Opinión

Quien procura paz, está sembrando paz

Se busca poner a prueba la moderación y la paciencia del justo a través de la calumnia. Se busca poner a prueba la cercanía de Dios a través de la muerte del justo.
jueves, 16 septiembre 2021

Ya desde el inicio de su predicación —simbolizada ésta en el abrazo a un niño, ejemplo de lo que debería ser el discípulo que acoge el Reinado de Dios—, Jesús prueba “las fresas de la amargura”: en primer lugar, porque quienes no lo aceptan se han juntado para asesinarlo; y en segundo lugar, porque en el momento más acuciante de su vida, cuando más cercanía humana necesitaba dada la angustia que le provoca aproximarse a su pasión y muerte, sus “amigos” discuten acaloradamente quién de ellos es el más importante.

Se opone a nuestras acciones
¿Qué hizo de malo Jesús, de manera que terminara siendo reo de muerte? El próximo domingo escucharemos del libro de la Sabiduría que “los impíos” acechan al “justo”, pues les resulta incómodo. El justo no está de acuerdo con las acciones pecaminosas de los impíos, y los reprende por su educación equivocada. Ese fue el error del justo, y por esta razón merece sufrir hasta perecer.

Se da la “comunión del mal”. Los impíos deciden corroborar el mensaje inicial del justo a partir del final de su existencia: la muerte ignominiosa determinará si las palabras pronunciadas fueron ciertas o no. El plan es macabramente sencillo. Se trata de someter al justo a la afrenta, torturarlo hasta acabar con él.

Se busca poner a prueba la moderación y la paciencia del justo a través de la calumnia. Se busca poner a prueba la cercanía de Dios a través de la muerte del justo. El plan urdido se llevará meticulosamente a cabo, aniquilando la vida de quien se opuso a las malas acciones.

Codicia y envidia en medio de la comunidad
Santiago afirma que la rivalidad al interno de la comunidad conlleva desorden y toda especie de males. La envidia no conduce a nada, mientras que la codicia lleva a la muerte. Las rencillas desatan la guerra, donde todos terminan perdiendo, pues las manos transformadas en puños no permiten recibir los dones que vienen “de arriba”.

De arriba nos viene la Sabiduría, pura y amante de la paz, comprensiva y dócil, misericordiosa y llena de buenas obras, constante y sincera. Quien hace morada en la Sabiduría procura paz, la siembra, y el fruto de la paz es la justicia.

No es sencillo vivir de acuerdo a lo apenas dicho; hacer girar la propia vida alrededor de la mentira y la envidia reporta en las inmediatas un agridulce sabor de boca que es efímero. Vivir a partir de las malas acciones es un tren que lleva a la insatisfacción perenne, que aleja la paz del corazón y supone estar permanentemente en búsqueda de “adversarios” a quienes crucificar.

Mientras caminaba, instruía a sus discípulos
Jesús ha intuido su final. Sin embargo, lo primero que salta a la vista de la lectura del evangelio de Marcos es su comprensión y su paz. Jesucristo sobrelleva su situación angustiante sin perder su confianza en Dios. En este sentido, es el Sabio Jesús.

Él es comprensivo con sus seguidores, y por ello no pierde ocasión de adentrarlos en la correcta educación, fundada en las actitudes del Reino de Dios. En medio de situaciones borrascosas, no pierde la paz.

Algunos de nosotros vivimos la experiencia de caminar en medio de las circunstancias. Nuestro recorrido no siempre es lineal; está marcado por altibajos, lleno de agradecimientos y rastreras calumnias. No obstante ello, continuamos avanzando, procurando paz, sembrando paz, con la esperanza de recoger a manos abiertas el fruto que es la justicia. Que así sea.

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