Semana en domingo

La ingratitud
Hay consenso nacional en que cuando pasen la pandemia, con el gobierno que sea, tenemos que establecer severos controles para impedir que gente de todos los países del planeta entren aquí como pedro por su casa, sin cumplir ningún requisito.

Durante bastante más de un siglo, Venezuela ha estado de puertas y corazón abiertos a todos cuentos quisieron venirse, por diversas razones, entre ellas las dos guerras que asolaron a Europa y parte de Asia, así como las crisis económicas.

Fueron oleadas de cientos de miles, que al final sumaron millones. Aquí se habla de que somos un crisol de razas, por la multiplicidad de nacionalidades que recibimos.

Hoy estamos recibiendo las más duras muestras de ingratitud, con el maltrato a los compatriotas que se han visto obligados a emigrar. Habrá pues que revisar esta apertura total que hemos tenido frente a migrantes de casi todo el mundo, porque las normas diplomáticas tienen a la reciprocidad como un precepto permanente.

Opino que tenemos que seguir tratando como siempre a los que ya están aquí, pero va a ser obligado aplicar severos controles de ingreso a futuro. Los venezolanos no merecemos estas actitudes xenofóbicas que estamos viendo en muchos países.

Una de las características elementales de nuestra manera de ser, ha sido siempre la amistad frente a todas las razas del mundo. Hoy, esa sonrisa que siempre mostramos a quienes llegaron de otras latitudes, contrasta con la cara que le están mostrando a nuestros compatriotas en muchos países.

No hay razón religiosa, étnica, ideológica o económica, que justifique el maltrato a quien se ve forzado a buscar refugio en otro país.

Es insólito que por ejemplo en Argentina, haya habido voces defendiendo al violador de una muchacha venezolana, solo por su nacionalidad y por su condición de refugiada, como si todo el que se ve forzado a irse a otro país, pierde sus valores morales.

Guyana se aprovecha
Sin analizar mucho los argumentos de Venezuela para reclamar como suyo el territorio Esequibo, muchos países opuestos al gobierno de Maduro se colocan al lado de Guyana, como acaba de pasar con los pesqueros y sus tripulaciones apresados faenando en las costas del Esequibo, muy cerca de la frontera marítima con Delta Amacuro.

Los que no están con Maduro, están con Guyana, como si una cosa tuviera que ver con la otra. Porque lo del reclamo del Esequibo tendría que ser visto como un asunto de fronteras históricas, de argumentos legales, y no como la lucha de una ideología contra otra, o como un problema político interno o internacional.

Venezuela alega que el Esequibo siempre ha sido suyo, y eso nada tiene que ver con el gobierno que podamos tener los venezolanos. Lo que se tiene que juzgar, en el caso del Esequibo, no es si Maduro es un presidente legítimo o no, sino los argumentos históricos y legales que sostiene Venezuela, para reclamar la soberanía de ese Territorio.

Esto debería ser motivo para que Guaidó haga lobby en los países que lo apoyan, de manera de contrarrestar los apoyos a Guyana. En este sentido extraña el silencio de Guaidó respecto de este tema, en el que no hace comentario alguno.

Canadá un día dijo que reconocía a Guaidó como presidente interino, y al día siguiente salió apoyando a Guyana.

Puntos de venta
Desde hace años, pagar en los puntos de venta, con tarjetas de débito o crédito, se ha convertido en un verdadero karma, debido a las dificultades de conexión.

Lo mismo pasa en los cajeros automáticos que aún existen, todo ello porque utilizan tecnología 2G, que ya es de la prehistoria. Por fin el gobierno, a través de Sudeban, ordenó a los bancos y operadores de sistemas de pago electrónico, eliminar los equipos 2G, para lo cual estableció un plazo de 120 días.

Seguramente los bancos van a pedir prórroga, porque eso les va a costar unos buenos reales y en este momento sus ingresos cayeron en picada. Además, Sudeban ordenó actualizar su software de manera que los equipos procesen operaciones con sumas de más de 100 millones de bolívares que ahora no caben en las pantallas.

Un amigo, experto en estas tecnologías, me dice que pudieran eliminar las fracciones de bolívar, para agregar tres signos (La coma y dos dígitos). Pero muchos economistas, incluso del oficialismo, están diciendo que lo más práctico sería eliminarle varios ceros al bolívar.

Eso resolvería todos los problemas actuales de manera más sencilla y con menos costo, para el manejo de sumas multimillonarias, que se ven grandísimas en el papel, pero que en la práctica no valen nada.

CUATRO
Uno. Es incomprensible que en medio esta pandemia tan terrible, haya sido autorizada la celebración del carnaval. Puede ser en El Callo o en donde sea, pero es inevitable que en un evento masivo como ese aumente el número de contagios con el Covid 19. Si ya los médicos están advirtiendo del aumento de los contagiados y la saturación de algunos hospitales, no hay justificación alguna para que se autorice un evento de esa naturaleza. Y es un contrasentido que al mismo tiempo que se autoriza una fiesta masiva como esa, se penalice a los restaurantes que trabajan cumpliendo medidas de protección, como la separación de las mesas y el uso obligatorio de mascarillas. ¿Entonces, como es la vaina?

Dos. El desgaste de la figura de Juan Guaidó quedó en evidencia con la escasa asistencia al acto que convocó en Caracas, en Chacao, con motivo del Día de la Juventud. Según algunos asistentes, no hubo más de 100 personas, en una plaza en la que a esa hora de cualquier día siempre hay por lo menos 50. Y, para remate, uno de los periodistas, de un medio que no es del chavismo, le preguntó si es cierto que se están robando los reales que algunos gobiernos aportan para la lucha por la democracia en nuestro país. Guaidó no está en su mejor momento, lamentablemente.

Tres. Fedecámaras retomó el diálogo con el gobierno y de inmediato saltaron las críticas, llamándola vendida y entreguista. Pero yo pregunto: ¿Cómo puede funcionar un aparato productivo, en el país que sea, sin un acuerdo con el gobierno, o enfrentado al gobierno? Aquí no se trata de apoyar al gobierno, sino de establecer un acuerdo, con las mínimas bases para que el aparato productivo privado pueda avanzar. El asunto político, o ideológico, debe ir por un lado, manejado por los actores políticos, pero la empresa privada es otra cosa. Siempre pongo como ejemplo a China, en donde hay un gobierno comunista, pero la empresa privada funciona perfectamente.

Cuatro. Esta pandemia, y la crisis de todo orden que sufrimos desde hace añales, definitivamente ha servido para moldear un ser humano distinto. Los sicólogos dicen que nos hemos vuelto al interior de cada uno de nosotros, resaltando valores a los que antes no le dábamos importancia y muchos ni siquiera sabían que los tenían. Lo que sí es cierto es que le damos más valor a la vida y nos enfocamos más en aquello que nos proporciona felicidad, como la familia y los amigos. Desde ese punto de vista, la pandemia ha sido positiva. La humanidad como que necesitaba un estrujón como este para revalorizar su manera de vivir, y sobre todo su relación con el planeta en el que viajamos por el universo.

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