Opinión

Semana en domingo

Un río no puede aumentar su caudal de manera ilimitada, debido a que no es un cauce totalmente cerrado, sino que cuando sube mucho de nivel, se desborda lateralmente.
domingo, 29 agosto 2021

Alarmar con Guri
Dedico todo el espacio de este domingo a este tema, debido a que esta semana circularon por las redes varias versiones alarmistas, atribuidas a CNN, según las cuales el embalse de Guri está a punto de desbordarse sobre la presa de concreto, lo que inundaría los transformadores y dejaría al país son electricidad “por varios meses”, según esos textos. En primer lugar, me extraña que CNN divulgue una noticia diciendo: “nuestros corresponsales en Venezuela nos informan que lluvias extremas y mala gerencia hacen que Guri se desborde y se inunden los transformadores. Se prevé un fuerte apagón en todo el país y meses para la recuperación…”. Esto tiene todo el aspecto de una fake news, fabricada de manera burda, porque hay allí varias suposiciones, que involucran muchas variables. Aunque ya publiqué varias notas en las redes, tratando de contribuir a aliviar el estado de permanente alarma en el que ahora vivimos, creo oportuno insistir en varios elementos concretos, más allá de suposiciones. La peor situación que se pudiera presentar en la represa, es un terremoto de un grado tal que no haya obra humana que queda en pie. Fuera de eso, la obra está diseñada para manejar el máximo caudal histórico posible. Como estuve cuatro años en Guri, trabajando como periodista de Edelca, informando precisamente el avance de esa gran obra, puedo decirles lo siguiente. La máxima creciente histórica del Caroní es 17.500 metros cúbicos por segundo. El aliviadero tiene tres canales, cada uno con tres gigantescas compuertas, que en conjunto pueden descargar casi 20.000 metros cúbicos por segundo, lo que supera el máximo caudal histórico del río. Pero además está el caudal turbinado, que en promedio son otros 4.800 metros cúbicos. En suma, Guri puede descargar casi 25.000 metros cúbicos por segundo, que es prácticamente imposible que el río pueda transportar. Para superar esos 25.000 metros cúbicos, el Caroní tendría que casi igualarse con el Orinoco, que para el mes de agosto tiene un promedio histórico de 28.000 metros cúbicos, frente a Puerto Ayacucho. Y obviamente, el Orinoco es un río muy superior en caudal al Caroní.

Vaciar antes de que llegue la creciente
A lo largo y ancho de la cuenca del Caroní, de 90.000 kilómetros cuadrados, hay una red de estaciones hidrometeorológicas que constantemente monitorean la intensidad de las lluvias. Esa información es procesada en tiempo real, para determinar con la máxima precisión posible, el volumen del caudal del río. Como se conoce el tiempo que tardará el agua en llegar al embalse, desde cada región de la cuenca, se programa el vaciamiento del embalse, para dejarle espacio a ese volumen de agua. En consecuencia, el aliviadero no se abre porque el embalse amenaza con desbordarse, sino que se vacía mucho antes de que el nuevo volumen de agua llegue al embalse. Hay oportunidades en las que el volumen de descarga por el aliviadero es similar al aporte del río, lo que no constituye ningún peligro. Probablemente eso sea lo que en esta oportunidad ha causado temor en la población, pero se trata de algo que es normal en esta época de invierno. El otro elemento que causa preocupación, es la inundación de las partes más bajas de San Félix y Puerto Ordaz, provocada por el gran volumen de descarga de los aliviaderos, desde Guri hasta Macagua, pasando por las compuertas de Tocoma y Caruachi. El elevado nivel de las aguas penetra zonas urbanas ribereñas del Caroní, en donde nunca se debió permitir asentamientos humanos, porque están en una cota inferir a la que alcanzan el Orinoco y el Bajo Caroní en esta época de invierno.

Los ríos no son elásticos
Un río no puede aumentar su caudal de manera ilimitada, debido a que no es un cauce totalmente cerrado, sino que cuando sube mucho de nivel, se desborda lateralmente. Los ríos tienen como límite el tamaño del cauce abierto en la tierra. Cuando las lluvias superan el límite del cauce, los ríos se desbordan hacia los lados, lo que reduce el caudal que transporta. Mucha gente me pregunta ¿qué pasaría si el Caroní aumenta su caudal, por ejemplo, hasta 25.000 metros cúbicos por segundo, superando la capacidad sumada del aliviadero y el turbinado? Los expertos dicen que, en ese caso, parte del caudal se desbordaría de su cauce, aguas arriba de Guri. Pero además, es altamente improbable que el Caroní llegue a tener casi el mismo caudal del Orinoco. Esa pregunta es consecuencia directa de las versiones irresponsables que se divulgan por las redes, sembrando alarma por la apertura de los aliviaderos del sistema hidroeléctrico del Bajo Caroní.

Guri controla inundaciones
Si no existiera la represa de Guri y el río pudiera llegar directamente hasta San Félix, habría graves inundaciones en los barrios bajos de esa población, como en el bajo Puerto Ordaz. Con un caudal de 17.000 metros cúbicos del Caroní, y el Orinoco en aguas altas, el agua inundaría todo el sector urbano, desde Los Sabanales hasta Campo Rojo, en San Félix, así como Castillito en Puerto Ordaz. Guri actúa como un amortiguador de las crecientes del río, al descargar el embalse para luego absorber el caudal, que de otra manera seguiría libre hacia la ciudad. Los aliviaderos permiten descargar parte del embalse, poco a poco, durante varios días, antes de que llegue la creciente, y de esa manera impiden el impacto de ese inmenso caudal en los bajos de Ciudad Guayana.

Un imprevisto extraordinario
Ninguna obra humana es totalmente inmune frente a los fenómenos naturales. Un terremoto de gran magnitud podría destruir la represa de Guri, pero es algo altamente improbable, debido a que esa represa está asentada de manera directa sobre el lecho de roca, que pertenece al Macizo Guayanés, que es una de las zonas más antiguas del planeta Tierra. El diseño de Guri está hecho en base al más avanzado conocimiento de ingeniería de represas hidroeléctricas hasta la fecha. De hecho, muchos de los ingenieros que participaron en su construcción, están considerados de los mejores en el mundo entero, y muchas técnicas utilizadas en la obra, sentaron escuela en la ingeniería mundial. Tendrían que ocurrir muchas cosas para que al agua llegara a sobrepasar la represa, tal como lo plantean algunos alarmistas. Hay protocolos incluso para el caso de que alguna compuerta se trabe y no abra para permitir el paso del agua. Para casos extremos, están también los diques laterales fusibles, que permitirían la descarga del embalse, si llegara a ser imposible la descarga completa por el aliviadero.

CUATRO
Uno. El Covid se sigue llevando gente valiosa. Familiares y amigos siguen cayendo víctimas de esta peste, algunos de ellos a pesar de haber hecho todo lo posible por impedir, o por lo menos demorar, el contagio. En muchos casos mueren solos, en clínicas y hospitales, sin ni siquiera el consuelo de tener cerca los seres queridos. Pude hablar con un gran amigo, días antes de su partida: “Tranquilo Cheito querido, que solo se muere una vez”. ¡Qué enfermedad tan terrible!, y aún así hay quienes se la toman a la ligera. Hay siquiatras que dicen que, a fuerza de muertes tan cercanas, y tan frecuentes, el dolor ante cada una de ellas, se va haciendo cada vez menor. No lo creo así. Cada muerte duele lo mismo en el alma, y mucho más cuanto más cercano lo teníamos en vida.

Dos. Raúl Yusef Díaz está echando, como se dice, el resto, en su nueva meta política, esta vez por llegar a la gobernación. Le echo broma diciéndole que en esta oportunidad su campaña será más fácil, porque ya tiene experiencia recorriendo pueblos. Creo que al final todo el pueblo opositor votará por él, porque es el candidato con la mejor posibilidad de obtener el triunfo en Bolívar. Votar por cualquier otro sería perder el voto, porque esta elección está polarizada entre él y el candidato del gobierno.

Tres. No hay un solo habitante de Ciudad Guayana que pueda ser indiferente frente al deplorable estado en el que están las calles y avenidas, llenas de basura y zamuros. Nuestra ciudad jamás estuvo tan mal y no se puede comparar, ni siquiera con los primeros años del chavismo. Creo que es un tema para reflexionar, a la hora de decidir el voto en estas próximas elecciones municipales, más allá de lo puramente ideológico.

Cuatro. El pana Carlos Parra, médico en Barrancas, me dice que tienen más de un mes sin Internet y que la señal de la telefonía celular es intermitente. Carlos interactúa vía celular con muchos de sus pacientes, y como mucha gente de Barrancas, necesita Internet en su desempeño profesional. Y lo peor, le digo, es que no hay con quién quejarse. Todo va cada vez peor, al parecer sin remedio.

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