpinto

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