Opinión

Semana en domingo

El desastre con el proyecto de la central hidroeléctrica de Tocoma es consecuencia del grave error de haberle entregado el montaje de los equipos electromecánicos, a una empresa sin capacidad técnica ni financiera para un trabajo de esa envergadura.
domingo, 15 mayo 2022

Vender acciones de empresas estatales
La venta de acciones de empresas del estado es una decisión acertada, en la dirección correcta de lo que hay que hacer para recuperar la producción y la economía del país. Pero tal como fue anunciada, de vender entre el 5 y el 10 por ciento de sus acciones, es muy tímida y me temo que no tendría el efecto que el gobierno espera. Imagino que se trata de vender acciones para que el dinero producto de esa venta, sea invertido en la recuperación de la empresa. En el fondo creo que Maduro entendió finalmente que la economía de Estado no funciona y que hay que buscar otros caminos. Tampoco funcionó con éxito en la URSS, China, Vietnam y Cuba. La Unión Soviética se disolvió en medio de una crisis económica atroz, el gobierno comunista de China se abrió a la empresa privada y esa fue su salvación, Vietnam copió el modelo chino, y en Cuba la economía se sostiene en buena parte por el turismo, en manos privadas. Esto de vender acciones de las industrias y otras empresas estatales, es un pequeño pasito, cuando deberían dar cuatro cinco pasos. Pongo por ejemplo el caso de una eventual venta de acciones de Sidor. ¿Cuánto vale Sidor así como está, y cuánto valdría entonces el 5 o 10 por ciento de sus acciones? El producto de esa venta sería absolutamente insuficiente frente a lo que hay que invertir en Sidor, para llevarlo aunque sea a la mitad de los 4,3 millones de toneladas anuales que produjo en manos de Techint, el año anterior a su estatización. Con esta decisión de vender acciones de las industrias estatales, de cierta manera el gobierno está reconociendo los errores de las expropiaciones y nacionalizaciones realizadas hace por Chávez. Pero además hay otras consideraciones en esta materia, porque cualquiera que tenga recursos para invertir, lo primero que se preguntaría es, cuál es la utilidad anual de esa empresa, cuánto me va a tocar como accionista, y aspiraría a que las acciones por lo menos mantengan estable su valor en dólares. Además, si un nuevo accionista aporta recursos para recuperar una industria parada, probablemente querrá que el gobierno también invierta. Creo que en el caso de Sidor, la situación está peor que cuando se tomó la decisión de vender la mayoría de las acciones a un consorcio extranjero, para que hiciera la inversión que se necesitaba y la pusiera a producir, como en efecto lo hizo, con pleno éxito para el inversionista, el estado como socio, la economía de Guayana y por supuesto los trabajadores. Probablemente muchos de los que escribieron aquellos grafitis de ¡fuera los argentinos de Sidor!, nunca imaginaron lo que vendría después, y ahora estarán lamentando haberlo hecho. Digo yo.

La recuperación económica
Veo que el gobierno está presentando la recuperación económica como producto del éxito de su gestión, hasta el punto de que algunos analistas de la política criolla han llegado a decir que la dicha recuperación, podría provocar la reelección de Maduro en las venideras elecciones. Se basan en que para el pueblo, como dicen, si la sopa está sabrosa no importa quien la haya hecho. Dicho de otra manera, si el país mejora, el primer beneficiado será el gobierno, no importa quién haya sido el autor de esa recuperación. Me gustaría escuchar que el gobierno nos explique bien cuáles han sido las políticas, las medidas, y las inversiones, que han provocado que se detenga el retroceso de casi 20 años, y comience una tímida mejoría. Porque en todo caso, es lamentable que teniendo la posibilidad de adoptar las medidas apropiadas para que la economía mejore, hayan esperado 20 años para ponerlas en práctica. En primer lugar, si la hiperinflación se detuvo, no fue por alguna medida del gobierno, sino por la dolarización parcial de la economía, que permitió una cierta estabilidad de los precios, al ser expresados en dólares, que es una moneda estable. Eso por un lado, pero al mismo tiempo, es la economía privada la que ha sacado fuerzas de flaqueza, para comenzar a invertir. Pongo como ejemplo el Sambil de La Candelaria: Lo expropiaron “Por causa de utilidad pública” y todavía me pregunto qué carrizo puede hacer un centro comercial de lujo, en beneficio de las múltiples necesidades del pueblo. ¿Acaso lo convirtieron en un hospital, o una universidad? Ahora lo devuelven, sin un centavo de indemnización, y de inmediato su propietario le invierte varios millones de dólares y en unos meses lo vuelve a poner como estaba antes de la ocupación. Cito lo del Sambil, porque he escuchado que lo están poniendo como el mejor ejemplo de la recuperación económica del país. Lo que tiene que hacer el gobierno es acompañar al sector privado en esta recuperación, no ponerse por delante, porque por delante ha estado más de 20 años, y lo que hicimos fue retroceder. O en todo caso, ir a un diálogo sincero con el sector privado, para sumar esfuerzos y que esto mejore a mayor velocidad. Si esto llegara a ocurrir, con el empeño que los venezolanos le ponemos a las cosas, en dos o tres años este país no se parecería en nada al que es hoy. Es como el cuento del león sordo: Los animales estaban todos plácidamente echados en la yerba, deleitándose con las bellas melodías de un flautista. Hasta los más fieros, estaban tranquilos al lado de sus enemigos, aplacados por las notas de la flauta. Todo estaba bien, hasta que de repente la música se acalló, y lo que siguió fue un desastre. Días después, una leona le preguntó a otra, el motivo por el que un concierto tan plácido, terminó en una carnicería. “es que la vaina iba bien, amiga, hasta que llegó el tío león, tú sabes, el que es sordo, y le echó diente al flautista”. Igual que aquí: la vaina iba bien, hasta que llegó el impuesto al dólar y se acabó la estabilidad que nuestra moneda había tenido en seis meses.

