Opinión

Elecciones

Por encima de populismos e inmediatismos, Israel se decidió en servir al Señor y desechó las demás propuestas por muy encantadoras que parecieran en el corto plazo.
jueves, 19 agosto 2021

Nuestras existencias se encuentran en muchas ocasiones con encrucijadas, donde inevitablemente debemos escoger qué camino tomar. Nuestro cotidiano está determinado por decisiones de mayor o menor envergadura y compromiso. Incluso a nivel social, hemos de pronunciarnos por opciones que están sobre la mesa, deseando que las decisiones sean portadoras de bienestar para el grupo y, consiguientemente, repercutan también en los propios intereses.

En el caso venezolano, una vez más se nos empuja hacia unas elecciones que de suyo no ofrecen todas las garantías de un proceso impecable, precisamente porque se llevarán a cabo en un ambiente que no ha cambiado del todo, donde además los intereses de la mayoría no estén evidenciados, aunque los responsables insistan en que esta dinámica pretende atender nuestras necesidades más acuciantes.

Escojan a quién servirán
El libro de Josué nos ofrece un primer criterio de discernimiento a ser aplicado al momento de hallarnos en situaciones de escogencia de senderos a recorrer. Israel se encuentra en la diatriba de tomar una decisión sobre a qué dios servir: a los ídolos que dejaron atrás, a los ídolos que encontraron el lugar donde están estacionados o al Señor, nuestro Dios.

Es una consulta popular, sin papeletas o urnas donde depositar el voto, o primarias. El método es sencillo, “primitivo”; el grupo proclama al unísono y la decisión se toma en base a esa aclamación.
Sin embargo, Josué marca una pauta. Entre los “candidatos” existentes, él y los suyos inclinarán la balanza en favor del Dios vivo y verdadero.

El pueblo seguirá el ejemplo de Josué. Ellos se deciden por servir al Señor, no porque hayan sido condicionados por la escogencia de Josué, sino porque están claros y rememoran la “política” de Dios cuando ellos eran esclavos en Egipto.

Israel toma partido con Aquel que los liberó, con Dios. Es cierto que la libertad no ha sido fácil de conquistar, pero de esto también está compuesta la vida: la libertad se gana a caro precio. Con la libertad llega la vida, la superación de las personas y el inicio de un sendero positivo que redunda en beneficios para el grupo.

Haberse decidido por el Dios liberador, propiciador de vida, es apostar por el mejoramiento. Toda elección pide evaluación y consciencia: hay que ponderar cómo ha sido el recorrido hecho hasta la fecha, de si efectivamente la dirigencia escogida ha cumplido con sus promesas y ha sido coherente con su vocación de servicio. Hay que estar conscientes de que pequeñas dádivas o políticas de maquillaje no resuelven de raíz los problemas que atravesamos como Pueblo de Dios.

Por encima de populismos e inmediatismos, Israel se decidió en servir al Señor y desechó las demás propuestas por muy encantadoras que parecieran en el corto plazo.

Tú tienes palabras de vida eterna
Algo muy parecido a lo descrito anteriormente se presenta en el Evangelio del próximo domingo. Estar con Jesús ha traído una serie de inconvenientes con las autoridades establecidas, especialmente las religiosas, que Jesús sea “el Pan bajado del cielo” no implica inmediatamente que se puede comer sin trabajar, y finalmente la vida de los seguidores de Jesucristo está en permanente riesgo.

Hay que optar. El relato dice que muchos se desincorporaron de las filas de discípulos, mientras que otros decidieron continuar con el Señor. Escogieron a Dios, a ejemplo de Josué.

¿Cuál es el criterio de discernimiento que impulsa a Pedro y sus amigos a seguir con Jesús, independientemente de lo que esta decisión suponga? Los discípulos se han dado cuenta de que estar con el Señor implica riesgos serios, pero vale la pena correrlos pues con Él la vida a que aspiran está garantizada. Este hecho es patente a lo largo del camino hecho, y lo es igualmente en el camino que falta por andar.

En nuestro caso, el criterio de “más vida” ha sido abiertamente contradicho; es más, exhibimos unas realidades de muerte, con anécdotas desgarradoras, de niños inclusive que perdieron la vida por falta de medicamentos y tratamiento, por falta de alimentos, etc.

En la encrucijada de la vida, pareciera que una vez más deberemos escoger. La Biblia nos ofrece los ejemplos de Josué, que junto con su familia escogió al Señor Dios, y de Pedro, quien se decidió por continuar al lado de Jesús. Que sea el mismo Dios quien nos ilumine el entendimiento para que sepamos tomar buenas decisiones siempre que se nos presenten.

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