Semana en domingo
Tiempos complicados
Estamos viviendo tiempos complicados, y todo parece indicar que a medida que vaya avanzando los años, las cosas se le pueden poner más difíciles a las futuras generaciones. Creo que la Tierra y la raza humana, están sufriendo lo que llaman “El parto de los montes”, que son los dolores que permiten el nacimiento de una nueva vida. Soy un convencido de que los seres humanos tendremos que organizarnos de una mejor manera, porque este tipo de sociedad en la que vivimos hoy, tiene muchas fallas. No es justo, ni razonable, que una pequeña parte de los seres humanos, tengan miles y miles de millones de dólares, mientras millones de personas mueran de hambre o por enfermedades que no se controlan por falta de recursos técnicos y financieros. Tampoco es posible aceptar que haya naciones que usen su mayor poder militar para masacrar y someter a pueblos enteros, sin que los organismos mundiales puedan hacer nada para impedirlo. No va a ser fácil, pero hay que buscar una mejor manera de organizar la especie humana, para ponerle término a hechos como las violaciones masivas de niñas en Ucrania. Eso, que parece propio de las tribus bárbaras de la Edad Media, no es posible que esté ocurriendo en pleno Siglo XXI, y transmitido en vivo y directo a todo el planeta sin que podamos hacer nada para impedirlo. Vivimos tiempos convulsos, con las frecuentes crisis financieras mundiales, los efectos del cambio climático, la pandemia del Covid 19 y ahora la masacre de Ucrania por las tropas de Putin. Todo eso junto, le exige a la raza humana un esfuerzo supremo para organizarse de una manera tal que permita enfrentar los retos del futuro. Pueden que vengan situaciones que todavía no imaginamos, pero solo por lo que vislumbramos, sabemos que serán tiempos difíciles para los que tenemos que prepararnos. El ser humano ha enfrentado con éxito muchas situaciones difíciles y ha logrado superarlas. Aquí estamos, luego de dos guerras mundiales, infinidad de pandemias por pestes que amenazaron con nuestra extinción, hambrunas, tormentas naturales, cambios climáticos, y cataclismos. Digo que la raza humana finalmente saldrá adelante, pero habrá que hacer algunos cambios, como sociedad.
Chavistas buenos, y malos
Algunos lectores, y amigos, intentan encasillarme con el criterio de que todos los chavistas son malos, y que uno, siendo opositor, no puede tener un amigo chavista. Aplicando el silogismo, habría que deducir entonces que, si todos los chavistas son malos, todos los opositores son buenos, lo que obviamente no es cierto. Porque la condición humana no tiene por qué estar en relación directa con la creencia ideológica, o política. Nada impide que alguien, teniendo una creencia ideológica determinada, pueda establecer una relación de amistad con alguna persona que piense distinto. Es más, digo que si todos pensáramos igual, la amistad sería muy aburrida. Lo bonito es que dos amigos, que militen en partidos adversarios, tengan un debate sobre las ideas de cada uno. Muchas veces, los aportes para que alguien corrija un error, en su vida personal, o en su gestión pública, provienen de quienes militan en el bando contrario. Rómulo Betancourt decía que se guiaba más por las críticas de sus adversarios políticos, que por los consejeros que tenía en su gobierno. Con todo esto reafirmo mi amistad con algunos dirigentes chavistas, aunque sigo considerando que sus gobiernos han sido los peores que hemos tenido en nuestra historia republicana. No hay amigos perfectos, y a los amigos hay que apreciarlos, a pesar de sus errores.
CUATRO
Uno. Según algunas encuestas en Estados Unidos, Trump está pagando el precio de su pregonada admiración por el loco Putin. Su ídolo está siendo odiado por la población norteamericana, debido a las masacres en Ucrania, y no creo que por ahora haya condiciones como para que aspire de nuevo a la presidencia de su país. Pero como dicen, se han visto casos, porque por ejemplo los argentinos volvieron a votar por Cristina Kirchner, a pesar de llover sobre ella juicios y denuncias por la corrupción más descarada en la historia de su país. Definitivamente los pueblos no tienen memoria histórica, y sobre todo en estos países subdesarrollados, votan más con el corazón que con la razón.
Dos. Añoro los tiempos en los que uno podía salir a cenar con los amigos o la familia, y se podía quedar en algún local hasta las diez u once de la noche. A las nueve ya prácticamente no queda nada abierto. En estos días salí a cenar a las siete y en el local me dicen que cierran a las ocho, por lo que tuvimos que ordenar a la carrera, antes de que apagaran la cocina a las siete y media. Ahora las reuniones de amigos son en el almuerzo, para regresar temprano, antes de que la inseguridad imponga la soledad en las calles oscuras. Igual pasa si las reuniones son en los hogares, porque a las ocho todo el mundo quiere irse, precisamente por la inseguridad. Un amigo, gran echador de broma, me dice que las esposas están felices, porque sus maridos ahora llegan tempranito a casa. “Y se acabaron los tiempos del segundo frente, porque con esta pelazón, de vainita si alcanza para una”.
Tres. No sé cómo están haciendo las caravanas de vehículos todo terreno para la Gran Sabana, para pasar las alcabalas cargados de pimpinas con gasolina, sin que se las quiten. Vengo desde Lechería con una pimpina de 30 litros y cerca de Anaco tuve que echar parte de ella en el tanque de mi carro, y darle el resto a otro conductor, porque según los guardias no se puede circular con un envase con gasolina, en la maleta. Les digo que aquí hay que hacer colas de dos días para echar gasolina, y me dicen que Maduro anunció que ya estaba superado ese problema. No me atreví a decirle que eso es mentira, para no correr riesgo de que me metan preso por faltarle el respeto a Maduro.
Cuatro. Cada vez que salgo de Ciudad Guayana, por unos días, al regresar me da la impresión de que la ciudad está peor, con las calles más oscuras, más semáforos inservibles y el monte más alto en calles y avenidas. Lo peor es que hay municipios con menos ingresos que el nuestro, y sin embargo lucen mejor mantenidos, sin los basureros en las calles y los zamuros como una especie de mascota municipal. Algunos amigos me dicen que esto pasa porque las industrias básicas están cerradas y a la alcaldía le hacen falta los impuestos que ellas pagaban. Pues deben saber que las industrias básicas, como tales, no pagaban impuestos municipales como cualquier otra empresa. Lo que sí es cierto, es que el conglomerado industrial privado que funcionaba en el entorno de las empresas básicas, sí pagaba impuestos, y ahora la mayoría de esas empresas están paradas. Tengo tiempo que no veo algún informe oficial de los ingresos de la Alcaldía, pero según comentarios de gente allegada a ese organismo, hay ingresos suficientes, por lo menos para recoger la basura.
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