Intolerancia a la lactosa
La lactosa es el azúcar natural de la leche, un disacárido compuesto por dos moléculas, una de glucosa y otra de galactosa. Para que nuestro organismo pueda absorber la lactosa, es necesario que ésta sea hidrolizada, es decir, que sus moléculas de glucosa y galactosa se separen, evento que ocurre por la acción de una enzima que se produce en las células de nuestro intestino delgado, llamada lactasa. Decimos que somos intolerantes a la lactosa, cuando el rechazo o incapacidad de digerir la lactosa, es causado por deficiencia de lactasa.
Cuando la lactosa no puede ser absorbida, permanece en el intestino y actúa como un elemento osmótico para introducir agua a la luz intestinal. Las bacterias de la flora intestinal fermentan la lactosa que no ha sido modificada, generan ácido láctico y otros ácidos volátiles, dióxido de carbono e hidrogeno gaseoso, liberando gases que causan los típicos síntomas como: flatulencias, timpanismos, irritabilidad intestinal, dolor abdominal y diarreas acuosa que ocasionan perdida de líquidos, electrolitos y nutrientes.
La deficiencia de lactasa se diagnostica con base en:
1) el antecedente de síntomas gastrointestinales que surgen después de ingerir leche;
2) datos anormales de las pruebas de medición de hidrogeno en el aliento;
3) anormalidades en la prueba de tolerancia de la lactosa;
4) biopsia de la mucosa intestinal.
Los productos que tienen lactosa y debes evitar si eres intolerante son:
Todos los que tienen leche de mamífero: vaca, cabra, oveja.
Todos los alimentos derivados de la leche: queso, nata, mantequilla, yogur, leche en polvo, evaporada.
Todos los productos que se hacen con leche como helados, cremas y salsas, chocolate con leche, chocolatinas, cremas o zumos con leche.
También otros productos que no parecen tener lactosa, pero sí la tienen, en razón de que la lactosa en la industria alimentaria se añade a muchos alimentos como un aditivo o bien como un auxiliar tecnológico, tales como: Carne envasada, los preparados cárnicos de carne picada, hamburguesas o carnes nobles envasadas, todos ellos llevan lactosa como conservante. Embutidos: fiambres de cerdo, pavo o pollo, como el jamón cocido, la pechuga, la mortadela, las salchichas, el salchichón, el chorizo.
Aperitivos: con sabores especiales, al igual que un derivado de la lactosa que se usa como edulcorante en chicles sin azúcar, caramelos y muchos productos bajos en calorías. Galletas: casi todas las galletas llevan suero de leche, leche en polvo o lactosa como aditivo. Panes: generalmente suelen llevar lactosa. Caldos: caldos de carne de pollo, de verduras y de pescado utilizan la lactosa como aditivo, especialmente los concentrados. Vinos y licores: en el proceso de destilado de algunas empresas usan derivados lácteos y en el proceso de fermentación de vinos, sidras, las bodegas lo pueden usar como agente clarificante.
Medicamentos: muchos de los comprimidos: tienen lactosa como excipiente para la conservación de sus propiedades.
En la actualidad, son cada vez más los consumidores que asocian a los productos deslactosados, con una opción saludable. qcfanny@hotmail.com
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