El camino de la paz
Estamos a pocas horas de contemplar nuevamente el milagro que es la Vida entre nosotros: el nacimiento de nuestro Salvador Jesús, hijo de José y María. “Esta noche es nochebuena, y mañana navidad”.
Israel está necesitado de una nueva historia, de caminos alternativos que recorrer, de una inspiración que los ponga en marcha una vez más; es un pueblo necesitado, pero expectante.
Dios está bien consciente de cuanto necesita el pueblo, y está dispuesto a echar una mano, pero no en las condiciones en que lo conciben las personas. De esto último, los venezolanos poseemos alguna información: estamos necesitados, esperamos respuestas a nuestras necesidades y tenemos alguna idea de cuáles pudieran ser las vías de solución más expeditas.
Como lo de Dios va por un sendero distinto al que nosotros proyectamos, es obvio que su respuesta podría decepcionarnos, parcial o totalmente.
Esta incongruencia entre lo que queremos y la respuesta divina implica un quiebre, no solo en nuestros planes sino en nuestra imagen de Dios. Si lo vivimos de modo adecuado, podremos salir fortalecidos espiritualmente, más adultos en la fe.
Servir con santidad y justicia
Navidad es un paso inequívoco que da el Señor a nuestro favor. Previamente, nos ha perdonado gracias a su infinita misericordia, para que este perdón nos capacitara para lo que vendrá después. Es decir, servir a los demás de modo honesto y equilibrado, sin aprovechamientos.
El 2020 ha sido un año doloroso en este aspecto. En la búsqueda de cubrir nuestras necesidades básicas, nos damos cuenta —padecemos— cómo otros semejantes nuestros “no dan puntada sin dedal”, y solo piensan en sacar provecho propio de nuestras urgencias. Continuar por esta vía no resuelve nuestros problemas, sino que los agrava y nos deshumaniza todavía. Más.
Lo de Dios, la navidad, la venida del Niño Jesús afirma más bien que debemos darnos todos una mano, especialmente a los más necesitados y excluidos, que, en nuestro caso, supera más de la mitad de los venezolanos.
Nos visitará el sol
Nuestro Dios trae regalos para nosotros. Éstos son luz y paz, y un amor rebosante de ternura. No es oropel lo que viene con el Dios Niño, sino que recibiremos precisamente lo que más nos urge.
Venezuela está muy maltrecha; este año ha sido doloroso para nosotros, y el año próximo lamentablemente empeoraremos. Así las cosas, es fundamental acoger los dones del presente pues los necesitaremos para lo que vendrá.
En estas festividades, llenémonos de esta luz celestial que proviene del pesebre de Belén. Busquemos la paz, para que se anide definitivamente en nuestras almas y desarrollemos la ternura.
Estos ingredientes deben hacer acto de presencia en nuestros trabajos y responsabilidades del 2021.
Vayamos por el camino de la paz.
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