El rol del formador de formadores: Reflexiones con Javier Guzmán
Recientemente, tuve el honor de intercambiar ideas con el árbitro internacional de fútbol de salón, el aragüeño Javier Guzmán.
En esta conversación, tratamos en profundidad el tema de la formación como una vía esencial para el crecimiento dentro de las distintas organizaciones, enfocándonos especialmente en el rol del formador de formadores.
Es indudable que abordar el tema de la formación en cualquier contexto es fundamental, ya que esta constituye la base sobre la cual se construye el futuro de una organización, comunidad o sociedad.
Es crucial detallar los planes de formación, los métodos empleados y, especialmente, destacar a las personas que están a cargo de la formación de los nuevos valores.
Los planes de formación deben ser cuidadosamente diseñados para abordar las necesidades específicas de los interesados, garantizando que los contenidos sean pertinentes, actualizados y alineados con los objetivos estratégicos.
Los planes deben incluir una combinación de teoría y práctica, permitiendo a quienes se inician aplicar los conocimientos adquiridos en situaciones reales.
Los métodos de formación deben ser variados e innovadores, abarcando desde enfoques tradicionales como las conferencias y talleres, hasta métodos más modernos como el e-learning, simulaciones y aprendizaje basado en proyectos.
La diversidad en los métodos garantiza que se aborden diferentes estilos de aprendizaje y se maximice la retención del conocimiento.
Javier recordó que, en el plan del Comité Olímpico Venezolano, existió un proyecto denominado “Formador de Formadores”.
Según Javier Guzmán, este proyecto era excelente, ya que tenía el potencial de transformar la calidad de la formación deportiva en el país al capacitar a los instructores para que ellos, a su vez, pudieran formar a futuros entrenadores y líderes en el ámbito deportivo.
Este tipo de iniciativas son esenciales, ya que la formación de formadores crea un efecto multiplicador que puede elevar significativamente los estándares de enseñanza y desarrollo en diversas disciplinas.
La falta de seguimiento y sostenibilidad en proyectos de este calibre representa una oportunidad perdida para potenciar el talento y mejorar las estructuras formativas dentro de las organizaciones deportivas y otras áreas.
Es imperativo que se retomen y fortalezcan proyectos similares para garantizar un crecimiento sostenido y un desarrollo integral de futuros profesionales.
El mismo arbitro Javier Guzmán sostiene que la formación debe ser tratada con la máxima seriedad.
Por ejemplo, quien firma o instruye a alguien debe mostrar respeto hacia esa persona en todos los sentidos.
Coincidíamos en que el formador debe poseer no solo la competencia técnica y pedagógica necesaria, sino también una actitud de respeto y profesionalismo que inspire confianza y motivación en los aprendices.
Asimismo, quien certifica dicha formación debe estar debidamente autorizado y acreditado para garantizar la validez y el reconocimiento de las competencias adquiridas.
La seriedad en la formación implica un compromiso con la calidad y la ética. Los formadores deben estar continuamente actualizados en sus campos de especialización y en las mejores prácticas pedagógicas.
La autorización para certificar no debe ser tomada a la ligera; es fundamental que las instituciones y los individuos encargados de este proceso cumplan con estrictos estándares de acreditación y ética profesional.
Amigas y amigos, nos vemos en la próxima oportunidad con el favor de Dios.
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