Ni chicha ni limonada (no aclares que oscureces)
Que lamentable y tristemente célebre fue el título del programa: Ledezma: “Rebelión Cívico-Militar es el Final”.
En realidad, en días recientes Antonio Ledezma fue invitado a un programa como entrevistado ante periodistas y comentaristas políticos cuyo objetivo era tratar de descifrar qué quería decir la expresión o lema “El Final” que es utilizado como propaganda política por María Corina Machado.
Conveniente es señalar que Ledezma es un veterano de la política venezolana y que recientemente ha sido nombrado por el Comando de Campaña de la líder opositora María Corina Machado como Coordinador de un Consejo Político Internacional (CPI), integrado por diecisiete (17) personalidades venezolanas que a criterio de sus promotores gozan de suficiente “reserva moral y ética e integridad que están fuera de toda duda”.
Volviendo sobre el leitmotiv de la entrevista mencionada, lo cierto es que ello llevó como resultado a una serie de comentarios negativos, conjeturas de todo tipo, tanto hacia el entrevistado como para los entrevistadores, consecuencia a mi entender, de una inadecuada utilización del título del programa precitado.
Lo que causa sorpresa es que según normas elementales, supinas, de investigación (Aun desde la Educación primaria), se hace hincapié a los alumnos sobre la importancia del título de un artículo, ensayo, investigación o resultado, debate o discusión de una entrevista, en cuanto al deber ser de estar claro y totalmente relacionado con los contenidos que se supone fueron emitidos.
Lo anterior impele a pensar que los profesores en materia de investigación hemos perdido nuestro tiempo al insistir en que no cometa el desatino de no titular sus escritos en forma clara, precisa, resumida y coherente con sus contenidos.
Para mí, el título de un escrito, opinión o información es la “vitrina de los contenidos”, sobre todo si es algo de interés público y que consecuencialmente pudiera colegir incidencias buenas, regulares o malas, reflexivas o no de sus lectores.
Por eso, en oportunidades, es sumamente improcedente, imprudente, ilegal y no ético el señalar entre comillas palabras no expresadas por el autor, que coloquialmente se presenten palabras expresadas por uno o varios de los “conversadores” en la boca de otro, verbigracia, en este caso del entrevistado como lo fue Antonio Ledezma.
Sin querer incurrir en mayores profundidades acerca de la importancia que representa la lectura como mecanismo valioso de aplicación del Pensamiento crítico de los ciudadanos , sobre todo en materia política en los actuales momentos de la grave situación electoral que se vive en Venezuela, es por lo que se hace necesario hacer un llamado a los medios informativos, más específicamente las redes sociales, a evitar caer en errores como el mencionado anteriormente, más aún cuando se hace alarde acerca de sus dotes de investigación que pretenden tener.
Sin ir muy lejos, la opinión pública nacional ya pudo darse cuenta de los resultados de un título mal elaborado al ver el accionar siempre desmedido y antijurídico del ministerio público venezolano, casi a la “velocidad del rayo”, plantea la extradición de Antonio Ledezma utilizando para ello todas las acusaciones a las cuales nos tiene acostumbrado el régimen actual.
Según informaciones periodísticas (SWI, Swissinfo.ch, 21 de agosto 2023-19:34): “Caracas, 21 ago. (EFE). – La Justicia de Venezuela emitió una nueva orden de captura contra el exalcalde de Caracas Antonio Ledezma e iniciará un proceso para pedir nuevamente a España, donde se encuentra exiliado desde 2017, su extradición, aseguró este lunes el fiscal general, Tarek William Saab”.
Posteriormente, los entrevistadores, trataron de aclarar “sin clarificar”, más bien “oscureciendo aún más”, lo nunca dicho por el entrevistado.
Y, es que, en honor a la verdad, al revisar escrupulosa y racionalmente el video sobre la entrevista, se puede determinar enfáticamente que el título de la misma no se compadece con lo expresado por Ledezma.
Más bien, puede observarse de viva voz que quienes lo plantearon fueron algunos de los entrevistadores (Dos de ellos. Véase y escúchese el video en cuestión).
Luego, en programa posterior, presumo que para “aclarar” el dislate cometido, lo antes errado, resulta que se reincide con un nuevo título ambiguo denominado “Hablan los cómplices de Ledezma” (A mi juicio, con una carga “chispoteada” de sorna, quizás), que, perdónenme si me equivoco, “alimenta” aún más la desconfianza injustamente causada hacia Ledezma.
En ese orden de ideas, y sin querer pontificar sobre lo señalado, indiscutiblemente, a veces, cuando se pretende aclarar y reconocer sobre algo proferido y no ajustado a la verdad, causado quizás por error técnico o metodológico, se debe poseer una claridad consensuada que restituya la verdad de los hechos y que evite el que, ante la opinión pública, quede por “allí” una especie de desconfianza por parte de “sirios y troyanos” (Régimen, “alacranes” y la mismísima oposición democrática). Como colofón de estas líneas ofrezco las siguientes frases:
“Toda lengua es un templo en el que está encerrada el alma del que habla”. (Oliver Wendell Holmes).
“Las palabras no son tan importantes cuando se entienden las intenciones.” (Isabel Allende)
“Aquellos cuya conducta se presta más al escarnio, son siempre los primeros en hablar de los demás”. (Moliere).
Canadá, 22 de agosto de 2023
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