Opinión

Semana en domingo

Por lo que venido viendo, en las últimas decisiones de orden económico, da la impresión de que hay un ligero golpe de timón en esa materia.
domingo, 22 mayo 2022

La otra cara de la gasolina
Debo decir que esto lo escribo a riesgo de que me califiquen de neo chavista, alacrán, o cualquier otro epíteto de la jerga usual en este terreno de la política criolla. Pero muchos de los que hoy se desgañitan protestando por la escasez de gasolina, sobre todo en Guayana, probablemente salieron a quemar cauchos contra el aumento de su precio, así fuera de unos pocos céntimos de bolívar. Aparte del efecto Chávez, que es innegable, uno de los factores que desde hace más de 40 años ha impedido las inversiones necesarias en las refinerías del país, es que el precio que se ha pagado por la gasolina, ni siquiera cubre el costo de la distribución hasta las estaciones de servicio, sus gastos de funcionamiento, como tampoco una cierta utilidad para los dueños privados, cuando los hubo. Durante décadas Pdvsa ha registrado pérdidas por ese concepto, que en algunos años superaban 10.000 millones de dólares. Eso pasa en la era chavista, como también pasó en la IV República, por las políticas populistas según las cuales la mejor manera de atraer votos es utilizar recursos oficiales para regalar bienes al pueblo. Es historia que, en varias oportunidades, destacados economistas y directivos de Pdvsa, plantearon la necesidad de ajustar el precio de la gasolina, pero los presidentes lo rechazaron, alegando la proximidad de alguna elección. “El que suba la gasolina, pierde las elecciones”, era la conseja general entre políticos y economistas. Por supuesto que en la era chavista se agudizó el deterioro de las refinerías, pero es algo que ya venía en camino, porque por lo menos en la última década antes de Chávez, varias de sus plantas requerían recambio, y eso no se hizo por falta de recursos. La puntilla final fue la decisión de Chávez de cargar sobre las finanzas de Pdvsa, muchos gastos sociales que en nada tienen que ver con su finalidad de explotar petróleo, así como inversiones en proyectos en el exterior, mientras su caja estaba en cifras negativas. Se dio el contrasentido de que Pdvsa tuviera los mayores ingresos de su historia, sobre 100.000 millones de dólares en un año, mientras su producción comenzaba a retroceder, y crecía en forma alarmante su deuda externa. Si el país hubiera entendido que la gasolina no podía seguir siendo regalada, probablemente las refinerías podrían haber sido renovadas antes, y no habrían necesitado tanta inversión en la era chavista, que no se hizo porque mientras regábamos petrodólares por el mundo entero, aquí no había dinero ni siquiera para mantener los hospitales, y mucho menos para nuestras refinerías. Por todo eso, no creo que haya muchos chavistas orgullosos de que sean los iraníes los que están financiando y reparando nuestras refinerías, cuando Pdvsa tuvo en su oportunidad suficientes ingresos, y técnicos considerados entre los mejores del mundo.

Maduro y la CVG
Cuando el presidente Maduro decide que él mismo va a presidir la Corporación Venezolana de Guayana, podrá estar animado de la mejor intención, pero dudo que ello vaya a ser un elemento que de alguna manera mejore las posibilidades de recuperación de su proyecto industrial, y con él la economía guayanesa. Me gustaría decirle al presidente, que el problema de la CVG no ha sido, ni por supuesto lo es, quién la preside, ni su capacidad gerencial, sino la concepción ideológica acerca del desarrollo económico, que tiene este modelo político chavista. Por lo que venido viendo, en las últimas decisiones de orden económico, da la impresión de que hay un ligero golpe de timón en esa materia. La CVG, y su proyecto de desarrollo industrial, puede ser el motor de arranque de la economía del país, pero para ello habría que dotarla de autonomía en su gestión, de manera que pueda gestionar los recursos financieros extranjeros que se requieren. En esta era chavista, al frente de la CVG han estado personas capaces, que no han podido hacer mucho debido a que la ideología del gobierno actúa como una camisa de fuerza, porque se considera que el capital, sobre todo extranjero, es enemigo de los pueblos y su principal causa de atraso y pobreza. Yo desearía que la decisión del presidente Maduro, de asumir de manera directa la conducción de la CVG, sea una señal de que esa concepción ideológica está abriéndole una ventana al capital privado nacional y extranjero. Esa es la única posibilidad de que se puedan realizar las inversiones que se requieren para reactivar el proyecto de la gran Guayana industrial. En algunos años, con amigos economistas hicimos cálculos acerca de cuál estaba siendo el PIB regional de Guayana, y lo estimamos en una cifra alrededor de 20.000 millones de dólares, incluyendo el valor de la electricidad generada en el Bajo Caroní y sin incluir el estimado de la explotación ilegal de oro. Hasta ahora, cuando ha considerado que la CVG no está cumpliendo su meta, la decisión ha sido cambiarle al titular, pero a partir de ahora el presidente Maduro no tendrá a quién echarle la culpa. Ahora es sí o sí, en la CVG.

Las petroleras norteamericanas
Creo que hará falta algo más que ampliar las exenciones a las sanciones contra el gobierno venezolano, para que las petroleras norteamericanas regresen al país, y se pueda aumentar la producción en nuestros pozos. Porque me imagino que lo primero que algunas pudieran plantear, para regresar, es el pago de indemnizaciones por las expropiaciones. Las petroleras están aspirando varias decenas de miles de millones de dólares que, aunque se puedan bajar, siempre será algo que habrá que reconocerles, pagadero por supuesto con el crudo que ellas mismas extraigan. Eso por una parte, pero al mismo tiempo es probable que exijan una garantía real en protección de sus inversiones, mediante un seguro o fianza, que tendría que ser pagado por el país. Las expropiaciones más grandes fueron a ExxonMobil y Conoco Phillips, y por ello es probable esas dos petroleras no regresen, pero hay otras empresas menos grandes, que igualmente están reclamando indemnizaciones. Y en el caso de la Exxon, hay que tomar en cuenta el factor extra de que está explotando los yacimientos en la costa del Esequibo, que es nuestro, y por ello no creo que el gobierno le vaya a abrir los brazos para darle la bienvenida. La petrolera Chevron ha seguido trabajando en el país, mediante una exención especial del gobierno norteamericano, y es seguro que va a ampliar su participación en la explotación de crudo, si finalmente el gobierno de Biden levanta parcialmente las sanciones.

CUATRO
Uno. La humanidad en estos tiempos, está como empavada. Cuando parece que el Covid 19 se está yendo, ahora hay una vaina llamada “viruela del mono”, que se expande en varios países. Hace unos años fue una gripe proveniente de las aves, el Covid y que fue transmitido por los murciélagos, y ahora aparece esta enfermedad, contagiada por los monos. Si esto sigue así, habrá que reflexionar acerca del peligro que pudieran ser algunas mascotas. Y aterra que algunos expertos estén alertando sobre la posibilidad de que aparezcan nuevos virus, mientras el sistema de inmunidad natural de los seres humanos, es cada vez menos efectivo contra ellos. Da la impresión de que al final, los dueños de la vida en la Tierra serán algunos virus que, según los científicos, hasta pueden sobrevivir a la radiación atómica.

Dos. La guerra de Putin contra Ucrania le permitió a su pana Alexander Covor, adueñarse de la cadena de Mc Donald’s en Rusia, a precio de gallina flaca. La cadena norteamericana decidió retirarse de Rusia por la invasión a Ucrania, y rematar los 850 restaurantes, en los que trabajan 62.000 rusos. No se ha informado el monto de la compra, y lo único que se sabe es que Govor es del círculo de amigos de Putin, y que Mc Donald’s exigió estabilidad laboral para el personal, por un período de dos años. Para el momento de la venta, los 850 restaurantes tenían dos semanas cerrados, después de haber abierto sus puertas en 1990, es decir hace más de 30 años. Junto a Mc Donald´s también se fueron definitivamente de Rusia, las transnacionales Cola Cola, Starbucks y Pepsi. Esta semana, la francesa Renault también anunció que cierra y vende sus plantas en Rusia.

Tres. Notas de petróleo: China quiere comprarle petróleo a Rusia para aumentar sus reservas estratégicas, y como una manera de apoyar a Putin, sin declararlo abiertamente para no molestar a sus clientes occidentales, que son los mayores compradores de sus productos. China sigue haciendo malabarismos diplomáticos para no involucrarse de manera directa en lo de Ucrania, mantener su apoyo a Putin, pero al mismo tiempo no provocar que Occidente pueda cerrar sus mercados a los productos chinos. En eso los chinos son unos maestros, y la mejor prueba es ver cómo los productos chinos han invadido el mercado norteamericano.

El alza de los índices de inflación en muchos países, está haciendo temer que pueda haber una recesión mundial, lo que bajaría de inmediato el consumo de petróleo. Eso tendría que hacer bajar los precios, aunque el contrapeso es la salida del mercado de parte de las exportaciones de Rusia.

Putin está cortando el suministro de petróleo y gas a todos los países que se niegan a pagarle en rublos, o que están apoyando las sanciones en su contra, por la masacre que está haciendo con Ucrania. Pero ese castigo puede terminar siendo contra él mismo, porque la mayor parte de sus ingresos son por esas exportaciones. Rusia está en muy mala situación financiera, pero Putin está actuando como si tuviera los ingresos y reservas financieras de Arabia Saudita.

Cuatro. Todo parece indicar que se va a reanudar el diálogo en México, entre el gobierno y la oposición, y de inmediato salen otra vez las voces en contra. El principal argumento opuesto es que esas conversaciones no han servido, ni servirán para nada, como ha ocurrido en las decenas de diálogos anteriores. Dirigentes de la oposición insisten en que el gobierno solo acepta cambios hacia una mayor democracia, cuando está contra la pared y no tiene otra opción. Otros alegan que las sanciones no han servido para nada y que por tanto es hora de levantarlas y buscar otros caminos. Pero lo real y concreto es que con la recuperación económica, del tamaño que ella sea, el gobierno ha cogido un airecito, y eso da fuerza a quienes afirman que las sanciones no han tenido éxito, porque de otra manera el gobierno tendría que estar en quiebra, y no solo no lo está, sino que ha logrado seguir exportando petróleo y aumentando sus ingresos.

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