Opinión

Semana en domingo

Desde que llegué a Guayana, allá por el año 80, he oído hablar de la creación de una Zona Económica Especial, en Matanzas.
domingo, 19 junio 2022

Acero y desarrollo
Son múltiples los beneficios de restablecer la producción de acero en el país, desde su impacto positivo en los sectores de las industrias metalmecánica y de la construcción, hasta su incidencia en el crecimiento de la economía. Si hay alguna industria que devuelve más rápido lo que se le invierte, es la siderúrgica, tanto en cuanto se refiere a lo financiero, como en el aspecto social, porque la industria de la construcción es una de las primeras generadoras de empleo. Escribí la semana pasada que los economistas dicen que sin acero no hay posibilidad de desarrollo y que en muchas escuelas de economía se usa el consumo de acero como un elemento que permite determinar el índice de crecimiento de un país. En Venezuela tenemos todo lo necesario para recuperar la producción de acero, sino a las cifras de 4,3 millones de toneladas anuales logradas por Techint cuando era socia y operadora de Sidor, por lo menos comenzar con un millón de toneladas, para cubrir el consumo nacional, e irla aumentando a medida que ese consumo vaya creciendo, y la economía del país se vaya recuperando. Techint logró la mayor producción histórica de Sidor, con 4,3 millones de toneladas en 2007, el año anterior a su estatización, manteniendo una inversión anual entre 150 y 200 millones de dólares. La desinversión acumulada desde entonces ronda 2.000 millones de dólares, pero según técnicos sidoristas, para volver a la producción de 2007 se necesitaría más que eso, señalando el deterioro y obsolescencia de muchos equipos, el desvalijamiento de algunas instalaciones, el éxodo de los mejores técnicos, y el desánimo general entre la masa trabajadora. “Sería necesario depurar la nómina actual, y contratar personal realmente capacitado en materia siderúrgica”. La falta de recursos no se limita solo a lo técnico, puesto que en 2020, señalado por el gobierno como el año de la recuperación de Sidor, se redujo la jornada de trabajo hasta las 11 de la mañana, debido a que no hubo dinero para darles almuerzo a los trabajadores. Para 2019, Sidor ni siquiera pudo suplir el consumo de acero laminado en el país, que había caído más del 60 por ciento hasta unas 70 mil toneladas, mientras por ejemplo en Colombia fue de 370.000 ese mismo año. En 2019, la producción de acero en Sidor cayó caso a cero, y lo único que operó fue su planta de pellas, con una producción menor del 50 por ciento.

Opciones para recuperar Sidor
He conversado ampliamente con técnicos de Sidor, expresidentes, y economistas versados en la materia, y todos coinciden en señalar dos aspectos esenciales: el problema técnico financiero, y el sindical-político.
En el primer tema, lo determinante es que en este momento el gobierno no tiene recursos financieros para afrontar las inversiones que necesita Sidor. Ha hecho intento para lograr financiamiento externo, pero no ha tenido éxito. Vino una misión de técnicos chinos, que visitó la planta, analizó los distintos aspectos del negocio, y dijo que no. De igual manera se pronunciaron los rusos. ¿Por qué no les interesó el proyecto? En mi opinión, en ambos casos se evaluó el contexto general de país, y el actual escenario interno de Sidor. Allí tiene que haber pesado mucho el segundo tena: el sindicalismo y su influencia en las decisiones del accionista y la alta gerencia, para el manejo de la planta. Hay otros casos en los que los chinos han abandonado proyectos de inversión en el país, por la imposibilidad de llegar a acuerdos razonables con los sindicatos, en el manejo de las empresas. Uno de los problemas es que los sindicatos consideran que se ha acumulado un elevadísimo pasivo laboral, y que antes que cualquier inversión en lo técnico, primero hay que cancelar ese pasivo. Eso es difícil de aceptar por un inversionista extranjero, que considera que si existe ese pasivo, en todo caso es una deuda del accionista actual, que nada tiene que ver con la inversión para reactivar la producción de la empresa. Eso fue lo que pasó en Ferrominera, cuando el gobierno hizo un aporte para inversiones en producción, y los sindicatos obligaron a reorientar los recursos al pago de pasivos laborales, lo que llevó a la cárcel a su presidente y a varios gerentes. Igual pasó en la industria del aluminio. Eso tiene que pesar mucho a la hora de evaluar la posibilidad de hacer inversiones de esa magnitud en el país. Y en el trasfondo, la certeza de que el gobierno no se va a arriesgar a quitarle poder y controlar a los sindicatos.
El otro elemento importante es determinar en qué condición legal se establece el negocio con el inversionista extranjero. Si va a realizar una inversión que equivale más o menos al valor actual de la planta, ¿Qué porcentaje accionario se le va a ceder? Por eso el gobierno vendió la mayoría de las acciones de Sidor al consorcio Techint de Argentina, porque la inversión que ellos iban a hacer, equivalía más o menos al valor real de las acciones que se le estaban cediendo. ¿Está el gobierno de Maduro dispuesto a vender a Sidor, si encuentra quien se lo compre? ¿Cuánto vale realmente una planta como Sidor, con este gobierno, y en el entorno sindical de Guayana? Son respuestas que hay que resolver para que, con los pies sobre la tierra, se pueda siquiera plantear la posibilidad de que Sidor se recupere.
Sobre este tema tuve una muy interesante conversación con mi gran amigo y expresidente de Sidor, Teolindo Yánez, que voy a publicar el próximo domingo.

