Opinión

Semana en domingo

Al comienzo de la pandemia, hubo un sentimiento mundial de que algo tenía que cambiar en el ser humano, sobre todo frente al cuidado del Planeta.
domingo, 21 marzo 2021

Notas de la pandemia
Esta peste que nos cayó encima nos demostró que somos iguales como seres humanos y que para romper esa regla no vale el poder político, económico o social. Para el coronavirus da igual un indigente que hurga en la basura para conseguir algún mendrugo que llevarse a la boca, como algún multimillonario de la lista Forbes, o alguna estrella del cine en las mansiones de Beverly Hills. Si algo marca la diferencia, es que algunos son tratados o mueren en hospitales, en sus casas, o a la intemperie, mientras otros lo hacen en lujosas clínicas. Pero para el contagio, solo vale ser humano.

Al comienzo de la pandemia, hubo un sentimiento mundial de que algo tenía que cambiar en el ser humano, sobre todo frente al cuidado del Planeta. Pero a más de un año de distancia, eso se va dejando de lado, sepultado por el interés de rescatar la economía mundial. Ya queda claro que en los valores de los seres humanos “modernos”, la economía y el confort privan sobre cualquier otra consideración. Como se dice en buen criollo: “El que venga atrás, que arree”. Suenan por allí algunas voces en el mundo, pidiendo reflexión y cambio a propósito de esta peste, pero son silenciadas por el graderío, que pide vuelta a la normalidad a costa de lo que sea. Buena muestra de ello han sido las manifestaciones en varias ciudades, sobre todo en Europa, exigiendo la derogatoria de la obligación de llevar mascarillas.

Ya hace rato que los gobiernos de los países más desarrollados, por propia decisión o por mandato de Naciones Unidas, deberían haber decretado la liberación de las patentes de las vacunas contra el Covid 19, de manera que se puedan producir en todo el planeta. Que cada país que pueda, lo haga, para aumentar exponencialmente el porcentaje de población mundial vacunada, que sí podría ser un avance importante frente a la pandemia. Si eso hubiera sido hecho en el mismo momento en que aparecieron las primeras vacunas, a esta hora el progreso sería mucho mayor. En cambio, lo que ha ocurrido es que los países ricos acapararon las vacunas de los mejores laboratorios científicos mundiales, y dejan para el resto vacunas que aún muchos especialistas siguen considerando tipo “B”. Porque a la hora de enfrentar ese virus, si no hay las “A”, pues que sea la que sea, y mejor la “B”, pero en realidad todos deberíamos tener acceso a las vacunas, hechas en cada país, sin tener que pagar miles de millones de dólares a las grandes farmacéuticas del mundo para podernos inmunizar contra ese virus chino.

Guaidó anunció que está haciendo gestiones para conseguir que se desbloquee dinero de Venezuela y con eso pagar vacunas para nuestra población. Pero tendrá que haber un acuerdo con el gobierno, para que no pase lo mismo que con aquella ayuda humanitaria, que los militares bloquearon en la frontera con Colombia. En una situación tan grave como la que estamos viviendo, Guaidó y Maduro, o Maduro y Guaidó, deberían llegar a un acuerdo para que las vacunas lleguen al país, vengan de donde vengan, y pagadas por quien sea.

Gasoil
Más que la gasolina, el gasoil es indispensable para el aparato productivo nacional, y seguramente por eso, Estados Unidos hizo una excepción de sus sanciones, para que el país pudiera intercambiar crudo por ese combustible.

Pero esa exención expiró y en este momento lo poco que producen las refinerías ni por asomo alcanza para cubrir las necesidades de consumo, que hace diez años, según expertos petroleros, estaba más o menos en 50.000 barriles diarios. Por estos días, muchos transportistas han tenido que parar sus unidades por falta de gasoil, lo que de no resolverse pudiera terminar provocando un desabastecimiento, no por falta de productos sino por falta de transporte. Igual pasa con el transporte de pasajeros, que sin gasoil suficiente no puede prestar un buen servicio. Los choferes se quejan porque tienen que estar horas esperando para que les toque el turno y poderse surtir, mientras las colas en las paradas son interminables. Urge entonces que se restablezca la exención para el intercambio de crudo por gasoil, o que se aumente el suministro desde Irán.

