Opinión

Ella, que pasa necesidad

Jesús de Nazaret posee un don del todo particular. Es decir, mira salvíficamente cuanto le rodea, de modo que situaciones que para muchos pasan desapercibidas,
jueves, 18 noviembre 2021

Uno
El domingo próximo, los venezolanos estaremos en presencia de un proceso electoral más. Estas elecciones regionales no son muy diversas de las anteriores celebradas en el pasado reciente. Todo parece indicar que participará un escaso número de votantes adeptos al gobierno, y un número más diminuto aún, indeterminado, de quienes favorecerán otras alternativas.

Personalmente, lamento sobremanera no percibir un cambio significativo en las condiciones en que se proponen las elecciones desde hace un buen tiempo, y lamento la prácticamente indiferencia generalizada con relación a los sufrimientos de la mayoría del pueblo venezolano, que no aparece seriamente en las agendas y programas políticos, pero que es el que lleva cotidianamente sobre sus espaldas un fardo pesado e injusto.

Jesús de Nazaret posee un don del todo particular. Es decir, mira salvíficamente cuanto le rodea, de modo que situaciones que para muchos pasan desapercibidas, Él las evidencia, las coloca en el centro de atención, porque tales situaciones anónimas se transforman en mediaciones para explicitar lo que es e implica el Reino de Dios.

Del mismo modo que el Jesús de Lucas alza sus ojos y dirige su mirada al óbolo del templo, donde los acomodados de todos los tiempos depositan sus superfluas ofrendas —son donativos banales porque no comprometen la situación socioeconómica de los depositantes, pues dan de lo que les sobra—, donde una viuda pobre, que pasa necesidad, echa todo lo que tenía para vivir. A esta última, Jesús la reivindica, llamando la atención de sus discípulos.

Vista más detenidamente, la escena no gira alrededor de lo cuantitativo de las ofrendas, sino en la “pasta” de que está hecha ella, que pasa necesidad. La viuda pobre es consciente del gesto que ha llevado a cabo al depositar “todo” lo que tenía. Es decir, dos moneditas de cobre de baja denominación. Para ella es claro que ese generoso gesto para con Dios, la sitúa en la total indigencia, en la dependencia radical, comprometiendo su futuro inmediato, oscureciéndolo.

La viuda pobre da todo lo que tenía para vivir; en fin, se da ella misma por completo como ofrenda humilde, escasa pero concentrada de humanidad, que espera agradar al Dios Bueno, en quien ha puesto toda su confianza. El gesto denota la calidad de la persona. Se trata de una mujer de fe, de una mujer generosa, no obstante las necesidades que padece.

Dos
Sumidos en una crisis devastadora que nos está aniquilando paulatinamente, donde la luz al final del túnel pareciera se aleja o se apaga por momentos, echamos en falta y rezamos por dirigentes al estilo de Jesús, para quien todos cuentan, pero cuentan de modo particular aquellos a los que los gobiernos expulsan a las periferias sociales, a los inframundos. Simultáneamente, agradecemos el hecho de conocer siempre más y más personas que, a ejemplo de la viuda pobre, se animan a darlo todo, generosa y confiadamente.

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