Semana en domingo

Notas de la pandemia
Avanza rápidamente la normalización de las actividades, en nuestro país y en casi todo el resto del mundo, a medida que la pandemia retrocede, aunque en algunas regiones del planeta todavía la están pasando muy mal con el coronavirus. Es que la distribución de las vacunas no ha tomado en cuenta el hecho de que muchas naciones carecen de recursos para comprarlas para toda su población. Tratándose de una pandemia tan grave como esta, tenía que haberse creado un fondo con dinero del Banco Mundial y de las naciones más desarrolladas, para garantizar las vacunas para todos los habitantes del planeta. No es justo que mientras haya países que han puesto hasta tres dosis a todos sus habitantes, en otros no han podido poner ni siquiera la primera dosis. Y muchos científicos están diciendo que para salir del coronavirus es necesario que se combata en todo el planeta, sin excepción de región alguna, porque mientras exista masivamente en algún país, todos los demás están en riesgo de sufrir una nueva ola de contagios. Uno a veces se tiene que preguntar ¿Para qué sirve Naciones Unidas, si ante una amenaza como esta pandemia, no es capaz de organizar una operación global para vacunar a todos los seres humanos, vivan en dónde vivan? El superávit financiero de los países desarrollados, que solo sirve para engordar los fondos de los bancos de inversión y las reservas monetarias, en un solo año supera decenas de veces lo que costaría vacunar a todos los habitantes de los países pobres que no han podido comprar las vacunas. Y hace tiempo que debieron ser liberadas las patentes de las vacunas, para que puedan ser fabricadas en todos los países, y que las dosis sean gratis en todo el planeta. Si eso hubiera sido así hace por lo menos un año, seguramente se habría podido reducir de manera importante el número de enfermos de Covid 19 y de igual manera la cantidad de fallecidos por ese virus. Afortunadamente a pesar de todos los fallos, la pandemia ha perdido fuerza, y aunque con la cepa Ómicron aumentó el número diario de contagios, los enfermos graves han disminuido, y la mayoría de contagiados pasa la enfermedad en su casa, con atención médica domiciliaria. La enfermedad sigue presente, pero muchos científicos creen que la cepa Ómicron pudiera ser el inicio del fin de la pandemia, para que quede entonces como una endemia, perfectamente manejable como cualquier otra virosis pasajera. Y colateralmente, los esfuerzos para producir las vacunas contra el Covid, alentaron la esperanza de que se pueda lograr una vacuna para el VIH que, aunque ya no es una enfermedad mortal con el tratamiento adecuado, sigue siendo una amenaza para la salud pública, y causa de muchas muertes en los países pobres.

Harakiri con el impuesto al dólar
Hace dos semanas escribí que lo mejor que podía hacer el gobierno, para no reversar la mejora económica que hemos tenido este último año, es dejar que la dolarización siga avanzando, sobre todo porque es lo que logró frenar la hiperinflación contra la que se habían estrellado todas las políticas públicas. Pero finalmente el gobierno ordenó a la Asamblea Nacional, aprobar el impuesto a los pagos hechos con dólares, prácticamente sin ninguna discusión en la que se pudieran evaluar los efectos que ello va a tener en nuestra economía. Porque es obvio que cualquier impuesto a los pagos con dólares, se va a reflejar de manera directa en los precios de los productos, y ese efecto se va ampliar cuando se traduzca ese precio a bolívares. Luego de hablar con varios expertos en el tema económico financiero, opino que este nuevo impuesto, si no se reglamenta bien, pudiera provocar que se pierda todo lo que se había avanzado en estos dos últimos años en el control de la inflación. Lo primero que tendrán que hacer es establecer un piso a partir del cual se aplique el impuesto, de manera de liberar las pequeñas compras que la gente del pueblo hace con los pocos dólares que consigue con su trabajo. Establecer una cifra a partir de la cual sea obligado pagar el impuesto, cuando se negocia en dólares y que el porcentaje sea gradual, para que las pequeñas cantidades paguen un porcentaje menor y se peche más a las grandes transacciones. El gobierno dice que la intención es estimular al público para que use más el bolívar como medio de pago en sus transacciones, pero el problema es que sin el dólar estabilizando los precios, la inflación devalúa cada día el bolívar y por eso todo el mundo hace lo imposible para desprenderse de él y migrar hacia una moneda más estable. Lo que un día vale mil bolívares, a los pocos días vale mucho más, salvo que se pague con dólares. Por eso creo que este nuevo impuesto va en contra de lo que la gente siente en la calle, por la gran variación de los precios, cuando se paga en bolívares, o se paga en dólares. Para mí, esta decisión del gobierno es una especie de harakiri económico. Los comerciantes simplemente van a trasladar a los precios en dólares, lo que tengan que darle al gobierno como nuevo impuesto, al pagar las mercancías en dólares, que es como lo está haciendo la mayoría. No encuentro lógica alguna en esto, porque durante años y años el gobierno no pudo con la hiperinflación, provocada por su erradas políticas económicas y sobre todo monetarias. Cuando la población logra que la dolarización controle el alza desbordada de los precios y baje los niveles de inflación, aparece el gobierno con nuevas medidas destinadas a desbaratar lo que hemos avanzado. ¿Alguien puede entender esto?

CUATRO
Uno. Con la progresiva normalización de las actividades en muchos países, están aumentando de nuevo las remesas familiares de los venezolanos que están en el exterior. Aunque no hay manera de sumar su monto anual, varios economistas estiman que este año pudieran estar sobre 3.000 millones de dólares, lo que seguramente fue lo que estimuló la voracidad fiscal, con el objetivo de ponerle la mano a parte de ese dinero.

Dos. Hay un conflicto internacional porque la Otan quiere incorporar como nuevo socio a Ucrania, que está a pata de mingo con Rusia. Pero por aquí al lado, desde mayo de 2018, Colombia es “socio global” de esa alianza internacional, lo que significa que en caso de conflicto recibiría de la Otan el mismo apoyo militar que sus miembros activos. Y ahora hay denuncias, sin comprobación alguna, de que habría intervención de mercenarios extranjeros en los enfrentamientos que han ocurrido entre grupos guerrilleros en la frontera entre Colombia y Venezuela.

Tres. Según la agencia de inteligencia comercial Bloomberg, la petrolera norteamericana Chevron estaría negociando con el gobierno venezolano para seguir en el país y trabajar en el aumento de la producción de Pdvsa. Según los primeros detalles que se conocen, Chevron quiere mayores facilidades y garantías para seguir trabajando en los proyectos de explotación petrolera, a cambio de rebajas en la deuda que el gobierno tiene con esa transnacional. Chevron tiene una exención especial del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en las sanciones que les prohíben trabajar en Venezuela a las empresas norteamericanas, y que le tendría que ser renovada para que pueda seguir operando aquí.

Cuatro. China es un país con un gobierno comunista, pero su economía es de libre mercado y ha crecido exponencialmente gracias a la inversión privada, nacional y extranjera, y a la del gobierno chino, que ahora estimula a la población para que haga inversiones y emprendimientos empresariales. China tiene ahora más de un millón de familias que tienen más de un millón de dólares en ahorros. Varios hombres y mujeres de China figuran entre los más ricos del mundo, y la economía de ese país ya compite con Estados Unidos como la más grande del mundo. China es la mejor evidencia de que la economía no debería tener color político o ideológico, en el objetivo de que la población tenga una mejor calidad de vida.

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