Semana en domingo

La deuda externa

Sumergidos como estamos en lo político, poco o nada se habla del tema de las deudas externas que tiene el país, con bancos internacionales, China, Rusia y cientos de inversionistas que compraron nuestros bonos y ahora no saben quién ni cuándo se los van a pagar. Ahora el gobierno no informa cuánto debe el país, como tampoco se precisa cuánto petróleo se está enviando a China y Rusia para pagar los préstamos que nos hicieron. Las cifras que se manejan en ese sentido son las que emiten economistas independientes, porque ni siquiera el Banco Central informa con precisión.

A finales del año pasado, algunos economistas decían que todavía le debíamos algo más de 18.000 millones de dólares a China, a propósito de que la principal petrolera china suspendió la recepción de crudo de Venezuela, por las sanciones de Estados Unidos contra Pdvsa. Algo debe haber bajado esa deuda, pero el gobierno no dice en cuánto está. Los economistas de Guaidó en el exterior han estado trabajando para proteger a Citgo, amenazada de embargo por empresas que reclaman indemnización por las expropiaciones de Chávez, y porque fue dada en garantía de un préstamo de Rusia y en el refinanciamiento de unos bonos de Pdvsa. Estuvo como dicen en pico de zamuro, pero al parecer se salvó, entre otras cosas por el apoyo de la Casa Blanca a Guaidó.

No me resigno
De alguna manera tenemos que luchar para que el sentimiento de resignación no se apodere de los venezolanos que quedamos en nuestro terruño. Es un sentimiento que le brindaría a este régimen todas las condiciones para seguir en el poder, hasta quién sabe cuándo. Sería el mismo destino de Cuba, con un pueblo indefenso frente al poder militar puesto al servicio de la satrapía. Me aterra escuchar a la gente expresándose como si todos los caminos estuvieran cerrados.

He escrito que para muchos venezolanos la prioridad es la lucha diaria por sobrellevar esta crisis. Pero eso no puede significar que tenemos que acostumbrarnos a esto porque vamos a estar eternamente sometidos por este régimen. Aquí no cabe resignación alguna, aunque no hayan tenido éxito todos los intentos que hemos hecho para un cambio de gobierno. Hay que seguir buscando caminos, tanto por el lado de Guaidó, como de los diputados que dialogan con el régimen. Todos esos intentos son buenos, aunque algunos opositores consideren que hablar con Maduro es una traición.

Las redes y el ser humano

En una crisis como esta, las redes sociales son una especie de cloaca en la que muchos seres humanos descargan lo más bajo de sus resentimientos contra otras personas y contra la sociedad. Para otros en cambio son un excelente instrumento de socialización y una herramienta para hacer más llevadera esta situación. He conversado con varios sicólogos acerca del mal uso que muchos hacen de las redes sociales y coinciden en que el anonimato lo estimula, porque se trata de individuos incapaces de hacerlo dando la cara. Estos especialistas consideran que quienes actúan de esa manera, están revelando por las redes sociales su verdadera personalidad y que cuando actúan personalmente su conducta es fingida, por razones sociales. Dicho de otra manera y como lo entiendo yo, tienen una doble personalidad, pero la verdadera es la que muestran por las redes sociales.

El otro elemento que alienta el mal uso de las redes sociales, es la lenidad de nuestras leyes para castigarlo. Nuestras leyes están retrasadas en legislar este tipo de actuaciones, como también es muy escasa la actuación de las empresas que administran estas redes, para sancionar o bloquear a quienes las usan para causar daño. Es verdad que en estos tiempos es difícil poderse manejar en la vida diaria sin estas herramientas de comunicación, pero es necesario que de alguna manera se impida su mal uso y que cuando esto ocurre, se pueda sancionar a quienes lo hacen. A propósito de este tema, siempre he meditado acerca de si el ser humano en esencia es bueno o malo.

