Síndrome de Asperger
El síndrome de Asperger, denominado así en memoria del médico pediatra, psiquiatra e investigador Hans Asperger (1906-1980), nacido en Viena, Austria, reconocido por sus estudios sobre los denominados “trastornos del espectro autista”, especialmente en niños. Su natalicio el 18 de febrero, fue declarado como Día Internacional del Síndrome de Asperger.
Durante su infancia, es posible que Asperger pudo haber presentado algunas de las características del síndrome que lo identifica.
Se le consideró un niño solitario y tuvo dificultades para hacer amigos; le gustaba citar sus propias palabras y a menudo se refería a sí mismo desde una perspectiva de tercera persona.
Asperger identificó en sus observaciones un patrón de comportamiento que incluía una falta de empatía, escasa habilidad para entablar amistad, conversaciones consigo mismo, fijación intensa hacia un determinado asunto y movimientos torpes.
De igual forma precisó que muchos de los niños diagnosticados, usaban su talento una vez adultos y llevaban carreras exitosas.
Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno se hacen evidentes en etapas más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de interacción social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida de la persona.
La prevalencia del síndrome de Asperger no está bien establecida. Hay una predisposición cuatro veces mayor en varones que las hembras a padecer el síndrome, además de observarse alta incidencia entre familiares de personas diagnosticadas con Asperger, y se estima que más de la mitad de los casos alcanzan la edad adulta sin diagnóstico.
El síndrome de Asperger, incluido en el DSM 5 dentro de los trastornos del espectro autista, es percibido ubicado en el extremo leve del espectro, con síntomas que se diferencian en grado del trastorno autista, y aunque se manifiesta de diferente forma en cada individuo, refleja de manera común la presencia de un deterioro cualitativo que se traduce en dificultades para la interacción social, donde el aspecto más disfuncional es la ausencia evidente de empatía.
Resultan habituales las alteraciones en diversos patrones que determinan ciertas características perceptibles, pero estas no son requisitos indispensables para que pueda realizarse el diagnóstico y dentro de las cuales se describen entre otras:
1) La interacción social y afectividad es el reflejo de relaciones sociales muy limitadas, pudiendo existir una ausencia de reciprocidad emocional con dificultades para forjar amistades, compartir momentos gratificantes con otras personas, interpretar sentimientos y emociones propias y ajenas, además de palpables muestras de inflexibilidad cognitiva y comportamental.
2) Interés, actividades o conductas restringidas y repetitivas que busca de manera intensa, obsesiva o focalizada, las cuales disfruta exclusivamente en soledad a diferencia del resto de la población, tales como pudiera ser la recolección de datos o cifras sin ningún valor práctico o social.
3) Lenguaje y discurso formal, presuntuoso o pedante, con dificultades en la interpretación del lenguaje que no sea literal, como el humor, la ironía o las bromas. Problemas de comunicación con los demás y poca preocupación por la respuesta del otro. Una característica resaltante es el deterioro en la comunicación no verbal en áreas como el contacto ocular, la expresión facial, la postura o el gesto.
4) Rutinas y rituales rigurosos y sistemáticos muy poco usuales que no soportan el menor cambio, por cuanto generan inmediatamente cuadros de elevada ansiedad. A menudo cierto grado de torpeza física es frecuente observar.
El síndrome puede llegar a alterar las relaciones sociales de la personas con Asperger y su entorno, amigos o familiares, sin embargo, debido a que la inteligencia de la mayoría de los casos con el trastorno es normal, incluso podria exponer una elevada creatividad o tener un talento superior en una o múltiples áreas específicas, es la razón por el cuál muchas personas, los perciben de comportamiento muy particular.
Las personas con trastornos del espectro autista presentan un grado de discapacidad variable y algunas están considerablemente discapacitadas, motivo por el cual requieren de un apoyo muy trascendental para las actividades básicas de la vida diaria.
El diagnóstico de síndrome de Asperger y de todos los otros trastornos del espectro autista, se realiza durante el proceso de control y evaluación clínica de niño sano, con el médico familiar o pediatra.
En caso de considerar o descartar el síndrome de Asperger, se requiere una evaluación integral con la participación de un equipo de profesionales que usualmente incluye a psicólogo, psiquiatra, neurólogo, terapeuta del lenguaje, entre otros.
No existe una cura para el síndrome de Asperger ni los trastornos del espectro autista. El plan de tratamiento ideal requiere coordinar un programa de terapias e intervenciones sobre la base de los intereses del niño, buscando que aprendan a sobreponerse a sus discapacidades, entendiendo que el entorno social representa un largo camino.
Dra. Fanny Quevedo
Médico Ocupacional
Especialista en Gerencia en Salud.
qcfanny@hotmail.com
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