Semana en domingo

Peor afuera
Cada día aumenta el número de casos que conozco, de gente que se fue a buscar la vida en otros países, y ha tenido que regresar, como se dice con una mano atrás y otra delante, porque no pudieron estabilizarse con un ingreso o nivel de vida más o menos parecido al que tenían aquí.

En muchos casos, aún llevando algún dinero para comenzar, no lograron desarrollar alguna actividad, debido al rechazo de los nacionales de cada país.

He escuchado cuentos dolorosos, acerca de la actitud de ciudadanos de otros países frente a los venezolanos, a quienes en muchas ciudades del extranjero consideran casi que delincuentes potenciales, al generalizar lo malo que han hecho algunos compatriotas.

Muchas familias vendieron todo lo que tenían aquí para irse al exterior, y luego de un par de años, regresan sin nada, a tratar de recuperarse otra vez, pero aquí.

En Estados Unidos, en una cadena de tiendas hubo una serie de robos, y la policía inició una investigación. Lo primero que hicieron fue tomar la huella dactilar de todos los venezolanos, antes que a los de otras nacionalidades.

En República Dominicana, Argentina, Colombia, Panamá, Costa Rica, Chile, Brasil, Trinidad, Aruba, Jamaica, y ahora Perú y Ecuador, hay cientos de casos documentados de xenofobia.

Es bueno recordar que los venezolanos, durante más de un siglo, hemos sido receptores de gente de todos esos países, como también de europeos, y los hemos visto como iguales.

Nunca se ha dicho que alguno de ellos viene a quitarle el pan de la boca a algún venezolano, como si lo dicen ahora en muchos de esos países frente a la ola de refugiados venezolanos.

Aquí la vida está muy complicada, es innegable, pero en muchos casos los venezolanos la pasan peor en otros países. La frase que más se escucha en estos días es: “Si tengo que pasar trabajo, prefiero que sea en mi país”.

Porcentualmente son pocos los venezolanos que han logrado éxito en el exterior, igual o parecido a lo que tenían aquí, frente a los más de 5 millones que se han ido.

El caso más emblemático fue el desalojo de los compatriotas en ciudades colombianas, en medio de la pandemia, porque la cuarentena les impedía ir al trabajo y por supuesto no podían pagar el alquiler de la vivienda.

Si era colombiano o de cualquier otra nacionalidad, se les permitía quedarse en la vivienda, sin pagar el arriendo durante la cuarentena, pero bastaba ser venezolano para que lo echaran a la calle.

Y no valía alegar niños pequeños, ancianos, o enfermos, tal como lo vimos en todos los medios colombianos.

La impresión de dólares
Aunque parezca mentira, las políticas monetarias de Estados Unidos y Venezuela son similares, en cuando a la impresión de su papel moneda.

Allá en el norte, 2020 fue el año en el que se imprimieron más dólares en toda la historia de ese país. Esa masa monetaria creada por la Reserva Federal, fue la que financió el salto exponencial del gasto fiscal, básicamente por la necesidad de subsidiar a los ciudadanos norteamericanos y a las empresas, por los efectos desastrosos de la pandemia sobre la economía.

Aquí el gobierno no tiene problema alguno para financiar el creciente gasto fiscal, incluyendo el financiamiento a fondo perdido a Pdvsa, mediante la impresión de billetes en la Casa de la Moneda, en Maracay.

Pero además, el gobierno tiene a mano la generación de dinero electrónico, en maniobras monetarias de las muy poco se lleva cuenta.

Según los expertos, la política monetaria de la Reserva Federal está haciendo perder valor al dólar frente a otras divisas, al punto que Bloomberg Dollar Index estima que ha retrocedido 12 por ciento en los últimos 10 meses hasta enero de este año.

Según los expertos de esta agencia, el retroceso del dólar apenas está comenzando. Otros economistas alegan que todo esto es una estrategia de la Reserva Federal y el gobierno, para bajar el precio de los productos norteamericanos y de esa manera aumentar las exportaciones, contrarrestando el efecto interno de la pandemia en Estados Unidos.

Un importador de China o de Europa, pagará menos yuanes o euros por lo que compre en Estados Unidos, lo que haría bajar los precios a los consumidores en ese país.

Algunos expertos están diciendo que los precios en dólares de los productos importados, han subido algo en Venezuela, debido precisamente a que el billete de dólares vale menos.

Hasta diciembre, la dolarización parcial de la economía había frenado un poco el crecimiento del índice de inflación, pero ahora en febrero, los precios en dólares han aumentado un poco, aunque se pague en esa moneda. En diciembre, un kilo de filete de merluza estaba más o menos en 3,50 dólares y en estos días me pidieron 5.

Otra comisión de industrias básicas
Ya perdimos la cuenta de las comisiones de industrias básicas que han sido creadas en estos últimos 20 años.

