Opinión

Voto electrónico: ¿Transparencia o ‘tramparencia’?, ¿votación cleptómana?

El requerimiento de originar transparencia, seguridad y depreciación de los costos de los procesos electorales haya logrado en el uso de la tecnología un procedimiento que accede perfeccionar la ejecución de dichos procesos.
miércoles, 27 abril 2022

Entre otras consideraciones muy importantes, este artículo en forma pertinente hace hincapié en las declaraciones recientes de EEUU en las cuales impone cinco condiciones a Venezuela para retirar las sanciones.

Las exigencias de Washington de manera precisa y directa fueron 1) elecciones libres y justas (Presumiblemente que por vía del voto manual), 2) respetar los derechos humanos y la libertad de prensa, 3) liberar a los 323 presos políticos, 4) el cese de la persecución contra la oposición y 5) desistir en el acoso contra las organizaciones de la sociedad civil.

Haciendo un poco de historia, según el abogado, politólogo, historiador y profesor Diego Bautista Urbaneja, dice en su obra “La cultura electoral del venezolano” (Prodavinci, 2020-Fundación para la Cultura Urbana, FCU), que entre 1958-1998 se consolida la cultura electoral venezolana, y expresa que: “A partir de 1958 se abre un período de 40 años durante el cual se realizan nueve procesos comiciales y que son definitivos para la conformación de la cultura electoral de la población”.

En ese orden, Bautista Urbaneja, hace una aclaratoria muy importante acerca del cambio en la cultura electoral del venezolano, y señala que: “(….) A lo que nunca se había enfrentado la cultura electoral del venezolano, hasta donde no llegaba su resabio, era a una opción electoral con cartas bajo la manga. Una vez en el poder, el triunfador en las elecciones de 1998 va a ir cambiando de forma ininterrumpida y de fondo, en lo formal y en lo real, las reglas del juego político y, por lo tanto, del juego electoral”. ¡Y no se equivocó! El paso del tiempo y los acontecimientos electorales cambiaron. ¡Pero no para mejor!.

A nivel mundial, es evidente que en las últimas dos décadas se ha minimizado en forma significativa la cantidad de electores y por tanto aumentado la asiduidad de procesos electorales, además del hecho de que nuevas autoridades y cargos públicos sean escrutados ante la decisión de las colectividades, por lo que existen innovadores dispositivos de decisión y control ciudadano, y por tanto de leyes que consienten un mayor y superior control de candidatos y partidos dentro de los procesos electorales y un pueblo que reclama resultados entregados en forma rápida y pertinente.

De allí pues, que el requerimiento de originar transparencia, seguridad y depreciación de los costos de los procesos electorales haya logrado en el uso de la tecnología un procedimiento que accede perfeccionar la ejecución de dichos procesos.

Allí quizás nace una de las causas de la búsqueda, cambio y utilización de la votación electrónica en lugar de la manual. Indudablemente que la transparencia es la de mayor peso por las consecuencias políticas, sociales y económicas negativas, en algunos casos deleznables de una escogencia presidencial o de cualquier autoridad pública para un país y sus ciudadanos. Históricamente es y ha sido demostrado.

Así pues, en 2004, Venezuela pasó a ser el primer país a nivel mundial en efectuar una elección presidencial con aparatos electrónicos que imprimen el comprobante del voto. Según el CNE, eufóricamente señaló en ese tiempo, que: “Venezuela volvió a marcar la pauta, cuando realizó la primera elección nacional con autenticación biométrica del elector y la posterior activación de la máquina de votación”, al referirse al “innovador” Sistema de Autenticación Integral a partir de las elecciones presidenciales del 2012. Para ello, según CNE se contó con la empresa Smartmatic desde el 2004, “tras haber obtenido los más altos puntajes frente a sus competidoras, en materia de seguridad y auditabilidad del sistema”.

Pero, ya en el año 2017, comienzan las acusaciones en su contra puesto que la oposición argumentó en tres procesos electorales irregularidades, situación que fue aseverada por la misma Smartmatic al señalar que se había producido un fraude con motivo de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (30 de julio de 2017).

No obstante, uno de sus expertos, hablando sin dudas en pro del producto de su empresa Smartmatic y no del voto manual, señaló enfáticamente que: “(….) en un país donde el partido de Gobierno controla todos los poderes públicos, incluido el electoral, reinstaurar el voto manual no ofrecería más garantías de transparencia que el electrónico, sino menos: sin el voto electrónico no habría manera de obtener pruebas fehacientes de manipulación de actas o del escrutinio de los votos” (Subrayado nuestro). Así entonces, este mismo experto no consideró como condición valiosa un regreso al voto manual, por lo que opinó: “Esa posibilidad ha sido objeto de debate recurrente en Venezuela”.

Y, algo interesante, que podría caer dentro de lo folclórico del acontecer venezolano, pero que ocurrió realmente, fue que hace un tiempo ya, a inicios del siglo XXI, primeros años del 2000, un personero perteneciente a la directiva del Consejo Nacional Electoral hablaba acerca de las bondades del sistema electoral venezolano, alegando que era una institución de una gran “tramparencia”.

