Opinión

Cuenta La Leyenda: …Una vez más…

Transcurre el tiempo, pasan los meses y años, mientras estudiaba dibujo arquitectónico, y realizaba curso en el Cuartel de Bomberos del Dtto. Federal, aparte, y por ocupar el tiempo, también estudiaba fotografía.
sábado, 29 abril 2023

Cuando digo: “Una vez más” me refiero a, que voy a narrar nuevamente parte de mi transitar por la vida, de estos 80 años y siete meses, tiempo que ha tenido altos, medianos y bajos momentos, pero me siento complacido y feliz.

Resulta que cuando apenas tengo 17 años de edad, a través de una planilla que llene con mi curriculum (aún no había hecho nada, solo estudiar) logré entrar a trabajar en la General Electric de Venezuela, ubicada en Sabana Grande, cruce con la calle Villaflor, en Caracas, comencé como “Office Boy” en otras palabras “muchacho de mandados ejecutivo” en esa ocasión conocí de vista a una señora con aspecto europeo, rubia, y con mucha habilidad, era la demostradora de línea blanca y de otros productos, su imagen me quedó grabada en mi mente.

Transcurre el tiempo, pasan los meses y años, mientras estudiaba dibujo arquitectónico, y realizaba curso en el Cuartel de Bomberos del Dtto. Federal, aparte, y por ocupar el tiempo, también estudiaba fotografía.

Cuando tomo la decisión de venirme a probar suerte en esta gran ciudad, llamada Puerto Ordaz, aspiraba trabajar en una empresa como dibujante (y solo sabía que existía Sidor y la Orinoco Mining Company) ignoraba donde más podía tocar las puertas, es cuando alguien me habla de Luciano Scamuzzi, estaba ubicado en el edificio Yocoima, esperando que se terminara de construir el C. C. Altamira.

Me voy a hablar con este señor y ¡sorpresa! A quien consigo es a la señora que había trabajado en la General Electric, lo cual aproveché como mi tarjeta de presentación, después de decirle que la había conocido, me dijo que si quería hablar con su esposo, debía esperar, como así fue, Luciano era un fotógrafo adelantado a la época, tenía grandes conocimientos y fue la persona que montó el primer estudio fotográfico en Puerto Ordaz, lugar donde comencé a trabajar y donde aprendí lo suficiente, es de hacer saber que esta pareja no tuvo hijos y de manera humorística siempre digo: “me adoptaron”.

En el año 1967, él decide visitar la ciudad de Francia, donde estuvo mes y medio, al regresar venia decidido a recoger sus equipos e irse a vivir a Francia y, vendiéndome el estudio, me exigió que nunca su nombre desapareciera, aparte de dejarme el estudio (siendo el único en la ciudad) también me dejaba la agencia y representación de AEROBUSES, (en el estudio se vendían los boletos y se llevaba el control de cada uno de los pasajeros y las encomiendas que llegaban todos los días en una valija con correspondencia que luego de abrirla había que salir a repartirla y de la misma manera, también se enviaba una valija a la capital).

Este autobús marca Magirus, llegaba todas las madrugadas desde el terminal del Nuevo Circo de Caracas transportando muchas personas que llegaban, también buscando cambiar su modo de vida y salía en las tardes a las 5 y media, con los respectivos pasajeros y encomiendas, con el tiempo en 1981, José Díaz Cordero, propietario de Laboratorios Fotográficos del Este, me exigió le vendiera, me hizo una buena oferta y acepté, mudándome al Paseo Rotario, luego José Díaz le vende a un pupilo mío, Teodomiro Alcalá, quien continúa la misma tarea con el mismo orden de los inicios, todo esto siempre manteniendo el nombre de Luciano, pero ya en esta fecha, con inmensa tristeza, después de la Pandemia, el problema del combustible, los impuestos y tantas otras cosas negativas, Teodomiro me manifiesta que se ve en la imperiosa necesidad de cerrar, el sector del centro cívico se ha convertido en un desierto, y sin ninguna seguridad hacia el ciudadano, no hay clientela y soportarlo le parece imposible, la tristeza me embarga y ya, no solamente es el estudio fotográfico cerrado, este pasa a engrosar la lista de otros comercios que se han visto en la necesidad de cerrar, son pocos los que funcionan.

Así mismo sucede en el C.C. El Trebol 1-2-y 3 queda el recuerdo y los comentarios, y alguien se preguntará ¿Qué pasó con Luciano? R. murió a finales del año 1970, la esposa Dina Jiménez de Scamnuzzi, la traje a que me acompañara, lo que logre un tiempo, ella regresó a las Palmas de Canarias de donde era oriunda, donde también está enterrado su cuerpo.

Y… nos seguimos preguntando, será posible el rescate de la ciudad y todos esos centros comerciales, Claro, que el rescate es posible, pero debe ser de manera mancomunada, no dejar en manos de otros que hagan la tarea, y el resto hablando y criticando, debemos salir todos de manera unida, cívicamente, como personas educadas que siempre hemos sido a reclamar nuestros derechos, tenemos en nuestras manos la oportunidad.

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