Cada una de ellas podrá estar animada de las mejores intenciones, pero todas hacen proyectos en el vacío, porque el gobierno no tiene recursos para inversión, y las gríngolas ideológicas bloquean y satanizan a cualquier inversionista extranjero.

No hay industria en el mundo que pueda ser montada sin dinero. Y en este sentido tampoco sirve de mucho el supuesto espíritu revolucionario de los trabajadores. Sin dinero, es decir, sin capital, no hay desarrollo posible.

Para repartir riqueza al pueblo, primero hay que producirla, y eso es algo que mucha gente no entiende.

En la era chavista, los ingenieros y técnicos de las industrias básicas de Guayana han elaborado centenares de proyectos para la recuperación de las plantas, pero el problema es la decisión política de cómo agenciar los recursos de inversión que ellas requieren.

Eso lo entendieron los dirigentes comunistas chinos, que lograron convertir su economía en una de las más prósperas del mundo. La clase media que más crece en el mundo es la de China.

Pero aquí vinieron empresarios chinos a montar una empresa para explotar industrialmente un yacimiento de oro, y en pocos meses tuvieron que irse cuando dirigentes sindicales rompieron a patadas la puerta de la oficina del gerente chino, porque les dijo que estaba en una reunión y en ese momento no los podía recibir.

Allí tenemos la evidencia del terrible conflicto que se plantea en este sistema, que quebró nuestra economía y no tiene recursos para inversión, pero al mismo tiempo rechaza al capital, entendido como instrumento del crecimiento económico, que es la única manera de lograr beneficios para el pueblo pobre.

En este planeta, la producción es básicamente la suma de trabajo y capital, a menos que alguien haya inventado la manera de eliminar alguno de los dos.

La Guayana industrial es recuperable, pero solo si se adoptan las decisiones políticas acertadas, que permitan la llegada de capitales externos. También es importante que la dirigencia sindical extremista entienda que para que los trabajadores salgan de la miseria actual, debe ver al inversionista como un aliado, y no como un enemigo.

Y en esto tiene mucho que ver el discurso que se lanza desde arriba, satanizando al capital y al inversionista, que es lo único que puede sacar a Guayana de la postración actual.

CUATRO
Uno. Siguen apareciendo nuevas cepas del Covid 19 y mucha gente se pregunta si las vacunas actuales servirán para crear anticuerpos contra todas ellas. Primero fue la nueva cepa británica, luego apareció una en Australia, y ahora hay una nueva aquí cerca, en Brasil. A ese ritmo, en poco tiempo cada país podría tener su propia cepa. Por lo visto, no está fácil salir de este virus chino. Imagino que a medida que aparezcan nuevas cepas, también los científicos irán avanzando en la creación de vacunas efectivas contra cada una de ellas.

Dos. Como no funcionan los organismos de control de la gestión pública, los funcionarios no se sienten obligados a cumplir con la prestación de los servicios públicos de manera eficiente. La ciudad está hecha un asco, pero de poco sirven los reclamos ciudadanos, porque eso no es vinculante con lo que haga o deje de hacer el alcalde. Descartado el reclamo de los ciudadanos como instrumento para lograr una ciudad por lo menos limpia, no queda instancia alguna que obligue al alcalde a cumplir con su deber. Años atrás, en el socialismo verdadero, se hablaba de una vaina llamada “ética revolucionaria”. Los concejales, que creo que todavía existen, deberían exigir que por lo menos se recoja la basura de las calles. Ahora la mascota de Ciudad Guayana es un zamuro. ¡Qué tristeza!

Tres. Las afirmaciones de varios médicos acerca de un repunte del Covid 19 en Ciudad Guayana, obligan a extremar el cumplimiento de las medidas de protección personal. Tengo la impresión de que, con el paso del tiempo, la gente tiende a creer que lo del Covid está pasando, cuando la verdad es que sigue activo y tan mortal como antes. Esto no es juego, y este virus mata tanto a la gente de edad avanzada como a los jóvenes, muchos de los cuales no le paran, creyendo que son inmunes. Venezuela es uno de los países con el mayor porcentaje de menores de 35 años entre la población contagiada.

Cuatro. Guyana insiste en que los dos pesqueros detenidos en Point Wainí, muy cerca de la frontera con Delta Amacuro, estaban faenando en sus aguas territoriales, y que por tanto no cometieron nada ilegal. Ya los pesqueros fueron liberados, con sus tripulaciones, pero a juzgar por las declaraciones de altos funcionarios, los pesqueros guyaneses van a seguir pescando a esa zona, que ellos consideran sus aguas costeras. Eso significa la posibilidad de nuevos incidentes, porque la marina venezolana capturaría nuevas embarcaciones de Guyana, en acatamiento del decreto presidencial que declara que esas aguas frente al Esequibo, son de Venezuela. Pero también frente a las costas del Esequibo están los buques de Exxon explotando petróleo.

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