Opinión

Cuenta La Leyenda: Siempre tengo prisa por llegar a donde no puedo estar

A casi 900 kilómetros de distancia de Caracas, las noticias llegaban con retardo.
sábado, 16 marzo 2024

…si me correspondiera titularlo, yo, diría: “El Titán de la Construcción en Venezuela”, de esta manera comienzo la breve historia, la cual es muy larga de un valioso hombre que entregó toda su vida a la construcción de grandes obras en todo nuestro país, pero Guayana fue su consentida.

Amigo de los amigos, Dios te tenga en la gloria, te acabas de marchar, dejando un gran vacío y un gran legado, construiste represas, carreteras, edificios , avenidas, centros comerciales, urbanizaciones, pero.. También construiste una enorme cantidad de amigos, de los cuales voy a referir la mayor parte de los habitantes de esta ciudad que te quiere y recordará siempre, del General Rafael Alfonzo Ravard, Ingeniero Leopoldo Sucre Figarella, Franco Biocci, Ángelo de la Torre, Benvenuto Barsanti, banqueros, comerciantes, industriales, sacerdotes, abogados, médicos, y siempre con la humildad y la franqueza que te caracterizaba reflejada en tu cara.

En el libro que editaste y salió a la luz pública hace un par de años, el libro donde colaboro y te ayudo tu gran amigo, el Poeta Alfredo Valles, el cual titulaste “EL SENDERO DEL HUÉRFANO” hay una frase que se ha repetido infinidad de ocasiones: SEMBRAR UN ÁRBOL, TENER UN HIJO Y ESCRIBIR UN LIBRO, es la tarea de cualquier ser humano, es como suficiente para sentirse realizado, pero llegaste a agregarle un punto más y es tener éxito en la vida y para saciar su ego, he sembrado diversidad de árboles, tengo hijos, se me reconoce como hombre exitoso, pero confieso que, escribir un libro nunca pensé hacerlo, gracias Alfredo Valles, siempre me decían en mis acostumbradas reuniones amigables, ESCRIBE QUE LO QUE NO QUEDA ESCRITO, NO EXISTE NI EXISTIÓ.

Bien nuestro buen amigo Aníbal Simoes Morgado, se acaba de despedir, se fue a su descanso eterno, aquel europeo que llegó a Venezuela, desde Portugal, su tierra natal, cruzando varios países, con apenas 16 años de edad, sin profesión definida, trabajando como obrero, ayudante de mecánica pesada, pero siempre acompañado de su hermano
mayor, Manuel, buscando tener éxito en un futuro, logrando cosechar esa cantidad de empresas, incluyendo una línea aérea y brindándole trabajo a todo aquel que tuviese la
necesidad de hacer las cosas bien hechas, la madre de todas estas empresas es Somor, y luego de manera increíble logre recordar 68 legalmente registradas, pueden ustedes
queridos lectores imaginarse que capacidad de cerebro gerencial el de Aníbal, y las obras realizadas, son tantas que de verdad, no pude investigarlas todas, de las primeras y más importante, el segundo puente sobre el Caroní, el plan VI de Sidor, los centros residenciales, las represas de Guri y Macagua I y Macagua II, liceos, el polideportivo Venalum, Casa Sindical, el Palacio Municipal, Centro Portugués, Teatro en Ciudad Bolívar, Hospital de Guasipati, etc.

Decía Aníbal Morgado, fue en el año 1957, fecha cuando llegué a Venezuela, aún no había televisión a color, ni celular, mucho menos internet, laptop, ni ningún otro tipo de
procesador personal, así que como es de suponer, la gran mayoría de los planes estaban en los discos duros de las mentes y los sueños.

A casi 900 kilómetros de distancia de Caracas, las noticias llegaban con retardo.

Las comunicaciones eran por radio, telegrama o por teléfono, solo en la empresa telefónica, porque no había el servicio de telefonía en los hogares, incluso, los periódicos llegaban con retardo.

Se hizo común hablar de Guayana, como zona de monte y culebras, pero algo me decía que aquí estaba mi futuro, creo que era el mismo Dios, porque ser tan asertivo en lo personal y como hombre de negocios, es por tener la ayuda divina, esa que no vemos, pero estamos obligados a reconocerle su gran protagonismo en nuestros éxitos.

Todo estaba por hacer en esta parte de Venezuela, quien emprendiera alguna iniciativa productiva tenía seguro su rendimiento al no haber competencia ya que nadie quería venirse del centro a esta parte tan lejos del país a aventurarse y experimentar si le iba bien o no, esas circunstancias nos ayudaron en los análisis para tomar decisiones.

Un portugués de 16 años con conocimiento de lo mucho o poco que a esa edad se pudo venir de Europa, inmigraba a este país y prácticamente directo a Guayana, el sitio ideal para soñar y echar a andar tras esos sueños que hayan podido gestarse, para hacerse camino paso a paso y tocándome aprender que muchas veces hay que apurarse o incluso dar saltos con el morral repleto de sueños.

No vine a tantear, ya que mi hermano Manuel se había venido dos años antes, en 1955 y había explorado suficiente, así que llegué a lugar seguro y con empleo, llegué al sitio
indicado, en el momento acertado y la hora oportuna para comenzar a descargar el container de las visiones.

Total que la presencia de Aníbal en Venezuela está marcada en diferentes estados, en el Zulia, Mérida, Sucre, Guárico, Anzoategui y otros, pero sobre todo aquí en Guayana, hay que recordarlo con cariño, mientras lo recordemos estará presente… por ahora solo queda decirte, Querido amigo Descansa en Paz ya tendremos la oportunidad de volvernos a ver algún día.

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