Cuenta La Leyenda: Tres en uno

Queridos lectores, ustedes se preguntarán; ¿y de dónde sacó Evelio ese título? Ya van a saber el por qué, como algunos amigos y lectores saben que yo nací en Caracas, pero me crié, estudié, crecí, me formé y quiero a Maracaibo con el mismo amor de la capital.
Viví 14 años, aun mantengo amigos de la época y mi primer noviecita que hoy es mi adorada comadre y amiga de mas de 74 años; bien, en esos años en el oeste de la ciudad se conocía ya el barrio 18 de octubre, al igual que todos los barrios de la tierra de Alonzo de Ojeda, los fines de semana se reunía la familia con los vecinos y se hacía un “sarao” o sea fiesta de CONTRI (contribución) se bailaba o mejor dicho bailaban, y yo no sabía bailar.
Pero se acostumbraba a observar por las ventanas de la sala a los bailadores, al son de las orquestas Aragón, Sonora Matancera, Benny More, Pérez Prado , Noro Morales, Rafael Muñoz, Pacho Galán, y las venezolanas Billos Caracas Boys, Chucho Santoja, Luis Alfonzo Larrain, los Hermanos Belisario, Sonora Caracas, aun Los Melódicos se estaban cocinando.
La costumbre de las jóvenes era lanzar talco al piso para poder deslizarse mejor, como ya dije anteriormente, yo era uno de los “buzos” en las ventanas, mientras todo esto sucedía, los padres contribuían en la confección de los pasapalos, ahí si era yo un artista de primera, recuerdo como me coleaba para comer diferentes pastelitos, empanaditas, arepitas rellenas, bolitas de carne, galleticas con diablito, tequeños y un sinfín de inventos culinarios de los marabinos. esta es una de tres en uno. Pasan los años.
Cuando mi amada y recordada madre decide que regresemos a Caracas, fue en el año 1959, a raíz de la caída del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, ya antes se habían ido los dos mayores, Tirso y Alexis (q.e.p.descansen) luego mi mamá, después de vender sus propiedades (léase) casita de bloques con techo de asbesto y piso de cemento, me compra mi primer flux y nos montamos por vez primera en un avión de Aeropostal un DC3; dos horas y ya llegamos a Maiquetía, donde nos esperaba Tirso con su novia y Alexis.
Nuestra primera vivienda fue en la parroquia San José, entre las esquinas de Crucecita a Esperanza, edifico Superga, piso tres, apartamento 303, a partir aquí cambia todo totalmente en lo que refiere a vivienda y modo de vestir, mas la manera de expresarse.
Lo que mi madre ni nosotros sabíamos, ni nos imaginábamos es que Tirso estaba preparando su boda; su novia Edel, practicaba la religión evangelice, por lo tanto, Tirso la complació y asistían a una Iglesia que aún existe y está ubicada de Padre Sierra a Muñoz, se llama Iglesia “el Redentor” para mi madre no fue de mucho agrado, pero no hubo oposición, todos nosotros fuimos bautizados, confirmados e hicimos la primera comunión en la Iglesia Católica.
Lo cierto es que la boda se realiza, el sitio del festejo era en la terraza del edificio Superga, mientras se realizaba el acto en la iglesia (al cual yo no asistí).
Me quedé preparando el Pick up (aparato de sonido para colocar discos de acetato) y habían 10 o doce mesas tapadas con manteles blancos, la curiosidad me indica que debo ver que hay ahí, señores, observo pastelitos, empanaditas, bolitas de carne y muchos tequeños, no esperé dos oportunidades empecé a comer y dentro de mí, decía: estos caraqueños tiene unas costumbres tan extrañas, cuando ya he comido lo suficiente van llegando los invitados y la señora que iba a montar el caldero para cocinar todo esto, o sea me comí todo esa cantidad de pasapalos, crudos.
ESTA ES LA SEGUNDA DE TRES EN UNO, y les aseguro que en la tercera no voy a hablar de mi persona, pero sí de unos de los pasapalos más conocidos en nuestro país.
¿QUIE NO HA COMIDO UN TEQUEÑO?
Miro Popic, en su libro: Leer Para Comer, ensayos de culinaria venezolana, explica: La Identidad del Tequeño y su Partida de Nacimiento, tal vez a nadie le importe que Carolina Giraldo Navarro afirme que los tequeños son colombianos mientras los devora con desesperación y gula hablando con la boca llena frente a las cámaras, pero a nosotros, como venezolanos, sí.
Y mucho por la carga simbólica y cultural que representan. ¿Ignorancia o provocación? Poco importa la razón de tal atrevimiento, pero desde mis humildes 26.324 seguidores contra sus 61.895.654 declarados al momento de redactar estas líneas, me parece necesario generar contenido veraz y de calidad para que todos sepan de que estamos hablando, cuando hablamos de TEQUEÑOS.
Carolina Giraldo, nacida en Medellín, Colombia, el 14 de febrero de 1991, es una cantante de reguetón, más conocida como Karol G, en una entrevista por YouTube en abril del 2023 en una sección donde le preguntan a los famosos sobre su comida preferida, dijo textualmente en su spanglish con acento paisa “Tequeñitos, palitos de queso y empanadas colombianas, Increíbles”.
Pero así, como el Trío Matamoros, preguntaba “mamá yo quiero saber de donde son los cantantes” es bueno preguntarse ¿de dónde son los tequeños “y cuanto de lo que sabemos es real o que cabe dentro de la categoría de fake news que saturan las redes sociales. Existen diversas explicaciones sobre su origen.
Su intrincada historia está llena de versiones apócrifas, pero, felizmente, su genealogía verdadera puede ser descifrada.
LA IDENTIDAD, comencemos con esta certeza, la venezolanidad del tequeño, no está en discusión, por lo que no hay nada que aclarar. Su cédula de identidad lo dice claramente; tequeño.
El gentilicio y la toponimia no dejan lugar a duda alguna. Lo que no tenemos certeza es sobre su partida de nacimiento y la gestación de la receta originaria.
En el periodo prehispánico, uno de los grupos indígenas que ocupó el territorio en la zona montañosa del litoral central de nuestra Venezuela fueron los aractaoques.
Los españoles, duros de cabeza y de oído, lo entendieron como lo escucharon y lo simplificaron para su elemental comprensión como TEQUES, nombre con el que conocemos hoy a la principal ciudad de los altos mirandinos: Los Teques.
De allí era nada menos que Guaicaipuro, cacique de los indígenas teques que encabezo la resistencia contra la penetración europea en la década de 1.560. fue una zona famosa por sus minas de oro.
El 21 de octubre de 1777 se le dio carácter de pueblo con 99 habitantes, la mayoría eran españoles originarios de las islas Canarias que se fueron haciendo criollos sembrando hortalizas y criando ganado, hasta que en 1927 fue declarada capital del estado Miranda, ciudad a la que acudían muchos caraqueños en busca de un lugar frío y seco, considerado favorable para la cura de a tuberculosis a la que llegaban sobre los rieles del famoso tren alemán que unía a Caracas con Valencia.
Es necesario aclarar que el gentilicio de los nacidos en Los Teques es TEQUENSE para diferenciarlo de LOS TEQUEÑOS, que eran los pasapalos que se elaboraban en la ciudad y que fueron denominada así en la primera mitad del siglo XX, cuando arribaban a la estación del ferrocarril y todos anunciaban: “Llegaron Los Tequeños, Llegaron Los Tequeños”.
Jorge Luis Borges narra en una de sus ficciones la historia de Pierre Menard como autor de El Quijote, donde adelanta la tesis de la historia como indagación de la realidad y no como su origen, donde la verdad “no es lo que sucedió, es lo que juzgamos que sucedió”.
Así estamos nosotros con la historia de los tequeños y donde comenzó su narrativa.
¿Fueron los tequeños inventados en Los Teques? Posiblemente sí, pero no probablemente, ya que no hay pruebas que los confirme.
Tenemos diferentes testimonios reunidos desde hace décadas, algunos directos, otros recogidos de publicaciones periódicas en los años ochenta del siglo pasado.
Felipe Hidalgo, dice: “Los Teques no es gentilicio-de pasapalo enrollado-producto de los oficios-de la señora Casado”.
Hay también una versión que habla de una señora que en los años treinta del siglo pasado trabajaba en casa de gente poderosa y, entre las cosas que preparaba, estaban unos deditos de masa rellena con queso.
Me pregunto, ¿sería la misma señora Casado? Una historia más habla de unas hermanas que preparaban comida en casa para atender necesidades de familias pudientes y de allí paso a Caracas, Un tequense de nombre Miguel Angol Estrada, nacido en el año 1940, asegura que fueron sus tías Josefina, Socorro, María Eloina y su madre, Antonia Báez, quienes crearon los tequeños cuando Vivian en la vuelta de El Paraíso y estudiaban en el San José de Tarbes de Los Teques.
¿Una de las hermanas Báez seria después señora Casado? ¿serían las hermanas Báez o la señora Casado, descendientes de los primeros canarios?
Ya que los isleños son expertos en frituras. Si bien todos los caminos del tequeño, nos conducen a Los Teques, hay otra línea investigativa que nos lleva mas allá, al extremo occidental del país, al Estado Zulia, “que molleja, como a ellos tampoco le gustan la frituras” la escuché visitando una fábrica de tequeños congelados en la ciudad de Valencia que los producía por una compañía transnacional, según , los tequeños , aunque aun no eran llamados así, serían de origen zuliano, siendo su Nacimiento en la Villa del Rosario (Perijá) casi motilones, a comienzos del siglo veinte creados por un señor italiano de apellido Franco, de acuerdo al hecho, es razonable, ya que un tequeño es una tira de masa con un trozo de queso en su interior y luego es frito en aceite caliente, y en el Zulia, con esa enorme ganadería generosa, el queso es abundante y variado, formando parte de la dieta diaria; y como ellos comen casi todo frito, no es extraño la creencia.
Bien mis acostumbrados lectores, más claro no canta ni el gallo de la Limpia, lo cierto que de cualquier lugar donde sea es el pasapalo que no falta en ninguna fiesta venezolana, ni sarao criollo, ni de muy elegante y de alcurnia el festín, siempre ahí estará EL TEQUEÑO (palitos de queso, cubiertos por tiras de masa de harina de trigo y frito en aceite bien caliente)
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