A lo largo de los años he recibido cualquier cantidad de respuesta. Unos creen que el ser humano está inclinado naturalmente a la maldad, y que si no lo hace es porque las normas sociales se lo impiden. Dicen que lo que lo controla es el temor a las sanciones que establecen las leyes y que si no fuera por ellas, el mundo sería un desastre. Por mi parte siempre he sostenido que el ser humano genéticamente está orientado al bien, porque si no fuera así, ya se habría destruido entre sí y la raza humana no existiría. Según mi teoría, los mala conducta de las redes son entonces una minoría, pero de alguna manera vamos a tener que controlarlos.

Lo económico

Nada de lo que está pasando en nuestra economía lo está haciendo el gobierno o es producto de alguna de sus políticas, porque desde hace por lo menos dos años dejó esto al garete, y si no ha naufragado es porque tenemos una de las economías más arrechas del continente. Cualquier otro país habría colapsado del todo, pero a pesar de los esfuerzos del chavismo por destruir todo el aparato productivo, éste sigue respirando, aunque en terapia intensiva.
Porque hay que ver cómo el gobierno le ha dado coñazo a todo el que fabrica algo, o ha expropiado todo lo que le olía a productivo, bien en el campo agropecuario o en la industria. Y también hay que ver la cantidad de galpones en ruinas, que es lo que queda de la mayoría de las empresas expropiadas.
Sin ir muy lejos, aquí tenemos el mejor ejemplo de ello, en lo que eran Friosa, Koma y La Fuente, así como Indorca, Equipetrol y otras tantas industrias privadas que hoy exhiben sus esqueletos improductivos. Y eso sin hablar de las industrias básicas, en quiebra total. Pero mientras respire, hay esperanzas, siempre que el gobierno deje la economía tranquila y no se ponga a inventar, que cada vez que lo hace, termina poniéndola. Digo, poniendo la torta.

Cuatro

Uno: Nada que comentar por el cambio en la presidencia de Sidor. Dolorosamente un nombre más en la larga lista de quienes han pasado por ese cargo sin poder hacer nada. Porque allí lo importante no es el nombre, sino los recursos de inversión de los que va a disponer, que en este caso es cero. Y quienes hoy se quejan del desastre, celebraron con cohetes cuando se fueron los argentinos, que dejaron a Sidor produciendo casi 4,5 millones de toneladas. La idea era asumir las acciones, pero teníamos que haber mantenido a la siderúrgica en ese nivel. Cómo estará esa planta, que ni los chinos la quisieron regalada, alegando que aparte del pésimo estado de los equipos industriales, no aceptan el sindicalerismo que hay allí.

Dos: A propósito del coronavirus, hay que hacer un llamado a la responsabilidad en las informaciones sobre el tema, aunque se refieran a otros países. Con esto no se puede estar jugando, porque hay gente que cree todo lo que lee sin molestarse en verificar la fuente de la versión. Me contaron que una familia le estaba echando cloro al agua de tomar, porque le habían dicho que de esa manera se inmunizaban contra los virus, sin pensar el daño gástrico que se podían hacer.

Tres: La única manera de frenar la especulación es dejar de comprar los productos cuando el precio se desborda. Eso está pasando con el queso que estuvo casi en 300 mil, pero luego retrocedió y también con la carne, que pasó de 300 mil y luego bajó un poco, en algunos cortes. Una cosa es que el costo suba, que eso lo entendemos todos, pero otra cosa es que entre el productor y el detallista el precio se multiplique hasta por diez, como pasa con algunos productos de consumo diario.

Cuatro: Según la agencia Reuters, Pdvsa aumentó hasta 176.000 barriles diarios el envío de petróleo y derivados a Cuba, en lo que va de febrero. El transporte está siendo hecho en buques de Pdvsa ya que las sanciones de Estados Unidos hacen difícil que pueda utilizar los de otros países. Según esa misma agencia, el promedio de envíos en enero fue de 56.000 barriles diarios.

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