Hablemos hoy de: No todo lo fácil sale bien

Estamos viviendo tiempos de facilismo, las personas no quieren esforzarse mucho por alcanzar sus metas y objetivos, quieren que todo se les conceda de forma sencilla y sin muchas complicaciones. Pero con esta actitud ante la vida, solo están dejando de vivir con sabor y con placer, pues nada más satisfactorio que obtener lo que te propones a través de tu esfuerzo, trabajo y dedicación. Es cuestión de inteligencia, esta se aplica de manera positiva cuando estás claro en lo que realmente quieres, y en que tus propósitos son reales y en armonía con el deber ser.
Existe una expresión en la que se manifiesta que no todo lo fácil sale bien. Esto nos quiere decir que por muy sencillo que sea lo que quieres, no hay garantía que alcanzarás un resultado positivo, pues el interés que se le imprime al objetivo, no está cargado de la buena energía que necesita. Por el contrario, cuando la dificultad se hace presente y le pones tú mejor esfuerzo a lo que haces en busca de la meta, obtendrás avances acordes con lo que aspiras y al final el resultado será absolutamente satisfactorio.
De esta forma te darás cuenta que lo que haces con pasión y entrega, tendrá un valor más significativo y lo cuidarás porque reconoces el esfuerzo que hiciste para obtenerlo.
Al contrario de lo que obtienes sin mucho esfuerzo y de manera no muy correcta, pues esto incluso te puede llegar a hacer sentir incómodo y el valor que le das no es muy alto, porque no requirió de mucho esfuerzo el obtenerlo. Incluso puede llegar a desaparecer tal como llegó y su valor no es relevante.
Obtener lo que necesito en la vida, puede llevarse su tiempo, es aquí donde debemos utilizar al máximo nuestra mente, utilizar la mejor energía, optimizar el tiempo, atrevernos, ser proactivos, buscar alianzas asertivas, hacernos conscientes y no darnos por vencidos si no lo logramos en el tiempo que esperamos. En otras palabras ser constantes.
Así aprenderemos, evolucionaremos, descubriremos nuestras debilidades pero también las capacidades, habilidades y fortalezas, y encontraremos nuestra mejor versión de triunfadores y saborearemos con placer y gusto, el éxito en todo lo que nos propongamos, sin ser uno más del monón.
El sabor del esfuerzo propio, del sudor en la frente, del cansancio físico y mental, de las horas de dedicación diurnas y nocturnas, de no disfrutar de actividades sociales y de recreación por algún tiempo, de tal vez limitarnos en nuestro accionar, será lo que al final nos dará la plena satisfacción y el orgullo de haber logrado todo lo que nos propusimos en un momento determinado, y podremos decir con placer, lo logré y valió la pena todo lo que se hizo. Gracias a mi esfuerzo hoy me siento un triunfador.
Y no creas que es fácil y natural. Nuestra mente dibuja la actitud y con el mayor esfuerzo y claridad en lo que queremos realmente, y con las mejores alianzas, podremos estar del lado de las personas asertivas que siempre piensan en positivo y nunca muestran ningún tipo de flojera o debilidad, a la hora de tomar las decisiones serias y correctas,
No es que lo fácil sea negativo, pero jamás tendrá el sabor a éxito que tiene lo que conseguimos con nuestro trabajo, empeño y decisión.
No olvidemos nunca que debajo de un reconocimiento, un trofeo o una medalla, encontraremos fracasos, caídas, intentos fallidos, errores, desilusiones, que nos dirán, valió la pena no haberse dado por vencido.
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