Opinión

Lecturas de papel: El falso indigenismo

Algunos investigadores manifiestan que en verdad los caribes practicaban la antropofagia, como lo cuenta el escritor, Herrera Luque en Los Amos del Valle.
miércoles, 15 septiembre 2021

Pensar que los aborígenes de esta parte del mundo eran unos dóciles y angelicales seres humanos es cosa de ingenuos y desfasados defensores del ortodoxo mundo que ahora se les ha dado en llamar, populismo o ecologismo.

Pues no. Para finales del siglo XV el continente que se llama América estuvo por siglos sometido a las fuerzas imperiales de los grupos culturales más fuertes. Al norte, el imperio Mexica, y al sur el Inca. Dependientes de estos estaban las pequeñas naciones y pueblos que dependían de estos grandes monopolios, donde las guerras y sus consecuencias eran la cotidianidad, y se han podido estudiar de manera secuencial y objetiva.

Gracias a estos conflictos permanentes entre los grupos imperiales, la llegada de los españoles y su posterior conquista y poblamiento fue posible, por la participación de pueblos indígenas aliados con los españoles. Lo vemos en la conquista de lo que hoy conocemos como Ciudad de México, donde Cortés apenas tiene poco más de 2000 soldados castellanos mientras es apoyado por poco más de 200.000 guerreros indígenas de pueblos, como los tlaxcaltecas, texcocos, totonacas, entre otros, enfrentados al imperio dominante.

Igual pasa con la conquista y poblamiento de la Tierra de Gracia (Venezuela). Diego de Losada es acompañado por miles de aborígenes que están enfrentados a los temibles caribes y sirven a los expedicionarios españoles para ocupar el valle de los Caracas y derrotar, posteriormente, a los bárbaros comedores de hombres, mujeres y niños.

Algunos investigadores manifiestan que en verdad los caribes practicaban la antropofagia, como lo cuenta el escritor, Herrera Luque en Los Amos del Valle. Otros, más condescendientes, indican que solo lo hacían en ceremonias y como rituales de guerra o para calmar la ira de los dioses.

De cualquier manera, lo cierto es que estos pueblos eran muy dados, tanto a aniquilar, sojuzgar, esclavizar y comerse, sea por gusto o por motivos religiosos, a sus enemigos.

La historia de la posterior denuncia de maltrato, crueldad y aniquilamiento de los pueblos indígenas, por parte del imperio español, fue un progresivo y bien fundamentado ardid ideado por las naciones y pequeños reinos de la Europa del norte, rivales imperiales que se vieron superados por la expansión que vivió España, a partir del siglo XVI, tanto por el descubrimiento y ocupación de América, como por el nuevo orden mundial trazado a partir de las nuevas rutas comerciales que se fijaron, gracias a los adelantos de los marineros españoles.

Cierto que los primeros 50 años de la conquista española fue notoria y evidente tragedia para los pueblos indígenas, situación que la España imperial nunca negó.

Por el contrario, estos desmanes dieron lugar al establecimiento de las llamadas Leyes de Indias donde se determinó un trato más humano y digno para con los nuevos súbditos de la corona española. Muestra de ello es el alegato que a favor de los indígenas formula, públicamente, en su libro, el sevillano fray Bartolomé de Las Casas, con su Brevísima relación de la destrucción de las Indias.

Pero estas denuncias fueron usadas de manera sesgada por la propaganda imperial inglesa, francesa y holandesa para darle a la España imperial una visión cultural deshumanizada y presentarla como artífice de todos los desmanes y tragedias que posteriormente ocurrieron.

Sin embargo, los estudios realizados han demostrados que, por ejemplo, la mayor empresa esclavista estuvo formada, tanto por compañías inglesas y holandesas, que durante los siglos XVI, XVII, XVIII y hasta entrado el siglo XIX, cargaron con millones de africanos que vendían a los colonos desde el Caribe al Golfo de México y costa este de lo que son hoy los Estados Unidos de Norteamérica hasta la Nueva Escocia (Canadá).

La farsa montada por la propaganda (Leyenda negra) inglesa y holandesa, se evidencia en la serie de panfletos, libros y documentos donde se presenta a la corona española como responsable del genocidio contra los indígenas del Nuevo Mundo.

Las llamadas Encomiendas o distribución de indígenas a los españoles que residían en las tierras ocupadas, contaron siempre con la aprobación de parte de aquellos grupos de aborígenes que se aliaron a los conquistadores. Esto evidencia los privilegios que muchos pueblos indígenas conservaron siglos después. Ocurrió, por ejemplo, con los indígenas de la Capitanía General de Venezuela, con los palenques, guaiqueríes, caquetíos, entre otros.

La aniquilación de los pueblos indígenas habría que verla, investigarla más a fondo, y razonarla de manera crítica y responsable, a partir del siglo XIX con el advenimiento de los movimientos llamados de independencia, donde pueblos indígenas enteros, hombres, mujeres y niños, que se negaban a abandonar su apoyo al imperio español y a su rey, fueron diezmados, aniquilados por las tropas patriotas.

Generalmente cuando se habla del imperio español y su presencia en el Nuevo Mundo, se busca resaltar lo negativo de ello.

Se olvidan (por intereses ocultos y menos por ignorancia histórica) los inmensos aportes que este verdadero imperio supuso para el destino de media humanidad.

La llamada América Latina desarrolló una nueva lengua, asimiló una nueva religión y desarrolló una nueva historia; esto significó una cultura hispánica. Solo en estos tres aspectos se resume el destino posterior de un sobre humano esfuerzo combinado, entre miembros de dos culturas, española-aborigen, que fusionaron su destino, mientras en otras realidades, holandesa, inglesa, fue diferente; evidentemente segregacionista y donde se invisibilizó por siempre a los vencidos.

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