Opinión

Uverito y Guayana (III)

La pulpa y papel, es una importantísima fábrica que igualmente deberá tener prioridad.
jueves, 06 agosto 2020

Industrializando la madera. Venezuela requiere masificar la transformación y uso de la madera y debe hacerlo en función de la superficie de sus bosques y de la porción de mercado conquistado.

No se trata de las 600.000 hectáreas, de las cuales, por mala gerencia, solo quedan 110.000; el objetivo es alcanzar los dos millones de hectáreas de pino Caribe, eucaliptos, entre otros.

Hay además, algunos millones más de árboles maderables que espontáneamente crecieron en las selvas del sur de Guayana, entre los estados Bolívar y Amazonas, que también debemos aprovechar.

Lo cierto es que Venezuela es muy rica en recursos maderables, aunque mal aprovechados, debido al exceso de estatismo, generador de desidia, desinterés, falta de voluntad política y mucha corrupción.

Por otro lado, estos bienes del país, no deben ser explotados al estilo tercermundista: “corta, rolea, carga y exporta”, sin generar otros empleos, ni tributos. El Estado, en estos casos, debe ejercer su función normativa, para impedir que las materias primas, y aún las semiprocesadas, provengan del sector público o privado, sean vendidas y exportadas en esas condiciones.

Pero esto, nos obliga a promover la cultura de la madera, que no es otra más que aprender y reconciliarnos con su aprovechamiento y uso. Es necesario estimular su industrialización y consumo, por varias razones.

La primera de ellas, porque la madera es un producto nacional; segundo, es un bien renovable; tercero, no genera residuos sólidos ni contamina; cuarto, es reciclable. Como una quinta razón, podemos añadir que es atractiva; sexta, es depuradora del aire; séptima, extraerla para su aprovechamiento cuesta un 50 % menos de lo que cuesta cualquier otro material sustitutivo.

La octava razón es que el follaje de estos árboles, mediante el proceso de fotosíntesis, purifica el aire; por último, la madera, por su bajo costo, compite ventajosamente, con sus sustitutos (plásticos, concreto, aluminio y acero).

En Venezuela, son pocos los productos que hoy se elaboran con madera, y su mayoría, están destinados a una industria de limitado valor agregado. Estos son: tablas, listones, paletas, machihembrado, chips para pulpa de papel y algunos tableros de buena calidad.

Estos pocos productos, en su mayoría caros, son comercializados como insumos para elaborar, en la generalidad de los casos, algunos muebles a nivel artesanal.

La estrategia para pasar de país productor de materias primas, a país exportador de productos terminados, como viviendas, chalets o cabañas, cocinas, clósets, puertas y ventanas, pasa por requerir tecnología de punta, adiestramiento de personal y mercado.

Deberemos amaestrar la experticia para diseñar y producir los modelos más modernos y atrevidos de la industria. Solo así, tendremos la posibilidad de conquistar los mercados nacionales e internacionales, que es con alta calidad y precios competitivos.

Lo más importante de este proceso, es reactivar la economía y lograr asociaciones estratégicas e inversiones foráneas, con estímulos fiscales y otras ventajas, como: Un moderno parcelamiento industrial; suministro confiable de energía eléctrica y gas natural, a razonables precios; incuestionable seguridad jurídica (repatriación de inversión y utilidades); no puede faltar la mano de obra calificada y estable.

La vivienda, es otra industria que necesariamente debe desarrollarse. La masificación de su construcción, dependerá del costo, su diseño y facilidades de pago; pero también de la promoción e implantación de una cultura que aporte y haga virtuosos, aquellos valores que atraigan este nuevo concepto de hábitat. Asociada a la construcción, también está la fabricación de láminas de fibrocemento, elemento de alto consumo nacional y extranjero.

La pulpa y papel, es una importantísima fábrica que igualmente deberá tener prioridad. Los gobiernos pasados y presentes, se tomaron 40 años para construir una fábrica de pulpa y papel, que aún no han concluido. El objetivo, aquí, debería ser el millón (1.000.000) de TM/A. Esta industria, tendrá prioridad nacional.

Por su parte, el turismo, es un área que debe desarrollarse plenamente, convirtiendo a estos grandes bosques, en parques. En ellos, debe establecerse centros de diversión y esparcimiento con atractivos hoteles del tipo “cabaña de madera”, caminerías, pistas de cicloturismo, bicicross, motocross, áreas para acampar, paseos a caballo, senderismo, balnearios y similares.

En cuanto a innovaciones, la madera presenta grandes retos en materia de novedosos y revolucionarios productos. Por ejemplo, Toppan, ha diseñado tubos de papel para sustituir los de plástico y así combatir la polución.
Hay también, nuevos tipos de aglomerados, elaborados con una gran variedad de resinas y cementos, con lo cual se obtiene distintos tipos de paneles o tableros de gran belleza y calidad.

La construcción de pequeñas embarcaciones de madera, ha sido galardonada en Europa, por la sustentabilidad y protección al medio ambiente. Japón, por su lado, fabricó un nuevo y atrevido diseño de automóvil, utilizando “nanocelulosa”.

En conclusión, todas estas características y bondades de la madera, nos hace pensar que este es un material con enorme potencial y futuro para Venezuela y el mundo. La explotación de Uverito y demás bosques del país, debe convertirse en una inagotable actividad y fuente generadora de riquezas, que contribuya con la nación y para ello, deberemos tomar algunas acciones:

En primer lugar, fomentar la industrialización de la madera y su modernización, asistidos por un sector privado, honesto, pujante y creador, en virtud, además, de que este recurso renovable, tiene el potencial de generar unos 25.000 empleos directos y 75.000 indirectos.

En segundo orden, por la importancia de este sector productivo, las universidades deben incorporarse y fungir como unidad de Investigación y Desarrollo, trabajando estrechamente con dicho sector industrial.

Tercero, deberemos repoblar los bosques y gerenciarlos con firmeza y buen criterio.

En cuarto lugar, pero con igual relevancia, es incuestionable que se impone la necesidad de crear empleos inteligentes, diestros y bien remunerados, por lo cual, todo esfuerzo de industrialización deberá venir acompañado de un proceso de formación continua e integral.

En este afán por darle sentido a la Venezuela de hoy, rota por el populismo, la corrupción, la ignorancia y la mala política, también se impone apelar a la conciencia, honestidad y ética de todos los que habrán de participar en este esfuerzo de reconstrucción, como son: El Estado, los empresarios y sus cámaras, los trabajadores y sus sindicatos y el pueblo en general, para que, unidos, ayuden a recuperar lo destruido e ir convirtiendo a Venezuela, en un nuevo país, próspero, moderno, productivo, educado y honesto.

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