Tocoma
El desastre con el proyecto de la central hidroeléctrica de Tocoma es consecuencia del grave error de haberle entregado el montaje de los equipos electromecánicos, a una empresa sin capacidad técnica ni financiera para un trabajo de esa envergadura. Muchos técnicos venezolanos lo advirtieron a tiempo, pero pudo más la supuesta afinidad ideológica y el amiguismo, aparte de que por allí debe haber quedado algodón para el pote. Cuando algo no tiene solución, se dice que hay que “llamar a María”, pero en este caso probablemente habría que llamar a Cristina para que nos eche el cuento completo, aunque mucho me temo que no nos daría ningún detalle, porque sería como escupir para arriba. No fue suficiente la torta puesta en Tocoma, sino que, avanti tutti, o dale que no viene carro, a esa misma empresa le dieron el contrato para repotenciar las turbinas de Macagua, otra vez con un adelanto sustancioso, visto como dije que la susodicha carece de lo que llaman músculo financiero. Que si lo llegó a tener, digo, el músculo, habrá sido para servir de la botella y levantar el codo en los convites propiciadores de semejantes negocios. Y no es para menos, porque entrambos se manejaron miles de millones de dólares. Pero tranquilos, que ya habrá tiempo de echar cuentas y establecer las correspondientes responsabilidades administrativas, políticas y penales que el caso amerita. Solo eso, porque es más que obvio que del dinero no vamos a recuperar nada. Y respecto de terminar los trabajos de Tocoma, ahora estoy más preocupado, porque algunos técnicos de la vieja Edelca, me dicen que hubo fallas importantes en los trabajos mecánicos de las turbinas y que muy probablemente habrá que desmontar totalmente algunos equipos para comenzar otra vez desde cero, lo que significaría mayores inversiones. Pero se trata de una central con una capacidad de más de 2.000 megavatios, que Guayana necesita tener asegurados, para cualquier posibilidad de recuperar su potencial industrial. Sea como sea, deberíamos terminar los trabajos de esa central hidroeléctrica, como paso indispensable para cualquier proyecto de desarrollo en Guayana.

CUATRO
Uno. Si un grupo de parlamentarios norteamericanos le está pidiendo al presidente Biden el levantamiento de las sanciones al gobierno de Maduro, tienen que tener el visto bueno de la oposición venezolana, o por lo menos de Juan Guaidó y los partidos que lo sostienen. Y resulta también obvio que ya deben tener abierto un canal de comunicación con Maduro, para llegar a un acuerdo acerca de las medidas que éste tendría que tomar, a cambio de que le quiten las sanciones. No se ha decidido el restablecimiento del diálogo de México, pero da la impresión de que sí hay negociaciones.

Dos. El barril de petróleo de Venezuela cerró abril en 83,4 dólares, que según algunos expertos es casi el doble del precio de mediados del año pasado. Aunque la mayor parte de la producción es de la Faja, con altos costos de extracción y alivianado, sin embargo este incremento del precio mejora mucho la utilidad de Pdvsa, urgida como está de mayores ingresos, para afrontar sus necesidades de inversión. De todas maneras hay que decir que Pdvsa no revela con precisión el precio al que exporta el crudo, y que todos los datos al respecto provienen de la Opep, o de agencias internacionales de información comercial.

Tres. Lo de la compra de Twiter por Elon Musk, puede terminar siendo una de las jugadas financieras más grandes de la historia. Primero, Musk ofrece comprarlo por 44.000 millones de dólares, y las acciones suben. Después anuncia que no va a pagar ese precio, las acciones se desploman, y al día siguiente dice que sigue interesado. Como las acciones se desplomaron, lo que falta ahora es que Musk diga que solo está dispuesto a pagar 30.000 millones. Son grandes “tramposerías” que ocurren el mundo de las finanzas internacionales, que dan pie a quienes aborrecen al capitalismo y lo califican de salvaje. Musk puede terminar ahorrándose 15.000 millones de dólares, que es más que el PIB de muchos países, en todo un año.

Cuatro. La Opep publicó este jueves su informe correspondiente a abril, en el que señala que la producción de Venezuela fue de 775.000 barriles diarios, con un incremento del 6,4 por ciento respecto de los 728.000 de marzo. Ese mismo informe establece un promedio de 756.000 barriles diarios en los primeros tres meses de este año, lo que significa un retroceso del 7 por ciento respecto de los últimos cuatro meses de 2021, cuando fue de 817.000 barriles. Las cifras de la Opep siguen estando por debajo de las de Pdvsa y el gobierno, que sitúa la producción cerca del millón de barriles. Pero la diferencia pudiera ser producto de que algunos técnicos de la Opep no suman completa la producción del petróleo extrapesado de la Faja del Orinoco, al que muchos consideran bitumen, y por ello le restan el 30 por ciento, por lo que se pierde cuando se procesa en las plantas mejoradoras, para convertirlo en crudos semipesados.

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