La zona económica especial
Desde que llegué a Guayana, allá por el año 80, he oído hablar de la creación de una Zona Económica Especial, en Matanzas, o en el oeste del municipio Caroní, mediante una ley particular que otorgue condiciones y facilidades únicas y especiales, para favorecer las inversiones y el establecimiento de industrias extranjeras. Esa ley, que debería tener la condición de orgánica, tendría como objetivo eliminar los elementos negativos que hay actualmente para las inversiones extranjeras, incluyendo lo relativo a la relación obrero patronal, impuestos a las importaciones y exportaciones, ISLR, IVA, e impuestos municipales, garantía de suministro de energía, así como todo lo que sirva para facilitarle el proceso productivo a las industrias que se instalen en ella. Hace algunos años supe que profesionales de CVG habían elaborado un ante proyecto al respecto, que debe estar guardado en algún archivo de esa Corporación. Mucha gente considera que con este gobierno esa es una idea que no será llevada a cabo, porque se corresponde al modelo capitalista, pero sin embargo en China hay varias zonas especiales, siendo como lo es un país con un gobierno comunista.
Si Sidor pudiera estar dentro de una Zona Económica Especial, favorecería mucho la posibilidad de lograr inversiones extranjeras para su recuperación, pero sea por esta vía o cualquier otra, lo primero necesario sería la decisión política de este gobierno, para buscar una solución a su actual paralización.

CUATRO
Uno. Guayana tiene derecho a saber cuánto oro se están extrayendo en los yacimientos del Sur y cuánto de ese oro le está llegando al Banco Central. También sería interesante saber la cantidad de reservas en oro monetario que quedan en el BCV. Es que hasta hace unos tres años, se informaba semanalmente la cantidad de oro que ingresaba al BCV desde las minas de Guayana, pero esos reportes desaparecieron. Lo que sí se sabe es que buena parte del oro extraído por los mineros, legales o ilegales, se lo llevan al exterior, porque según dicen en las minas, los compradores extranjeros lo pagan mejor que el Banco Central.

Dos. Destacados economistas internacionales están alertando sobre la inestabilidad en el valor de las criptomonedas, algunas de las cuales han perdido mucho valor en estas últimas semanas. Y a propósito de ello se me ocurre que esas inversiones se parecen mucho a aquel episodio de Gumi, una estafa con el esquema Ponzi, o pirámide, en el que la posibilidad de grandes ganancias, hace olvidar el riesgo que se corre. Con el Bitcoin hay quienes han ganado millones, pero también los hay que metieron sus ahorros y perdieron dinero. Lo más recomendable en esto, es actuar con cierta prudencia, y como dicen, no poner todos los huevos en una sola cesta.

Tres. Se suponía que para Putin la invasión de Ucrania era pan comido, pero la feroz resistencia de los ucranianos demostró que el poderío militar de Rusia no es lo que se creía. Expertos en temas militares afirman que solo por eso, Putin ha perdido mucho más que lo que ha podido ganar en el oriente de Ucrania, que ya estaba ocupado por separatistas pro rusos. Un desastre militar sumado al desastre económico, del que lo peor está por llegar. Y todavía Putin tiene las bolas de decir que él está estableciendo las nuevas reglas de juego en el mapa mundial. Sigue intentando chantajear al mundo con la amenaza de su poder nuclear, pero sabe perfectamente que si eso llegara a pasar, también sería el fin de país y de su sueño imperial.

Cuatro. El sistema de transporte masivo llamado BTR, fue una excelente iniciativa, pero me dicen que en este momento hay más unidades paradas por falta de repuestos, que los que están en servicio. Eso ocurre en todo el país, por lo que el Ministerio de Transporte debería gestionar los recursos financieros necesarios para repararlos y ponerlos en la calle nuevamente. En este tiempo invernal, da dolor ver al pueblo apretujado en las paradas, llevando agua o sol, esperando a veces hasta una hora para que pase un autobús, y rogando para que haya puestos disponibles.

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