Opinión

Semana en domingo

No he encontrado una sola persona que crea que el diálogo entre el gobierno y la oposición, en México, pueda servir para resolver la crisis política y económica del país.
domingo, 27 marzo 2022

La devolución del Sambil
Estoy convencido que la devolución del Sambil forma parte de una serie de decisiones, adoptadas para proyectar la imagen de que la situación del país está mejorando gracias a la aplicación de políticas acertadas por parte del gobierno. Pero igualmente considero que estas medidas están orientadas a crear las condiciones que permitan mantener el poder. Las veo como medidas políticas, más que económicas. No creo que aquí se deba hablar de privatización de empresas que fueron expropiadas por Chávez, porque en nuestro país no hay garantía absoluta de propiedad privada. He llegado a pensar que, con el actual entramado legal relativo a la propiedad privada, nadie es realmente dueño de nada. En la práctica es como si el dueño de todo es el Estado, que otorga una especie de licencia de uso a determinadas personas, con la condición de que cumplan una serie de normas, so pena de perder esa “propiedad”. Y eso quedó de manifiesto cuando Chávez, desde su programa dominical, expropió miles de empresas, sin ningún trámite previo, y sin pagar ni un solo centavo a sus legítimos dueños. Entonces, no creo que sea apropiado hablar de privatización, cuando ya sabemos que no hay garantía del derecho de propiedad privada. A este momento, y con numerosos casos pendientes de decisión en el tribunal internacional de arbitraje por diferencias en inversiones, CIADI, el país ha sido condenado al pago de más de 25.000 millones de dólares como indemnización por las expropiaciones hechas por Chávez, lo que representa más del 15 por ciento de la deuda externa del país. Se conoce el caso de la devolución del Sambil de La Candelaria, porque fue una especie de emblema de las expropiaciones, pero hay otras numerosas devoluciones de empresas expropiadas, entre ellas centrales azucareros, plantas de lácteos, agro empresas, entre ellas Agroisleña. Por cierto que en el caso de esta empresa de insumos y materias primas para la producción agropecuaria, el CIADI acaba de condenar al gobierno al pago de 1.500 millones de dólares, como indemnización por la expropiación que le hizo Chávez. Pero la economía se está moviendo, gracias a la iniciativa privada. Poco aportan las políticas del gobierno, porque el mayor ingreso por las ventas de petróleo no se debe tanto al aumento de la producción, como sí al aumento del precio internacional, debido a la invasión de Ucrania. Algunos analistas señalan que esa iniciativa es un respaldo al gobierno, porque si la economía mejora, Maduro se queda. Es elegir entre el colapso final, para que se vaya, o que la economía mejore, aunque se quede.

El diálogo en México
No he encontrado una sola persona que crea que el diálogo entre el gobierno y la oposición, en México, pueda servir para resolver la crisis política y económica del país. Pero al mismo tiempo todos creen que hay que volver a ese diálogo. En otras palabras, la gente cree que es importante volver a ese diálogo, pero no confían en que dé buenos resultados. Y muchos lo ven como un elemento que le permite al gobierno, ganar tiempo y distraer la atención de los venezolanos, acerca de los graves problemas que enfrenta. En lo personal creo que es importante mantener los canales de diálogo, cualquiera que sea el nivel de enfrentamiento entre el gobierno y la oposición. Aún en las guerras más encarnizadas, los dos bandos acuerdan treguas para recoger muertos, atender a los heridos, y probablemente negociar las condiciones para el fin de las hostilidades. Hay muchos aspectos que pueden ser mejorados mediante acuerdos en esas conversaciones en México. No se trata solo de analizar la manera para que Maduro se vaya, que ya sabemos que no se va a ir antes de las próximas elecciones presidenciales, pero hay muchos otros asuntos que se podrían tratar en ese diálogo, para aliviar la situación de los venezolanos.

