Opinión

Pensamiento y acción

Mis pensamientos ya contienen la motivación suficiente para que me ponga en movimiento.
jueves, 17 septiembre 2020

El pensamiento y la acción son dos realidades humanas que se retroalimentan si están debidamente alineados: cuanto realizo se corresponde con mi concepción del mundo y de las demás personas; es decir, no soy un improvisado, sino que mis pasos concretos se dan a partir de un itinerario previo.

Al mismo tiempo, mis pensamientos ya contienen la motivación suficiente para que me ponga en movimiento, la chispa que enciende la llama, para hacer realidad aquello que excogito.

En la Sagrada Escritura hay distintas maneras de mostrarnos el inconmensurable abismo, la inimaginable diferencia que existe entre el modo de razonar de Dios y nuestro modo de razonar, entre la manera de comportarse Dios y nuestra manera de comportarnos.

Lo que se pretende al colocar ante nuestros ojos semejante contraste, no se busca que concluyamos que jamás estaremos a la altura del Señor, sino que nos demos a la tarea de acercarnos lo más honestamente posible al pensamiento y la acción de Dios.

Y este objetivo exige nuestra vida por completo, hasta que él decida llamarnos de vuelta a casa, que es su seno trinitario.

Distintos caminos

Lo planteado anteriormente es abordado por el profeta Isaías, valiéndose de la imagen del camino: “mis caminos no son sus caminos”. La diferencia entre ambos senderos es total: “como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los suyos”.

El camino es la representación simbólica de las acciones divinas y humanas. El abismo que se abre entre ambos caminos diferenciándolos sin parangón alguno, está determinado por las malas acciones del hombre y que Dios reprocha, porque no le permite crecer en humanidad.

Sin embargo, la separación entre ambos se puede acortar si el hombre se decide a abandonar el sendero del mal y se convierte y anima a recorrer los caminos de Dios.

Una guía para el camino

Con distintas palabras e imágenes, Pablo aborda el mismo tema. El apóstol dice: “con mi muerte podré estar antes con Cristo, que es lo que más deseo; pero mi presencia en esta vida les hace bien a ustedes [se refiere a los filipenses]. No sé qué escoger”.

Independientemente de cómo se despejó esta diatriba, está el hecho de que los cristianos deben valerse del Evangelio para poder guiarse por los distintos caminos que emprenden. La Palabra de Dios educa nuestro pensamiento y orienta nuestros pasos.

Generosidad y mezquindad

El Evangelio tiene la facultad de aterrizar nuestros discursos bellos y elaborados, valiéndose de parábolas. Es decir, relatos cortos cuya bondad es que da que pensar a quienes los escuchan, involucran al oyente animándolo a tomar partido.

La parábola habla del dueño de la viña que se pasa contratando jornaleros desde bien temprano, y que al final del día da a todos la misma paga. Este modo de actuar del dueño enardece los ánimos de quienes acometieron el trabajo desde la madrugada. El Señor los encara recordándoles que les pagó lo acordado, que él tiene derecho de hacer con sus bienes lo que le parezca y que él es generoso.

Si los caminos de Dios son bien diferentes de los del malvado, y si la brújula que nos ayuda a transitar los caminos de Dios es el Evangelio, la acción de Dios es reivindicar en todo momento a aquellas personas que el malvado se encarga de “sacar del camino”. Pensamiento y acción de Dios que se convierten en proyecto de vida para nosotros.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link:  https://chat.whatsapp.com/GrMSWMc6dI10zfha74uZzR

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia

error: