Opinión

Semana en domingo

Todos los hechos diplomáticos de los últimos años nos han ido aislando como país, dejándonos en el archipiélago de las naciones socialistas, muchas de las cuales sí tienen relación fluida con todo el planeta.
domingo, 28 febrero 2021

El aislamiento
En el mundo actual que tiene como bandera la globalización, no parece que el aislamiento sea una política acertada para cualquier gobierno que quiera lo mejor para su pueblo.

Porque el aislamiento internacional perjudica al gobierno, pero también tiene consecuencias negativas para el pueblo. Y además es una respuesta que de manera alguna va a lograr la reversión de las medidas que la provocaron y, muy por el contrario, hasta pudiera provocar un aumento de la presión contra el gobierno.

Mucho peor en un país que no produce gran parte de los que consume y por ello necesita traerlo del exterior. Todos los hechos diplomáticos de los últimos años nos han ido aislando como país, dejándonos en el archipiélago de las naciones socialistas, muchas de las cuales sí tienen relación fluida con todo el planeta.

China, por ejemplo, siendo comunista, tiene a Estados Unidos como su principal socio comercial, y Rusia, cuyo gobierno no se pregona como comunista, revolucionario, ni socialista, tiene relaciones comerciales con casi todo el mundo.

De todos los países del mundo, el país más aislado es Corea del Norte, pero creo que nosotros vamos por ese camino, a menos que haya un cambio en la manera como nos relacionamos con los demás países. Lo ideológico no debería ser lo que determine las relaciones diplomáticas entre los países.

Con los continuos enfrentamientos entre Maduro y Duque, ida y vuelta, los primeros perjudicados son los pueblos de Venezuela y Colombia. Porque el cierre de las fronteras no perjudica de primera mano a los dos mandatarios, ni a sus gobiernos, sino a la gente que tiene que cruzar las fronteras, y a los millones de ciudadanos de ambos países, que tienen familia del otro lado. Un problema que es del gobierno, lo terminan pagando los ciudadanos.

Terror de las redes sociales

Esta semana hemos sido testigos y víctimas, otra vez, del mal manejo de las redes sociales, que son una herramienta extraordinaria de comunicación, pero al mismo tiempo siembran zozobra cuando son mal manejadas.

Primero fue con la versión, propagada de manera exponencial en pocos minutos, de que todos los residentes de una urbanización del oeste de Puerto Ordaz, estaba contagiada con covid 19, lo que había desbordado hospitales y clínicas.

Esa versión circuló cuando se acababa de ser extinguido el incendio de las redes, provocado por la versión de que había decenas de contagiados entre empleados y clientes de Macrocentro, lo que había obligado al cierre de dicho establecimiento. En ambos casos, de la urbanización y el centro comercial, hubo un rotundo desmentido.

La junta de vecinos confirmó un contagio entre sus residentes, y el centro comercial explicó que los contagiados contrajeron el virus en un viaje a Brasil.

Estas mentiras lo que hacen es aumentar el estado de angustia que de por sí ya existe por la pandemia.

Lo otro fue más grave, porque varias personas, que dijeron ser médicos, aseguraron que las clínicas y hospitales estaban llenos de pacientes con Covid y que no había cabida para atender a nadie más.

Vi un mensaje, en el que se aseguró que en dos clínicas las habitaciones estaban todas ocupadas, que estaban metiendo dos enfermos en las individuales, y que hasta había enfermos en colchones en el suelo de los pasillos.

La clínica más antigua de Puerto Ordaz, y una de las más grandes, declaró de inmediato que en sus instalaciones no había en ese momento ni un solo paciente con Covid, y que estaba en condiciones de atender a cualquier persona que requiriera hospitalización.

Como vemos, fue una semana de verdadero terror en las redes, provocado por personas que pareciera que se levantan todos los días pensando qué van a inventar, para angustiar más a quienes ya están al borde halarse los pelos de la desesperación.

Vuelto en dólares
La dolarización llegó para quedarse, impuesta por la gente, a contrapelo del gobierno que quiere es imponer el petro como moneda común, en vista de que el bolívar está en vías de extinción, por lo menos con el valor que tiene en este momento.

