Opinión

Invasor silente: Helicobacter pylori

Puede provocar inflamación de la mucosa gástrica.
sábado, 22 febrero 2020

Helicobacter pylori es una bacteria gramnegativa que vive exclusivamente en el estómago humano, con forma de bacilo en espiral y abundantes flagelos con los que perfora literalmente la capa de la mucosa para colonizar el epitelio gástrico. Se estima que más de dos tercios de la población mundial se encuentran infectados por esta bacteria.
Pese a habitar en un medio ‘hostil’ donde el jugo gástrico es altamente ácido, puede sobrevivir a él por producir la enzima ureasa, que transforma la urea en amoníaco y en dióxido de carbono; siendo el amoníaco el que va neutralizar parcialmente la acidez gástrica. Lamentablemente el amoníaco es tóxico y va a lesionar la superficie de las células epiteliales.

Es por ello que la infección por H. pylori puede provocar inflamación de la mucosa gástrica y posteriormente progresar llevando a presentar cuadros de gastritis y úlcera péptica, en especial la gastritis crónica atrófica, la hiperplasia nodular gástrica, los adenomas gástricos, además de ser calificado como factor de riesgo en el desarrollo del cáncer gástrico y el linfoma MALT (un linfoma no Hodgkin que afecta al tejido linfoide de la pared estomacal). Igualmente se relaciona con el mal aliento.

La infección por H. pylori puede ser sintomática o asintomática; se estima que más del 70 % de las infecciones son asintomáticas. Sin embargo, en algunos casos, durante las semanas posteriores a la transmisión pueden presentarse signos y síntomas que delatan su posible existencia, dolor o acidez en la parte superior del abdomen, inflamación abdominal, intolerancia a las comidas o indigestión frecuente, cambios en las heces, náuseas, vómitos, dolor nocturno con el estómago vacío, pérdida inexplicable de peso, debilidad, anemia, eructos y regurgitación.

La bacteria ha sido aislada de las heces, de la saliva y de la placa dental de los pacientes infectados, lo cual sugiere una ruta oral-oral o fecal-oral con agua o alimentos que han estado en contacto con heces contaminadas, como posible vía de transmisión.

Existen varias pruebas que pueden detectar su presencia y será el médico el que determine cuál de ellas se debe llevar a cabo. Entre estas destacan: análisis de anticuerpos en la sangre, detección de antígenos en las heces o biopsia de estómago con endoscopia y la prueba del aliento con urea. Uno de los métodos de detección más sensibles corresponde a la PCR (reacción en cadena de la polimerasa).

El tratamiento habitualmente se basa en la toma de tres medicamentos con una pauta de administración dependiendo de la gravedad de hasta por 14 días. Un inhibidor de la bomba de protones, más dos antibióticos. Después de concluir la terapia, el paciente debe realizarse los exámenes no invasivos para confirmar la eliminación de la bacteria.

Para reducir el riesgo de infección o de reinfección con Helicobacter pylori, se recomienda:

1) Lavarse las manos antes y después de ir al baño.

2) Hervir y potabilizar el agua antes de consumirla.

3) Lavar muy bien los alimentos antes de ingerirlos y mantener la higiene del lugar donde se manipulan.

4) Control con su médico de confianza, quien indicara lo conducente, sobre todo en caso de tener familiares con cáncer gástrico y mayor de 40 años, por cuanto la predisposición a desarrollar enfermedades relacionadas con el bacilo es mayor. qcfanny@hotmail.com

 

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