Opinión

Nosotros los amamos a ustedes

No se trata de un empeño vago, etéreo, sino que el Señor se pronuncia en una de las peores situaciones que le ha tocado vivir al pueblo. En medio de la hecatombe social, brota algo nuevo; que sea pequeño, no implica que sea insignificante.
jueves, 25 noviembre 2021

Volvemos a empezar un ciclo especial en la liturgia católica: el Adviento. Es un momento de preparación para la venida del Señor Jesús, que se encarna superadoramente, mostrándonos el camino de la filiación y la fraternidad. Este evento pide de parte nuestra estar esperanzadoramente vigilantes, en continua oración, particularmente en esta etapa que se cierra con su nacimiento en todos los hogares y corazones.

En nuestro caso, diciembre pondrá contundentemente de manifiesto la precariedad con que vivimos la mayoría. Resultará una empresa prácticamente imposible celebrar la Navidad en los términos que tradicionalmente lo hemos hecho. Será una oportunidad asimismo para encontrarnos como familia, con todas las dificultades que nos arropan.

Una minoría tendrá la posibilidad de vivir esta época decembrina a todo dar; los demás continuaremos en modo sobrevivencia. En este contexto, recibimos al Dios Niño que viene marcado por la extrema pobreza, pero arropado con mucho amor familiar y con el reconocimiento de su ser divino de parte de aquellos que la sociedad sistemáticamente excluye de sus ambientes (representados por los pastores), y por la entera creación (simbolizada en animalitos del pesebre).

Cumpliré la promesa que hice
Por paradójico y sarcástico que nos parezca, diciembre es un tiempo para desencadenar la esperanza, llenándonos de ella. Esto es posible si concientizamos que Dios cumple todas sus promesas; una de éstas es que Jesús representa para nosotros la instauración del derecho y la justicia. Él es el Señor de justicia.

No se trata de un empeño vago, etéreo, sino que el Señor se pronuncia en una de las peores situaciones que le ha tocado vivir al pueblo. En medio de la hecatombe social, brota algo nuevo; que sea pequeño, no implica que sea insignificante. Al contrario, el Señor que llega con su gloria tiene la autoridad y poder de cambiar el orden de las cosas, reconduciéndolas a su condición originaria, que no es otra de favorecer nuestra condición de hijos de Dios y hermanos suyos.

Se acerca su liberación
Echando mano de un lenguaje “apocalíptico”, Lucas nos anuncia el regreso del Señor Jesús. Ante esta serie de acontecimientos, se nos llama a levantar la cabeza porque está próxima nuestra liberación de todo tipo de esclavitud. Las recomendaciones evangélicas son dos: vigilancia y prestancia.

La “vigilancia” tiene que ver con la espera activa, sin enchinchorrarse, a la espera de que se den los hechos, pero sin que hagamos nada por adelantarlos o recibirlos adecuadamente. Si diciembre es tiempo de esperanza y de cumplimiento de las promesas de parte de Dios, demos una mano para que la esperanza brote y las palabras divinas se puedan palpar ya, a partir de diciembre.

La “prestancia” por su parte está relacionada con no darnos por vencido, por mantenernos en pie no obstante las circunstancias pretendan postrarnos, arrodillarnos, que tiremos la toalla; no es tarea fácil afirmarlo, pero debemos continuar en pie. Nuestra historia no ha dicho aún su última palabra, y en este pronunciamiento también nosotros tenemos algo que decir.

Nosotros los amamos a ustedes
Parte del mensaje que llevamos entre manos, del cual somos sus voceros, tiene que ver con las palabras que Pablo dirige a los Tesalonicenses: “Que el Señor los colme y haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros los amamos a ustedes; que afiance así sus corazones, de modo que se presenten ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús”.

Esperanzados y vigilantes, siendo los protagonistas de una historia de Amor.

Lo ocurrido en las pasadas elecciones de gobernadores y alcaldes ha provocado un abanico de reacciones. Alguno llegó a afirmar “ahora sí hay motivos para sonreír”; personalmente, siento cómo la incertidumbre hinca sus garras en mi costado (no porque esperara unos resultados diferentes a los dados, sino por lo que implica el “triunfo” del atornillamiento del poder desnudo en el cotidiano de los venezolanos), amenazando la prestancia.

Mantenerse de pie y vigilantes es posible si colmamos de Amor nuestras atropelladas existencias, mientras esperamos la Venida del Niño Jesús, tan materialmente pobre como nosotros, pero rico en posibilidades y en Espíritu para donarnos.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/EYG9YmFLInNEV9d04FckjG

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí: https://t.me/diarioprimicia

error: