Opinión

Cuenta La Leyenda: Venezolano ejemplar, como él… muy pocos

Recuerdo, como si fuese sido ayer, cuando en la primera rueda de prensa en el tercer piso de la corporación.
sábado, 05 agosto 2023

Este martes 1 de agosto de año 2023, nuestro biografiado hubiese cumplido 97 años de edad, se despidió del plano terrenal, con apenas 70 años, cuando aún tenia muchas tareas por cumplir.

Con una amplia trayectoria en la gerencia pública de su querido país, lamentablemente después de haber superado infinidad de contratiempos, no pudo superar el mal que lo aquejaba, en otras palabras se despidió el 16 de octubre de 1996, me refiero a Leopoldo Sucre Figarella.

Nació el 1ro de agosto de 1926, en la población de Tumeremo del Estado Bolívar; han pasado los años y siempre se recordará y se seguirá hablando de este personaje, por haber sido uno de nuestros ingenieros, constructor, político de grandes quilates, que su trayectoria no fue en vano, vinculado al partido Acción Democrática, fue elegido Senador al Congreso de la República, en representación de su estado natal, en 1994, periodo que no llegó a concluir debido a su deceso en 1.996.

Estuvo casado con Cruzana Ortega, unión en la cual nacieron tres hijos.

…pero antes de continuar, quiero, transcribir, palabras dichas por el biografiado y publicado por mi gran amigo Waldo Negrón en el libro que el escribió y publicó el 16 de agosto del 2011, el cual lleva el título: “Leopoldo Sucre Figarella… su Legado Gerencial” el mismo que dice así:

“Tenemos, que empezar por ser exigentes con nosotros mismos. Tratándose de nuestro trabajo, de nuestro futuro, de nuestro porvenir, del de nuestros hijos, del de nuestra patria, todos debemos dar lo mejor de nosotros mismos, debemos ejecutar nuestras tareas y actividades, nuestro trabajo de la mejor forma posible. Tratando siempre de superarnos en su realización, para que cada vez cumplamos con más eficiencia y más cabalmente.

No importa el tipo de tarea de la cual seamos responsables. El planificador deberá esforzarse en ser cada vez más riguroso y exhaustivo en su análisis, información y planteamientos, el profesional más eficiente en el desempeño de su trabajo, el empleado más dinámico, imaginativo, buen administrador y competente en sus actividades, el gobernante más exigente, escrupuloso, activo y esforzado en el cumplimiento de sus responsabilidades.

El obrero más eficiente al desempeñar sus tareas y más cuidadoso en el uso y conservación de sus herramientas y equipos: el campesino más laborioso en su trabajo, tratando de mejorar sus sistemas para lograr el mayor rendimiento posible de su tierra, de sus créditos y de la ayuda técnica que se le ofrezca”.

“…Y así, empezando a ser exigentes con nosotros mismos, podremos y tendremos el derecho y el deber de ser exigentes con los demás…” Leopoldo Sucre Figarella.

…Yo, aunque nunca trabajé directamente con la Corporación Venezolana de Guayana, presté mis servicios profesionales a esta corporación, a todas la empresas básicas y pude compartir mucho con Leopoldo Sucre Figarella, lo conocí cuando llegó a posesionarse del cargo que le había entregado el presidente Carlos Andrés Pérez, anteriormente tenia vaga información sobre sus actuaciones en otros ministerios (Obras Publicas y de Transporte y Comunicaciones) se escuchaba mucho de la cantidad de obras que realizó, hecho que pude palpar posteriormente cuando tuve una estrecha relación con sus actuaciones en la CVG.

Recuerdo, como si fuese sido ayer, cuando en la primera rueda de prensa en el tercer piso de la corporación, que el ministro ofreció a los medios de comunicación, estrenándose como Ministro, habló mucho de sus planes y un periodista (Toto Rodríguez) preguntó:

¿Señor ministro cómo encontró a la CVG? ¿Con que dinero hará todas esas obras que está ofreciendo?, Leopoldo, enfáticamente respondió: “Sobre la situación actual de CVG no interesa hablar, lo que importa es el desarrollo del futuro de Guayana y para eso vamos a trabajar muy duro, con relación al dinero para las inversiones, te puedo decir que no sé de dónde saldrá, de lo que no te puede quedar duda, es que lo encontraremos. Ese dinero aparecerá y haremos las obras que Guayana necesita”.

“Leopoldo era un hombre de hechos concretos, no le gustaba hablar mucho, ni prometer. Cuando comentaba sobre una obra era porqué ya estaba por inaugurarla, hizo mucho por Guayana y Venezuela, acá en Guayana lo recordamos todos los días, porque tenemos un agradecimiento por todo lo realizado, fue el responsable de la transformación y desarrollo industrial de la zona del hierro, además de limpiar las calles, hacía parques, escuelas, y obras de todo tipo.

La vida en Guayana dependía de la CVG y Leopoldo era el verdadero “motor” que movía esa corporación.

También recuerdo en una oportunidad, Leopoldo Sucre estaba contemplando la ciudad desde el tercer piso, por la ventana de su despacho y mandó a buscar al vicepresidente de desarrollo agrícola, (Fernando Alvarez) cuando este entra al despacho, Leopoldo le señala las áreas externas del edifico sede y pregunta ¿Por qué no tenemos áreas verdes? ¿Por qué hay tanta arena rojiza en nuestros alrededores?

Y este le respondió, “señor ministro, lo que pasa es que esta zona de Alta Vista hay mucha arcilla y esa arena es poco fértil y…” expresando el vicepresidente y tartamudeando, en un intento por responder a su jefe y tratando de convencerlo, Leopoldo con evidente enfado y malestar, dijo así: ¡! Chico!”! No me des explicaciones tan tontas, quiero ver áreas verdes en todos los alrededores y sino en tres meses, todo no está verdecito, me traes tu carta de renuncia,. (A los tres meses, estaba todo que parecía más bien una alfombra verde).

(Leopoldo le puso como ejemplo, lo que los israelitas sembraron en el desierto)

Siempre se ha comentado que: Leopoldo tenía un carácter fuerte, muy duro, no se reía, no compartía mucho con la gente, algunas veces infundía temor, de verdad era muy fuerte con sus funcionarios mentirosos y que no cumplían con su trabajo, esos empleados mediocres sí que le temían, porque sabían que en cualquier momento los sancionarían.

En otra ocasión alguien viene a participarle que: la persona que estaba presidiendo la empresa encargada del oro en el Callao, no era del partido del gobierno, sino del partido contrario, y, la repuesta de Leopoldo fue de inmediato y de manera muy certera, dijo: “Me importa poco su simpatía hacia otro partido, a mi lo que me interesa es su trabajo y este ingeniero es de lo mejor, y cumple a cabalidad su tarea asignada y mi oficina no es para venir a chismear”.

No obstante, era muy preparado y de mucha cultura y sabia tener conversaciones amenas y hasta narraba un buen chiste” tampoco era un hombre patán, ni un hombre ordinario, sabía mezclar su carácter recio, con amabilidad y buena educación, era muy reservado y familiar, era enemigo de las fiestas y eventos protocolares, y de las adulaciones, y estaba claro que si se mostraba blando y considerado con sus subalternos, no le responderían de la misma manera.

Su carácter fuerte le aseguró el respeto y la disciplina que eran necesarios para que sus colaboradores y empleados rindieran al máximo.

Esa personalidad dominante le permitió incluso el respeto de los otros ministros y presidentes de la República, todos ellos sabían que Leopoldo era muy exigente y nadie osaba irrespetarlo.

Su obsesión era trabajar por el beneficio del país.

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