Semana en domingo

Notas de la pandemia
Hace tiempo que el gobierno debería haber traído las vacunas contra el Covid 19, tal como lo han hecho países tan o más pobres que el nuestro, que están avanzando hace meses en la vacunación masiva de su población. Se habla y se habla, pero las vacunas siguen llegando con cuentagotas, mientras la pandemia sigue campante en todo el país. Guaidó y Maduro ya deberían haber hecho un acuerdo, por lo menos en lo que respecta a la vacunación de la población, que es lo urgente en este momento. Ya habrá tiempo para los acuerdos políticos, pero primero la salud, que en este momento es lo que está en peligro, tanto de la población en general, como en primera línea los trabajadores de la salud, de los que ya muerto casi medio millar. Si el gobierno de Maduro no tiene para pagar las vacunas, pues que lo haga Guaidó, desbloqueando el dinero que está congelado en Estados Unidos, o activando de una vez por todas el mecanismo Covax. Mientras ellos se ponen de acuerdo, la pandemia sigue avanzando. Es inaceptable que, por diferencias políticas, se siga demorando la llega de las vacunas, que le darían un frenazo a la propagación del virus chino.

Los expertos siguen haciendo llamados para que los que hayan superado el virus, se sigan cuidando mucho, porque al parecer existe el peligro de que las recaídas sean más severas que la primera enfermedad. Recomiendan igualmente que las personas que han sido vacunadas, sigan manteniendo las medidas de protección personal, porque la protección no es 100 por ciento segura y es preferible no caer en ese pequeño porcentaje de quienes se enferman a pesar de haber sido vacunados. Hemos visto gente en las calles sin protección alguna, alegando que ya pasaron la enfermedad, o fueron vacunados. De esas aglomeraciones, pocos días después vienen los contagios masivos, que saturan hospitales y clínicas. Esta semana de cuarentena flexible, el mercado de San Félix estaba a full capacidad, sin guardar distanciamiento alguno, y mucha gente sin mascarilla. Peor estaba el mercado de Chirica, y la avenida Manuel Piar, con miles de personas circulando unos encima de otros, como si no pasara nada. La mayoría con la mascarilla tapando solo la boca, colgada al cuello, o simplemente sin nada. Eso es lo que tenemos que evitar, porque el que no se protege no solo pone en peligro su salud y su vida, que en todo caso es su problema, sino que es una amenaza para los demás.

Hay que hacer un llamado de justicia y solidaridad a quienes se aprovechan de la grave situación que enfrentamos con esta pandemia, y abusan con los precios de algunos medicamentos y equipos médicos. He visto por las redes que cobran 6 y 7 mil dólares por un concentrador de oxígeno, que en realidad no vale más de 2.500. Igual pasa con algunos medicamentos específicos para el Covid 19, que venden hasta tres y cuatro veces su valor real, aprovechando la desesperación de los familiares de algún enfermo.

A la gravedad de esta pandemia se suma el problema de que los montos de los seguros a lo sumo alcanzan para unos pocos días en una clínica, siempre que no haya necesidad de cuidados intensivos, en cuyo caso no alcanza ni para un par de días. Mucha gente que tiene, o tenía, seguro médico, ha terminado en los hospitales públicos cuando la póliza no alcanza para seguir en una clínica. Varios amigos me cuentan que algún familiar gastó lo del seguro y además tuvo que gastar 10 mil o más dólares, para poderse quedar en la clínica una semana o un poco más, hasta superar la enfermedad. Otros han gastado 15 y 20 mil dólares, porque la enfermedad fue muy grave, y al final no sirvió para superarla. Una verdadera tragedia para decenas de familias, algunas de ellas muy cercanas en mi afecto. Fortaleza, cariño, paciencia y fe en que esto lo vamos a superar. Dios debe tenernos reservado algo muy bueno, como recompensa por todo lo que nos ha tocado sufrir. Tras la tempestad, siempre viene la calma.

El drama de la gasolina
Desde siempre, los venezolanos teníamos fama de “gasolineros”, porque nos gustaba mover el carro para cualquier cosa, así fuera para ir a comprar pan a pocas cuadras de distancia. Igual nos gustaba salir a pasear en el carro, sin importar cuánta gasolina se gastaba, porque su precio era insignificante. Pero todo eso cambió con la escasez de ahora, y con el precio que hay que pagar por la gasolina sin subsidio. Conseguir gasolina subsidiada, que sigue siendo barata, es un serio problema, y para llenar un tanque de 60 litros de la otra, son 30 dólares que mucha gente no tiene. Somos un país petrolero, pero solo de nombre, porque la producción de Pdvsa se desplomó, y no hay suficiente gasolina. Hoy en día, a todos los problemas que nos plantea el pésimo gobierno que tenemos, la pandemia, la inflación, y que ninguno de los servicios públicos funciona, se suma la falta de gasolina, que se ha convertido en un verdadero drama, y no solo para los que tienen vehículo. En un viaje desde Caracas hasta Puerto Ordaz se gastan dos tanques, que a precio sin subsidio son 60 dólares, nada más en gasolina. ¿Cómo viaja el que gana el salario mínimo? En algunos estados no hay tanto problema para conseguir gasolina, pero en Guayana la cosa es seria, porque estamos en el rincón más apartado del país y la refinería más cercana, la de Puerto La Cruz, está a casi 400 kilómetros de distancia. Lo normal sería que, con la pandemia y la cuarentena, el consumo hubiera disminuido bastante, pero parece que eso no ha sucedido. Según algunos expertos, se esperaba que el tránsito hubiera caído a menos del 40 por ciento de lo que era antes de la cuarentena pero, a juzgar por el consumo de gasolina, esa disminución no va más allá del 30 por ciento. Con pandemia y todo, seguimos siendo “gasolineros”.

Tantos muertos, para nada
Tengo por lo menos dos años planteando que la única vía para salir de esta crisis política, es el diálogo con el gobierno de Maduro. Ni siquiera se puede decir que sería un diálogo con el chavismo, porque ya sabemos que buena parte de los seguidores de Chávez, hoy no aprueban la gestión de Maduro. Por plantear la necesidad de ese diálogo me han llamado traidor, alacrán, vendido y cuanto más se pueda imaginar. Dije que era un error aquello de “Maduro, vete ya”, y sacar a los muchachos a la calle. Al final, más de 120 muertos, sin lograr absolutamente nada. Ahora Guaidó plantea el diálogo que, si hubiera ocurrido hace años, esos muchachitos no habrían ofrendado sus vidas en las calles. Después de haber impulsado las sanciones, que tampoco sirvieron para sacar a Maduro, ahora Guaidó pide que se levanten. No es por caerle encima a Guaidó, que hizo lo que pudo, pero hay que señalar los errores, para no seguirlos cometiendo. La “presión internacional” fue más un juego diplomático que un instrumento para sacar a Maduro, porque ya sabíamos que este gobierno no se mueve porque algunos países digan que no reconocen a Maduro como presidente legítimo. Varios de esos países, ahora dicen que lo reconocen, en una voltereta inexplicable, porque al mismo tiempo sostienen que las elecciones parlamentarias que ganó el chavismo, no son “transparentes”. Pero bueno, lo importante es que se abre la posibilidad de destrancar el juego. Está por verse si ese diálogo permite avanzar en la democratización del país, o si se trata de una nueva artimaña del gobierno, para ganar tiempo, como lo ha hecho en varias oportunidades anteriores.

CUATRO
Uno. Alejandro Terán me dijo hace algunas semanas, que Estados Unidos iba a levantar parcialmente las sanciones contra el gobierno de Maduro, por supuesto con algunas condiciones, y que él mismo estaba realizando gestiones en ese sentido, junto a dirigentes de la oposición allá en el norte. Parece que eso va a ocurrir ahora, porque la verdad es que esas sanciones le crearon problemas al gobierno, pero también le complicaron la vida a la mayoría de la población, chavistas y opositores por igual. No tiene sentido seguir con unas sanciones que ya vimos que no lograron sacar a Maduro ni avanzar en la normalización de la vida institucional y democrática del país.

Dos. Nuevamente se plantea la escogencia de candidatos por acuerdo de los cogollos de los partidos, sin tomar para nada en cuenta la opinión de sus militancias. Lo que llaman “consenso” no es otra cosa que un reparto de candidaturas, para que luego el pueblo salga a votar. Los cogollos eligen, y el pueblo vota. Y lo peor es que todos esos partidos que están negociando para nuevamente postular al “candidato eterno”, no llegan ni al diez por ciento en las encuestas. Después se lamentan que les gane el candidato chavista. Hay una abrumadora mayoría opositora, pero absolutamente independiente de los partidos. Si el candidato opositor no surge de unas primarias abiertas, habrá otros postulados y se perderá una excelente oportunidad de ganarle al régimen.

Tres. Si las industrias básicas estuvieran produciendo como hace años, en este momento tendrían importantes ingresos de divisas, por los altos precios de algunos comóditis. El aluminio está en casi 2.500 dólares la tonelada, el acero pasó de 1.500 por tonelada en Estados Unidos, la onza de oro 1.800 y el mineral de hierro 218 la tonelada. Es una verdadera lástima que no haya nada que exportar, salvo el oro que vende el gobierno, para medio seguir respirando.

Cuatro. Hay un sector extremista en el chavismo, que no está de acuerdo con la presencia de Guaidó en el diálogo entre gobierno y oposición. Maduro ya anunció que acepta conversar, pero habrá que ver qué exigencia hacen, para aceptar ese diálogo, los que dicen que Guaidó es culpable de las sanciones de Estados Unidos y de haber provocado el embargo de bienes y recursos financieros del país en el exterior. Recuerdo que Iris Varela dijo hace poco que “en donde lo vea, le pongo los ganchos”, refiriéndose precisamente a Guaidó.

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