Luchar con el corazón
Los analistas de temas militares aseguran que Ucrania pudo frenar la invasión de las tropas rusas, debido a que mientras los ucranianos luchan por su patria, la mayoría de los soldados rusos no sabían por qué estaban peleando. Hay evidencias de la deserción de soldados rusos, que abandonaban su armamento y se internaban en las montañas de Ucrania, o preferían rendirse antes que regresar a su país. Estos expertos dicen ahora que Putin cometió un doble error de interpretación de las realidades de los dos países: sobrevaloró la capacidad y motivación de sus tropas, mientras subvaloró la capacidad y sobre todo el espíritu de los ucranianos, defendiendo su patria con la vida. Es que las guerras, por muy modernos y avanzados que sean las armas, la hacen seres humanos, con toda la variedad de sentimientos que puedan albergar en su espíritu. Rusia es una potencia militar, infinitamente superior a Ucrania, pero en esta guerra hay una gran diferencia entre quienes luchan por su terruño, y quienes no tienen idea de por qué fueron enviados a ocupar un país que no ha hecho nada contra Rusia. Putin puede derrotar militarmente a Ucrania, pero para mantener la ocupación va a tener que ponerle un soldado ruso al lado a cada ucraniano. Y esa guerra de desgaste no la va a soportar mucho tiempo la difícil situación financiera de Rusia, agravada ahora al límite por las sanciones de Occidente. La gran pregunta ahora es ¿Realmente qué logró Putin invadiendo a toda Ucrania? ¿Cómo va a poder justificar ante su pueblo este desastre militar, geopolítico y económico, cuando gradualmente vaya saliendo a la luz, en Rusia, la verdad de lo ocurrido con Ucrania?

CUATRO
Uno. Mucha gente utiliza las redes sociales para divulgar falsedades, que rápidamente son rechazadas, por la velocidad con la que se propagan esas noticias, tanto falsas como verdaderas. Por estos días circuló por las redes la falsa noticia de que los sobrinos de un alto cargo chavista, habían sido liberados y traídos el país, como canje con los dos norteamericanos que estaban presos en Venezuela, y que sí fueron liberados. A las pocas horas, ya esa noticia había sido desmentida, pero hechos como este lo que provocan es que la gente pierda la confianza a las redes sociales. El daño se lo hacen a todos, y por esa vía les quietan fuerza a las redes, como instrumento para mejorar la situación en la que estamos.

Dos. Según expertos internacionales del tema, aunque no hay muchos detalles oficiales, parece que va en serio el proyecto de aumento de la producción petrolera en Venezuela, por parte de empresas norteamericanas. Ya está confirmado que Chevron seguirá operando en el país, para lo que le fue extendida la exención de las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno de Maduro. Lo que falta por confirmarse es si van a venir otras petroleras norteamericanas, aunque hay expertos que dicen que, para agregar 800 mil barriles a la producción actual, basta con Chevron. Hay versiones de que el proyecto que maneja el gobierno, sería para llevar la producción de Pdvsa y sus aliados, a dos millones de barriles diarios en el transcurso de este año, de los cuales la mitad, es decir un millón de barriles diarios, sería exportado a Estados Unidos, para suplir lo que le dejaron de comprar a Rusia.

Tres. Podrán decirme lo que quieran, a propósito de lo que escribí acerca del estado en el que están las carreteras de Bolívar. No es que me haya metido a chavista –bien lejos con eso- sino que es innegable que, en la gestión de Francisco Rangel, las carreteras del estado estaban mucho mejor que ahora. La idea es que el gobernador Marcano, le ponga empeño en repararlas, porque en el estado que están, son una limitante importante en la economía. Eso es todo. Y a propósito de algunas críticas, creo oportuno reiterar que yo no reniego de mis amigos, entre ellos Francisco Rangel, aunque no comparta su posición política.

Cuatro. En relación al diferendo del Territorio Esequibo, comparto plenamente la opinión de quienes sostienen que si proclamamos que hay suficientes elementos históricos, jurídicos y geográficos, que prueban que nos pertenece, no deberíamos tener temor de acudir a probarlo ante cualquier tribunal internacional, o del país que sea. Por eso creo que deberíamos hacernos parte activa en el juicio que al respecto se adelanta en el Tribunal Internacional de La Haya, por petición de Guyana. Y uno de los argumentos más contundentes de quienes dicen que debemos asistir, es que, según los estatutos de ese tribunal, la ausencia de una de las partes puede determinar que se decida a favor de la parte contraria, en este caso Guyana. Y además, si la posición de Venezuela es no reconocer la jurisdicción de La Haya en este diferendo, deberíamos entonces esforzarnos en lograr que Guyana acepte de nuevo las negociaciones bilaterales y directas. Pero algo hay que hacer, porque el tiempo corre en contra nuestra.

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