Opinión

Trastorno hipersexual: Adicto al sexo

Los antiguos conceptos de ninfomanía y de satiriasis, fueron sustituidos por el de hipersexualidad.
sábado, 10 octubre 2020

La hipersexualidad, también denominada adicción sexual, conducta sexual compulsiva o trastorno hipersexual, se define como un patrón persistente de pérdida del control sobre los deseos o impulsos sexuales que resultan en un comportamiento sexual repetitivo, es decir, que el sexo para esa persona se convierte en el centro de su vida, hasta descuidarse a sí mismo y a sus responsabilidades.

La adicción al sexo se caracteriza por el aumento en la frecuencia e intensidad de fantasías relacionadas con el sexo, excitación recurrente, impulsos y actividad sexual no parafílica, asociada a un componente de impulsividad y de estrés personal que resultan excesivos, en el cual la persona se muestra incapaz de controlar, al punto de provocar un malestar significativo o un deterioro social u ocupacional mantenido en el tiempo.

Ese desasosiego desmedido por fantasías, impulsos o conductas sexuales relacionadas con la pérdida del control sobre el comportamiento sexual y la aparición de consecuencias negativas, determinó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogará a la adicción al sexo, como un problema de salud mental y por ende ubicarla dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

Los seres humanos tenemos deseos y necesidades esenciales, tanto conscientes como inconscientes, que buscamos satisfacer, motivo por el cual la conducta sexual puede comprender una variedad de experiencias sexuales tales como la masturbación, el cibersexo, múltiples parejas sexuales, el consumo de pornografía o pagar por sexo, entre otras; pero cuando estas conductas sexuales se transforman en un elemento esencial de la vida, son difícil de controlar y se tornan disruptivas o perjudiciales para la persona o entorno, pasan a ser consideradas conductas sexuales compulsivas.

Los antiguos conceptos de ninfomanía y de satiriasis, fueron sustituidos por el de hipersexualidad. Para el caso de la ninfomanía se consideraba un trastorno psicológico exclusivamente femenino caracterizado por una obsesión con el sexo. En los hombres el trastorno era llamado satiriasis y quien la padecía se le denominaba sátiro.

Las personas con hipersexualidad presentan con mayor frecuencia alteración de la dinámica de pareja y familiar, mayor riesgo de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, problemas laborales derivados del consumo de pornografía en las horas de trabajo y presencia de malestar personal como consecuencia de su conducta sexual.

De la misma forma como ocurre con otras adicciones, se cree que puede estar relacionado con los efectos de bienestar o excitación que produce la liberación de endorfinas consecuente a la conducta adictiva, que hace que la conducta se repita buscando de nuevo esta sensación.

El alivio, euforia, o placer que se experimenta al satisfacerlos, va creando patrones y hábitos en la personalidad que pueden instituir formas emocionales tan intensas que toman el control, por lo que la persona recurre a encuentros cada vez más intensos, frecuentes, variados, o novedosos para obtener esos niveles altos de dopamina, alterando así el comportamiento.

El trastorno hipersexual presenta una elevada comorbilidad en el Eje I, evidenciando mayor frecuencia con los trastornos del estado de ánimo (ansiedad o depresión), trastorno bipolar durante periodos de manía, adicción al juego, trastornos por abuso de drogas o alcohol, antecedentes de abuso sexual o maltrato físico.

Puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, aunque usualmente es más frecuente en los primeros, así como también afectar a cualquiera, sin importar la orientación sexual.

Los principales síntomas asociados a la adicción sexual pueden distinguirse entre los conductuales y cognitivos, tales como:

1) Contactos sexuales frecuentes y masturbación compulsiva.

2) Búsqueda de nuevos contactos sexuales.

3) Participación en actividades sexuales sin excitación psicológica.

4) Problemas judiciales relacionados con la conducta sexual.

5) Recurso frecuente a la pornografía.

6) Sentimientos de culpabilidad por las actividades sexuales excesivas.

7) Depresión y baja autoestima.

8) Preferencia por el sexo anónimo.

El tratamiento de la conducta sexual compulsiva generalmente comprende psicoterapia, medicamentos y grupos de autoayuda, con el objetivo principal de contribuir a controlar los impulsos y a reducir los excesos en la conducta, mientras mantiene actividades sexuales saludables.

Las personas con conductas sexuales compulsivas suelen tener otros problemas de salud mental, como ansiedad o depresión, motivo por el cual requieren adicionalmente tratamiento para dichas patologías, si fuere el caso.

Se recomienda, en cuanto se detecten los primeros síntomas de trastorno hipersexual, consultar con su médico de confianza, quien podrá remitirlo al equipo de salud mental (Psiquiatra y Psicólogo), para en forma conjunta combinar la terapia.

Dra. Fanny Quevedo
Médico Ocupacional
Especialista en Gerencia en Salud.
qcfanny@hotmail.com

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