Pero si ya para el gobierno es inevitable que la gente pague don dólares, lo que debería hacer es facilitar los mecanismos para que los establecimientos comerciales que aceptan dólares, puedan traer billetes de baja denominación, y monedas, para dar el vuelto sin problemas, también en dólares.

Lo que haría falta es que el gobierno les permita traer desde el exterior ese sencillo en dólares, en lugar de que las cajeras tengan una cesta con frutas, chucherías y otras cosas que uno no necesita, para cuadrar el vuelto.

En estos días, la mayoría de las compras tienen que ser de por lo menos 10 dólares, porque las cajeras dicen que no les dan billetes de baja denominación para el vuelto.

El gobierno tiene que aceptar que lo de la dolarización es indetenible, y lo que debería hacer es facilitarla, porque además eso de alguna manera reduce la inflación.

Lo que hoy vale un dólar, mañana costará ese mismo dólar, aunque en bolívares cueste el doble. Si el gobierno años atrás hubiera facilitado la circulación de alguna divisa en el país, sea el dólar o cualquier otra, hasta el yuan chino, otra seria la historia de los precios.

CUATRO
Uno. Este viernes se realizó la audiencia virtual de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sobre el diferendo del Esequibo, y en ella, el gobierno ratificó su posición de desconocer la jurisdicción de ese tribunal, apegado a lo que establece el Acuerdo de Ginebra. Esto es, que el diferendo debe ser resuelto por acuerdo entre los dos países contendientes. Sin embargo, expertos en derecho internacional dicen que ese tribunal de La Haya, ha dictado sentencia en otros problemas limítrofes, aunque una de las partes no se haya hecho presente.

Dos. Algunos economistas están planteando que se aprecia una cierta estabilización de la economía venezolana, pero aclaran que cuando hablan de estabilización, no se refieren a crecimiento sino más bien a estancamiento. Es decir, que se detendría el retroceso y permanecería en los niveles actuales, tanto de producción como de pobreza. Urbi Garay, por ejemplo, precisa que el país se puede quedar varios años en el nivel al que llegó tras un retroceso del 75 por ciento de su economía desde 2014. Dice que será necesaria una inversión de por lo menos 20 mil millones de dólares anuales, durante varios años, para que la economía se recupere, tanto en la industria petrolera, como en otras áreas del aparato productivo.

Tres. Definitivamente la raza humana no anda bien de la cabeza, por estos tiempos. ¿Cómo puede ser aceptable que se cree una raza de perros como el bulldog francés, que vale 100.000 dólares, nacido solo por inseminación artificial mezclando genes de varias razas, y que haya prestigiosos laboratorios dedicados solo a crear razas nuevas, mientras más extravagantes, mejor? Cada quien tiene derecho a hacer lo que quiera con su dinero, pero mal tiene que estar este mundo, si una persona puede ofrecer medio millón de dólares a quien le devuelva un perro, mientras millones de niños mueren de hambre cada año. Medio millón de dólares es mucho más de dos millones de kilos de harina de trigo. Algo anda mal, digo yo.

Cuatro. Poco a poco, la población ha hallado la manera de ir retomando sus actividades, dentro de las limitaciones impuestas por la pandemia. No es que haya vuelto la normalidad plena, que los expertos dicen que tomará tiempo, pero por lo menos se aprecia un cierto avance en algunas actividades que estuvieron paralizadas de manera total varios meses. Tampoco es que el virus haya retrocedido, pero con las protecciones necesarias, mucha gente ha vuelto a las calles. Y en todo esto hay que reconocer que, por la razón que sea, el número de contagios en nuestro país, es mucho menor que el de los vecinos y algunas potencias mundiales. No he visto que los expertos hayan establecido con precisión las razones, pero lo cierto es que tenemos mucho menos contagios que Brasil, Colombia, Perú, Chile, México y Argentina. Y tengo la impresión de que los contagios serían menos si todos tomáramos en serio la costumbre de no salir sin mascarilla, mantener de manera estricta la distancia social y el lavado de manos frecuente.

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