Opinión

Eyaculación precoz

La eyaculación precoz o prematura es el trastorno sexual masculino más común, se caracteriza por la expulsión súbita de semen antes del momento deseado por el hombre
sábado, 27 febrero 2021

Es habitual que los hombres experimenten incomodidad al momento de expresar o compartir sus inquietudes de salud sexual, más aún si la misma deriva de una dificultad persistente para controlar voluntariamente el reflejo eyaculatorio antes de lo deseado en la mayoría de sus relaciones sexuales; incluso en ocasiones, antes de iniciar la penetración.

Los trastornos de la eyaculación son un grupo heterogéneo de disfunción sexual que incluyen la eyaculación precoz (EP), retraso, eyaculación retrógrada y la anorgasmia. El orgasmo doloroso también puede incluirse en esta categoría.

La eyaculación precoz o prematura es el trastorno sexual masculino más común, se caracteriza por la expulsión súbita de semen antes del momento deseado por el hombre, que no es capaz de controlar el reflejo eyaculatorio, a tal punto que interfiere con su bienestar sexual y emocional, de la pareja o ambos.

Para los hombres, la eyaculación precoz es con frecuencia responsable de la falta de motivación para los actos sexuales y causa de la desvalorización de la propia imagen, donde su progreso puede conducir a una impotencia psicológica.

El sujeto bajo condición de ansiedad, depresión, angustia, nerviosismo y poca autoestima, está más preocupado en contener la eyaculación y no de disfrutar el acto sexual.

Usualmente intenta distraerse durante el acto sexual, centrando su atención en imágenes no sexuales, tensando los músculos, mordiéndose la lengua o labios entre diversas maniobras que pudieran facilitar desatensión; “estrategias” que pudieran permitir demorar el comienzo de una excitación erótica intensa, pero son incapaces de favorecer el control de la eyaculación.

Para la mujer, la eyaculación precoz de su pareja puede igualmente llegar a desmotivar el deseo sexual, ser factor de ausencia de orgasmo y en ocasiones evolucionar hasta una frigidez secundaria; lo cierto es que la EP restringe el disfrute sexual.

En cuanto al entorno de la pareja, puede condicionar ruptura de la comunicación afectiva y erotica, escenario que acarrea crisis y/o separación.

En una relación sexual normal, la excitación en el hombre aumenta progresivamente hasta la fase denominada “meseta”, disfrutando de su placer sexual hasta el momento que de forma voluntaria llega a un clímax.

El eyaculador precoz no puede permanecer en la fase de meseta, sino que existe una excitación rápida y una eyaculación involuntaria y temprana.

La prevalencia de la EP se sitúa mundialmente en aproximadamente el 30 % de los hombres, con variaciones entre países y diferentes grupos étnicos. Se afirma que la gran mayoría de los hombres experimentarán, una eyaculación precoz en algún punto de su vida sexual.

El síntoma principal de la EP para diversos autores, es la incapacidad de retardar la eyaculación durante más de un minuto después de la penetración. Sin embargo, el problema podría presentarse en toda clase de situaciones sexuales, incluso durante la masturbación.

La etiología del trastorno es incierta en la mayoría de los casos. Actualmente, dentro de las teorías, la más aceptada es la referida a la sensibilidad de los receptores de la se¬rotonina.

La eyaculación precoz puede ser primaria o secundaria. La EP “primaria” se refiere a aquella que ha existido siempre, es decir, el individuo nunca ha controlado la eyaculación; además existen evidencias que sugieren que una variable biológica determinada genéticamente está relacionada con la sensibilidad heredada de receptores centrales.

La EP “secundaria” ocurre cuando se instaura en un momento determinado después de iniciarse la vida sexual del individuo.

Los factores psicológicos, como antecedentes de abuso sexual, depresión y ansiedad por el desempeño, entre otros, pueden influir en el desarrollo de la EP adquirida o secundaria.

La orientación y educación sexual es el primer paso para tratar la eyaculación precoz y tiende a ser multidisciplinario. El tratamiento se enfoca en incrementar el tiempo del acto sexual y debe individualizarse en cada paciente.

En los casos leves puede indicarse terapia conductual, enfocada en entrenar gradualmente al paciente, mejorando su condicionamiento mental al sexo y el control de su estímulo erótico, con la que se han obtenido resultados favorables.

Los casos más avanzados requieren la combinación de tratamiento farmacológico oral y tópico, asociado con terapia psicológica. La participación de la pareja en el proceso terapéutico puede favorecer los resultados, pero no es requisito sine qua non.

El tratamiento quirúrgico se implementa en contados casos; sin embargo, sigue siendo motivo de discusión en todo el mundo.

La mayoría de los casos pueden tratarse satisfactoriamente, motivo por el cual se recomienda, en caso de síntomas sugestivos de eyaculación precoz, consultar con su médico de confianza, quien podrá remitirlo al Urólogo conjuntamente con el equipo de salud mental.

Dra. Fanny Quevedo
Médico Ocupacional
Especialista en Gerencia en Salud.
qcfanny@hotmail.com

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