Expresión que pienso y es de conjeturar que se refería a la expresión “Transparencia” porque realmente la primera no tiene significado alguno en los diccionarios del mundo. Por tanto, en beneficio de la duda creo que fue más bien un “gazapo” lingüístico que se filtró inconscientemente, más que una “traición de la mente”. Lo cierto es que en el transcurrir de los años se ha venido mencionando que en las elecciones nacionales, según la opinión pública, en especial la de los partidos de oposición y de Smartmatic misma, que el fraude ha sido un factor afín a ellas.

No se pueden “meter las manos en el fuego” por una u otra metodología de votaciones electorales. Sin lugar a duda ambas tienen un denominador común en cuanto a fallas y es la atinente al factor humano. En cuanto al voto electrónico, no es esa la cuestión. No se puede caer en posicionamientos etéreos o arcaicos en contra del avance tecnológico, repito es en la actuación del individuo en el manejo, la manipulación y control del proceso de votación.

En ambos tipos de votación aparecen enemigos comunes al proceso mismo, debe tomarse muy en cuenta que una elección puede resultar cuestionada tanto por la discriminación, la intimidación como por el fraude.

Un ejemplo puede reducirse en la Elección Presidencial venezolana del 2018 “cuando los comicios presidenciales fueron convocados antes del tiempo previsto en la Constitución y por la Asamblea Nacional Constituyente, que posteriormente ordenó al Consejo Nacional Electoral (CNE) efectuar la convocatoria formal”.(Diario La Vanguardia: “La Constituyente de Venezuela convoca elecciones presidenciales”.)

Así entonces, la discriminación puede incitar que los electores se vean impedidos para votar y es factible que la intimidación limite la conducta electoral, y el fraude trastorne indefectiblemente el resultado de una elección.

Conocemos ampliamente acerca de los vicios y limitaciones de lo que fue la votación manual en Venezuela, no lo obviamos, pero sin querer entrar en profundidades tecnológicas e instrumentales, más bien como un ejercicio, podríamos plantearnos como principal falencia del voto electrónico a través de la siguiente interrogante: ¿Si empleamos voto electrónico, sin antes digitalizar y sanear el padrón electoral, persistirá o no la desconfianza concerniente a los variados peligros del ejercicio de praxis fraudulentas, como es el caso relacionado con eventos tales como la emisión de votos de personas fallecidas? Agregado a la anterior interrogante, hagámonos estas dos preguntas: ¿Quién avala que los datos que está procesando una máquina electrónica no son forjados o hackeados? ; Y, si el elector no posee en sus manos un documento o comprobante impreso ¿Cómo sabe que lo que votó efectivamente es lo que se registra dentro de la máquina?

Lo anterior me lleva a no cerrar este artículo sin antes referirme a esta otra interrogante:¿Votación cleptómana? Irracionalmente, estaría dando al voto como objeto inanimado un adjetivo de cleptomanía, pero ojo no es a él, me refiero en específico a la manera cómo se dirige a la ciudadanía en la actividad de votar, al proceso técnico administrativo de votación, por mencionar ejemplos: a los procedimientos previos, la manipulación de actas, el escrutinio de los votos, y la difusión de resultados intermedios y finales a la población acerca de los resultados de la votación, en este caso a la votación electrónica.

Recordemos, la cleptomanía se trata de un trastorno que le impide al sujeto controlar sus impulsos, en este caso vinculados al hecho de apropiarse de objetos que no le pertenecen. Por supuesto estamos hablando de algo tan importante como es la Libertad, y ella no es un objeto, luego nos referimos al “..sufragio, y este es un derecho. Se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y secretas. La ley garantizará el principio de la personalización del sufragio y la representación proporcional” (Art. 63, CRVB). (Subrayado nuestro)

El cleptómano al sentir el impulso comienza a concebir un fuerte y cada vez más molesto impulso de ansiedad que sólo le apacigua al realizar el escamoteo, el robo, porque esa acción le surte de una complacencia, que en la mayoría de las veces el morbo es lo evidente y le ocasiona en consecuencia conductas y actitudes reforzadas que se “remachan”, se repiten irracionalmente hasta el punto de que el acto de “despojar” se transforma en una adicción. Me pregunto: ‘Será por eso la cantidad odiosa y exagerada de votaciones (Elecciones políticas) que se han dado en el transcurso de dos décadas o más en Venezuela? ¿Qué casualidad no? Para concluir, sólo una pregunta:

¿Estaría Usted de acuerdo con volver al Voto Manual?

“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.”
(David Lloyd Georg-  político británico)

“Una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil.”
(Abraham Lincoln)

“El derecho de voto es un derecho que nada ni nadie puede quitar a los ciudadanos.”
(Jean Jacques Rousseau)

Calgary, Canadá, Abril 2022

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