Petróleo
No es normal que con la baja del consumo mundial de petróleo a causa de la pandemia, los precios estén por encima de 60 dólares. Esto puede ser bueno para algunos países, pero al mismo tiempo es negativo para otros, porque con esos precios se hacen otra vez rentables los yacimientos de esquistos, sobre todo de Estados Unidos y Canadá, cuya reactivación significa una reducción de sus importaciones y pérdida de mercado para algunos exportadores. En otras palabras, se ganan unos pocos dólares más, para a las pocas semanas perder más. Los expertos creen que esta situación se ha planteado porque inversionistas y países consumidores han estado aumentando sus inventarios, ante la expectativa de retroceso de la pandemia, lo que permitiría una reactivación de la economía mundial, con el consiguiente aumento del consumo y precio del crudo.

CUATRO
Uno. Hace bien el gobierno al amenazar con sanciones a quienes se nieguen a aceptar los billetes de 20.000 bolívares, porque no es fácil conseguir efectivo, y muchos menos billetes nuevos. Imagino que en fecha futura, el gobierno determinará su salida de circulación, pero mientras no haya suficientes billetes de los nuevos, tendrán que aceptar los de veinte mil. La híper inflación, en poco tiempo condena a muerte cualquier nuevo cono monetario, como ha pasado varias veces en nuestro país. Un dólar, en este momento equivale por poco a una paca de cien billetes de 20.000. Aparte de gasolina, en este momento no hay absolutamente nada que se pueda comprar con 20.000 bolívares.

Dos. Los expertos están haciendo llamados a que los que hayan superado el coronavirus, sigan usando el tapabocas, porque no está probado que en los días subsiguientes a su dada de alta, no puedan transmitir el virus. Incluso algunos inmunólogos están planteando la posibilidad de que alguien que haya superado una cepa del Covid 19, se pueda contagiar con alguna de las nuevas variantes, como la británica, brasileña o australiana. Ya ha habido casos comprobados de reinfección, que según los médicos no son muchos, pero existe la posibilidad, y eso debería ser suficiente para que los que gracias a Dios han superado el virus, extremen el cuidado, por ellos y por los demás.

Tres. El gobierno debería suspender todos los actos de asistencia masiva durante Semana Santa, por la nueva ola del Covid 19 que hay en el país. Fue un error haber autorizado el carnaval, sobre todo en Guayana, y ahora estamos viendo las consecuencias. La cepa brasileña entró por el estado Bolívar, debido a que se permitió el paso masivo desde y hacia Brasil en esos días. Ese error no se puede volver a cometer en los días santos. Que se celebren las misas como hasta ahora, extremando el distanciamiento entre los asistentes a las iglesias, pero sin procesiones. Y lo otro que hay que controlar es la asistencia masiva a las playas, en donde nadie usa mascarilla. Algunas playas se convierten en bares ambulantes, y en medio de la rumba todo el mundo se olvida del coronavirus, que a los pocos días llena hospitales y cobra vidas.

Cuatro. Me pasan correos sobre el desmantelamiento de los galpones y otras instalaciones de las que fueron nuestras flamantes industrias básicas de Guayana. Eso está ocurriendo desde hace meses, sobre todo en las plantas que ya no es posible reactivar. Es chatarra que tiene valor. Da dolor ver ese espectáculo, pero eso es inevitable y sería peor que los garimpeiros del metal se lo lleven. El metal de una nave de celdas tiene su valor, aparte de que hay equipos fuera de uso, pero recuperables, que también podrían ser vendidos.

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