Opinión

Semana

“El peligro de una guerra civil es real, y el propio Maduro lo confirmó cuando en cadena nacional dijo que si perdía el poder por la vía del voto, se iría a la lucha armada para recuperarlo”.
viernes, 25 enero 2019

Despedazar el país

Los acontecimientos políticos de las últimas horas pueden terminar conduciendo al país a su fragmentación, tal como ocurrió con Corea y Vietnam, con una parte apoyada por Estados Unidos y la otra por China comunista y la Unión Soviética. La confrontación política en nuestro país, llevada al extremo, puede convertir al suelo venezolano en el campo de batalla de un enfrentamiento internacional que nada tiene que ver con nosotros. Es sabida la presencia en nuestro país de militantes iraníes, sirios, libaneses, cubanos y colombianos, entre otros, traídos no precisamente para jugar chapita. Irán y Siria tienen una guerra a muerte contra Estados Unidos, que pudiera tener un nuevo capítulo sobre suelo venezolano, a propósito de que haya un presidente apoyado por esos grupos y otro apoyado por Estados Unidos y varios países. El peligro de una guerra civil es real, y el propio Maduro lo confirmó cuando en cadena nacional dijo que si perdía el poder por la vía del voto, se iría a la lucha armada para recuperarlo. La única vía para evitar una tragedia como esa es un acuerdo que incluya la convocatoria a elecciones libres, con un CNE nuevo designado por la AN. Habría que designar una junta de gobierno de transición, que podría estar integrada por tres miembros: uno del chavismo, uno de la oposición y un tercero independiente designado por consenso de los dos primeros. Eso implicaría la renuncia de Maduro, el desarme de los colectivos y la repatriación de los militantes extremistas extranjeros, incluyendo a los cubanos. Como contrapartida, la AN aprobaría una ley de amnistía para los funcionarios de este gobierno, en delitos políticos y administrativos, no así para crímenes y otros delitos comunes o de lesa humanidad. La junta de gobierno de transición estaría obligada a abrir de inmediato el ingreso de ayuda humanitaria en alimentos y medicinas, así como el apoyo financiero internacional. Está corriendo el plazo de 72 horas que Maduro dio a los funcionarios diplomáticos norteamericanos para que abandonen el país, y ya Trump dijo que no los va a retirar porque no lo reconoce como presidente. Existe el riesgo de que vencido este plazo se intente desalojar por la fuerza la embajada de Estados Unidos, lo que abriría espacio para la inmediata intervención militar del Comando Sur y un escenario que puede escalar hasta una guerra civil abierta, tal como en Libia, Irak, Siria, Afganistán o Líbano. En estas horas aciagas hay que extremar los esfuerzos por un acuerdo para un gobierno de transición que permita el restablecimiento de la normalidad constitucional, la democracia y la libertad. Creo que más del 90 por ciento de la población está convencida ya que este modelo fracasó y que ahora lo que hay que hacer es comenzar cuanto antes la tarea de reconstruir el país. Las propias bases populares que votaron inicialmente por Chávez, con la esperanza de ser redimidos, hoy están en la calle protestando por la miserable situación a la que han sido llevados. Perdido el apoyo popular, a Maduro solo lo sostiene una parte de los militares y los grupos armados, tanto los llamados colectivos como los militantes extranjeros traídos al país precisamente para eso.

 

Saqueos: pescar en río revuelto

Una cosa es protestar por la crisis que vivimos todos los venezolanos y otra muy distinta aprovecharse de la situación para saquear establecimientos comerciales, colegios e instituciones oficiales, así como destrozar vehículos de particulares o colocar obstáculos en las carreteras para atracar a los viajeros. Es un caos total prácticamente incontrolable, porque además en algunos casos estos hechos se cometen ante la presencia y pasividad de los cuerpos de seguridad pública. No vale el argumento de que el pueblo saquea por hambre, porque en muchos casos desvalijan establecimientos que no venden alimentos, como cuando destrozan un colegio, o se llevan todos los artefactos electrodomésticos de una residencia. Se dice que las turbas no tienen color político cuando se desatan y esto parece ser verdad porque estos desórdenes están ocurriendo tanto en urbanizaciones como en las barriadas más pobres. Algunos cuerpos policiales han decidido no reprimir estos desbordes de violencia, y ello redujo el número de víctimas mortales que habría existido si hubieran usado la fuerza para controlarlos. Hubo víctimas mortales en estas últimas horas, pero la mayoría no fue en las manifestaciones de protesta sino en los saqueos, como pasó en Ciudad Bolívar, en donde hubo tres muertos el miércoles.

 

Decisiones apresuradas

En muchas de sus decisiones, el gobierno proyecta la idea de que no hay una reflexión previa, un análisis de sus consecuencias o efectos. Recientemente decidieron aumentar de 40 a 60 por ciento el encaje legal en el Banco Central, lo que significaba condenar a la quiebra a los bancos pequeños y medianos, provocando una crisis bancaria que agravaría todos los problemas económicos y financieros que ya hay en el país. A pocos días de adoptar esa decisión, el gobierno se vio en la necesidad de revocarla porque advirtió los primeros síntomas de la hecatombe que había provocado. Fue como cuando sacó de circulación aquel viejo billete de cien, y luego lo tuvo que mantener vivo dos años más.

 

Cuatro

-Uno: Hoy decidí sustituir mi BITACORA NDUSTRIAL por SEMANA, debido a la gravedad de la situación que vive el país. Nunca antes en nuestra historia contemporánea se había planteado una situación como esta, que ni siquiera está contemplada en nuestra Constitución. Si la situación se normaliza, el viernes que viene volveré a publicar la Bitácora de todas las semanas, ahora de nuevo en la edición impresa de Primicia, y los domingos la Semana de siempre.

-Dos: En una situación como la que vivimos, y la que pudiera venir en los próximos días, los precios son lo que cada quien quiera imponer. El que tiene algo que otro necesita, pedirá por ello lo que se le ocurra y el que tiene la necesidad tendrá que decidir si lo paga o no. En situaciones extremas, el dinero nacional carece de valor y lo que se impone es el trueque o el pago en divisas. Por eso el dólar ha comenzado a subir de nuevo y esta vez pudiera no tener techo, en la medida en que la crisis política se agudice.

-Tres: Hay que extremar el cuidado con lo que se publica en las redes, porque en situaciones como esta abundan las noticias falsas, hechas por laboratorios de desinformación en ambos bandos. Es imprescindible verificar la veracidad de los contenidos, o por lo menos tenerlos en observación hasta la confirmación. Mucha gente da por cierto todo lo que se publica y actúa por ellos, con las consecuencias negativas que son de imaginar. Lo primero que recomiendo es analizar la fuente original de la información, aunque sea reenviada por un conocido.

-Cuatro: El Comando Sur de Estados Unidos, tiene su sede en Miami y cuenta con una fuerza de despliegue de unos 1.500 soldados, aparte de los integrantes de la IV Flota, reactivada hace dos años por el presidente Obama. Esta IV Flota, destinada al Caribe, cuenta con portaviones, portahelicópteros, submarinos y varios buques de superficie dotados de misiles. Analistas militares calculan que en conjunto la fuerza de despliegue rápido de Estados Unidos para Suramérica, Centroamérica y el Caribe, en conjunto pudiera ser de unos 10.000 hombres, aparte por supuesto de lo que pudiera destinar de otros comandos en caso de necesidad, como en la guerra de Vietnam, en donde en algún momento hubo cerca de medio millón de hombres. Esto no es un juego.

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