Opinión

Enfermedad de Osgood-Schlatter: Rodilla dolorosa

El principal síntoma es un proceso inflamatorio doloroso justo debajo de la rodilla.
sábado, 05 septiembre 2020

La enfermedad de Osgood-Schlatter u Osteocondritis del tubérculo tibial anterior, también denominada epífisitis por tracción, es un trastorno en la inserción del tendón rotuliano a nivel de la tuberosidad tibial anterior, caracterizado por tumefacción y crecimiento doloroso que afecta a niños y adolescentes.

Este trastorno se observa muy a menudo en adolescentes activos y atléticos, generalmente en edades comprendidas entre los 10 y los 15 años. Es común en adolescentes que juegan fútbol, baloncesto, béisbol, voleibol y balonmano, al igual que aquellos que practican gimnasia.

El principal síntoma es un proceso inflamatorio doloroso justo debajo de la rodilla y la aparición de una protuberancia en la superficie frontal (anterior) de la tibia (tuberosidad tibial). Los síntomas ocurren en una o ambas piernas. La persona puede presentar dolor de pierna o dolor de rodilla, que empeora al correr, saltar, agacharse y subir escaleras. El área es sensible a la presión y la inflamación fluctúa desde leve hasta muy severa.

La enfermedad es causada por lesiones pequeñas y usualmente inadvertidas, ocasionadas por la sobrecarga repetitiva antes de que se complete el crecimiento del área.

Otro factor que puede afectar la tibia que marca como culpable a la tracción de los músculos que se encuentran anteriores al cuádriceps que está unido con los tendones que se desplazan por la rodilla hasta la tibia para conectar ambos músculos.

Las tracciones excesivas sobre el tubérculo parecen ser la causa principal de esta afección, lo cual secundariamente afecta la nutrición, la osificación y el crecimiento de dicho tubérculo. Los repetidos traumas producto de la tracción y los renovados esfuerzos de reparación de la lesión conducen a una metaplasia ósea del sitio.

El dolor se presenta al realizar esfuerzos como correr, saltar, hacer cuclillas y otras actividades. Al realizar la evaluación médica llama inmediatamente la atención el aumento de volumen y la deformidad. Con la palpación se aprecia sensibilidad local. Los movimientos extremos de flexo-extensión están limitados a consecuencia también del dolor.

El diagnostico se establece a partir de los antecedentes del dolor y sus características clínicas, así como por los hallazgos del examen físico relativos a sensibilidad local y tumefacción sobre la tuberosidad y el tendón rotuliano. El diagnóstico diferencial se hará teniendo en cuenta contusiones, fracturas, arrancamientos tendinosos, osteomielitis y tumores óseos.
El examen radiográfico sirve más para descartar otras lesiones que para hacer un diagnóstico positivo.

Generalmente evoluciona en un periodo de 1 a 3 años con buen pronóstico, dejando solo como secuela un aumento de volumen sobre esta parte de la tibia. Entre las complicaciones específicas se puede presentar una fractura por arrancamiento de la apófisis, una tendinitis o un defecto de osificación permanente con sensibilidad local.

Se recomienda, en cuanto se detecten los primeros síntomas en el niño o adolescente, consultar con su médico de confianza, quien podrá remitirlo a un especialista en traumatología.

Dra. Fanny Quevedo
Médico Ocupacional
Especialista en Gerencia en Salud.
qcfanny@hotmail.com

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