El lado favorable

Estamos por dejar atrás un año catastrófico, bajo todo aspecto; pero no nos deslastramos de sus penosas consecuencias, porque la inmensa mayoría de éstas no dependen directamente de nosotros. Por ello, empezaremos con desventajas a partir de mañana.

Por lo que a Dios respecta, él está consciente de que una parte de la humanidad no lo acepta. Este rechazo, sin embargo, no le impide establecer su morada entre nosotros trayendo su haz de luz para vencer las tinieblas que niegan a Jesús y nos quitan la vida.

Dios y nosotros comenzamos en “desventaja”, por así decirlo. A pesar de las desavenencias, igual nos hemos puesto a andar a la meta que nos hemos trazado previamente.

I

El escenario nacional no es mínimamente halagüeño. Pudiéramos abrigar la esperanza propia de todo nuevo año, no obstante los principales y variopintos actores se empecinen en aniquilarla con sus decisiones y comentarios desaforados por los distintos medios de comunicación. Da la impresión de que no haya interés político por empezar a resolver este desastre. Impera la necedad, pues.

En el caso de la Biblia, la cuestión va en sentido opuesto: el punto de partida es la Sabiduría; ella está al principio de todo. Dios la creó y la colocó en el centro de su pueblo elegido, para que lo acompañe en todo momento. La dirección social tiene entonces a la Sabiduría por aliada, y de ello dan muestra los dirigentes al tener en cuenta primero a Dios, y luego a aquellos a quienes Dios ama.

II

¿Qué explicación podría resultar satisfactoria, de manera que entendamos cuanto nos está pasando? ¿Cuál es el fondo de esta situación tan penosa? ¿Debemos llegar a tocarlo, para luego resurgir de las cenizas? Lo más dramático de este estado de cosas es que hay gente muriendo, sufriendo injustamente, en total indefensión mientras intentamos responder a estos interrogantes. El número de víctimas y excluidos aumentará, lamentablemente.

Una vez más, en la Sagrada Escritura nos enteramos que Jesucristo es previo inclusive a la Sabiduría. Él es su modelo y ejemplo. Se trata del mismo Jesús, que viene de Dios para mostrarnos personalmente el camino que nos lleva a él. Jesús representa nuestra luz, y sus adversarios son representados con el símbolo de la oscuridad, de las tinieblas. La luz nos da brillo y permite caminar sin tropezar; las tinieblas esconden la mejor versión de nosotros mismos, nos deshumanizan y envían al anonimato.

III

La esperanza típica de comienzos de año se fortalecerá si somos capaces de mantenernos en el espacio de luz que Jesucristo ha encendido para nosotros.

Las políticas de Estado nos afectan, porque simplemente van en detrimento de los servicios básicos. Al contar todos con el acceso a dichos servicios, nos deshumanizamos y deshumanizamos a nuestros semejantes: no son ya pares, sino competidores de los bienes a que aspiramos o requerimos, pero que escasean cada vez más o son inalcanzables.

Entramos así en una dinámica de canibalización, depredándonos recíprocamente, alentando la viveza y haciendo de las necesidades ajenas un negocio rentable.

El año que empieza pide Sabiduría, y la Sabiduría debe estar presente desde el comienzo. Se trata de iluminar las zonas opacas presentes en nuestra realidad desde ya, y así aprovechar el año que inicia mañana. Este es el lado favorable de nuestra historia.

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