Opinión

Cuenta La Leyenda: Un personaje llamado “Pepe” Cuesta

En la entrada estaba la recepción, al lado derecho un pasillo que conducía al Gran Salón, en el lado izquierdo frente a la recepción estaban los teléfonos públicos y servicios sanitarios y una boutique atendida por su propietaria.
sábado, 13 agosto 2022

En esta bella Ciudad Guayana, la ciudad más joven en nuestro país Venezuela, se han cumplido 70 años desde que el Teniente Coronel Luis Felipe Llovera Páez, fundara la ciudad de Puerto Ordaz y de la misma manera a distancia fundara Ciudad Piar, y han transcurrido 61 años en que el Presidente de Venezuela Don Rómulo Betancourt, al final de la avenida Centurión fundara a Ciudad Guayana.

Pero siendo esta ciudad tan joven tiene una enorme cantidad enorme de anécdotas sucedidas en el tiempo, para el año 1970, en el primer gobierno del doctor Rafael Caldera, fue inaugurado el Hotel Intercontinental Guayana, le correspondió al doctor Lorenzo Fernández, en compañía del primer gerente del hotel un señor marabino llamado Antonio Gutiérrez, despejar la cinta que daba por inaugurado aquel bello hotel cinco estrellas, que daba por abierto al turismo e invitaban a todos los personas a conocer todo lo que ofrecía, la entrada eran unos bellos jardines con un bonito y espacioso estacionamiento.

En la entrada estaba la recepción, al lado derecho un pasillo que conducía al Gran Salón, en el lado izquierdo frente a la recepción estaban los teléfonos públicos y servicios sanitarios y una boutique atendida por su propietaria, donde se podían adquirir, fragancias exquisitas, sombreros, prendas femeninas, artesanía, corbatas importadas y un sinfín de artículos, continuando a mano izquierda estaba el Uyapar Bar, en más de una ocasión escuche decir de una manera jocosa “Uya pal bar” frente a este estaba uno de los tres restaurantes, el más concurrido llamado la Brasserie, luego en la terraza llamada la Llovizna se servía un self service, carnes, pescados y aves acompañados de sabrosas y variadas ensaladas y un buen postre.

Al bajar a los jardines interiores estaban dos piscinas una para niños menores y otra para adultos y un bohío bar, luego si utilizaba los ascensores podía subir al Gran Salón Dorado, el cual también tenía un discreto bar y desde ahí se divisaba por la parte izquierda el gran espectáculo del Salto La Llovizna y hacia la parte derecha el Salto Cachamay, ambos regalos de la naturaleza y el Río Caroní.

Mientras tanto la gerencia del hotel siempre traía para presentar espectáculos desde Caracas, Europa, Estados Unidos y de las islas antillanas, va pasando el tiempo y cambian de gerente y no llega un señor de origen portugués llamado Joao Medeiros Ferreira y también el nuevo gerente de bebidas y alimentación se llamaba José Díaz, existía un cliente permanente del hotel, un ingeniero constructor, llamado “Pepe” Cuesta, era extremadamente generoso con los mesoneros que le atendían, eso sí, que no fueran adulantes y esto él lo sabía, cuando observaba pedía que fuera retirado de su mesa, también era muy consecuente en el Restaurant La Romanina.

Llega el momento cuando tanto los gerentes y el Ingeniero Pepe no mantienen una buena amistad, sino todo lo contrario, motivado a las exageraciones que se presentaban en las barras del hotel, grandes cantidades de dinero en efectivo a quienes de verdad le servían, para esa época se realizan elecciones presidenciales y gana el candidato, amigo personal de Pepe, el “gocho” CAP, para celebrar el señor Cuesta alquila todas las habitaciones del piso uno armando tremendo “bonche” con sus allegados, sube el gerente señor Medeiros y todo se fue en una fuerte discusión que casi se van a las manos, a los pocos días el señor gerente estaba cambiado para otra ciudad, se acerca la navidad y el señor Pepe Cuesta se presenta a la boutique y le dice a la propietaria que está interesado en comprar todo el inventario.

A la señora casi que le da un infarto, ya que conocía al personaje y le responde déjeme hablar en horas del mediodía con mi esposo, mientras corrían las horas ya Pepe había convocado a los mesoneros de su confianza y les dijo que debían estar a determinada hora para equitativamente repartir los regalos, cuando llega el momento hizo presencia el señor José Díaz (gerente de bebidas y alimentación) tomó una corbata para combinar con su traje y recibió en voz alta y altanera estas palabras “deja eso donde estaba, esto es para los que me sirven, a ti te puedo comprar, tengo dinero para hacerlo, pero tú no vales nada” a los pocos días también fue cambiado, de Pepe se supo que cumplió con las grandes obras a las cuales se le había encomendado, se fue de la zona y más nunca se volvió a ver.

Toda esta historia la viví, ya que era el fotógrafo oficial del hotel y mantuve cierta amistad con el personaje, siempre vestía de kaki y mantenía unos bigotes mostachos, hizo otra cantidad de tremenduras, por ejemplo romper un ventanal a propósito para molestar a la gerencia aunque luego tuviese que pagarlo, si en el bar Uyapar estaba una pareja en una mesa compartiendo, ordenaba al mesonero servir una botella de champaña, el solo hecho de molestar la tranquilidad reinante, se puede decir que tuvo un angelito que lo cuidara, ya que de tantas personas a las cuales molestó nunca fueron capaces de agredirlo.

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