Cuenta La Leyenda: San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol…
San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol…
Esta es una frase muy repetida por los muchachos del barrio donde yo me crié (hace muchos años atrás) cuando caían esos enormes aguaceros, los mismos que aprovechábamos para salir a la calle y disfrutar un buen baño.
En la región andina venezolana San Isidro Labrador es el patrono protector de las buenas cosechas de café, hortalizas y granos, y anualmente se preparan numerosas actividades para ofrendarlo.
El día 14 de mayo, desde tempranas horas de la mañana, se inicia la celebración cuando los diferentes grupos danzantes se reúnen en la plaza para trasladar la imagen de San Isidro hasta la Iglesia.
Durante el recorrido de la procesión participan todos los grupos danzantes que han hecho presencia, desfilan las carrozas y numerosas personas se congregan para formar parte de tan engalanada fiesta.
El día 15, onomástico de San Isidro, el público asiste a una misa en honor al patrono antes de salir nuevamente en procesión a recorrer las calles y avenidas del pueblo.
Las fiestas culminan con la tradicional quema, rito de adoración al fuego que consiste en colocar un montón de hojas secas con morteros, cohetes y fuegos artificiales en su interior para luego prenderle fuego. Los danzantes bailan alrededor de las llamas, saltando por encima de ellas.
Vestuario
Los danceros de los LOCOS DE SAN ISIDRO, utilizan un traje elaborado con tela de satén, cuyos colores suelen ser rojo escarlata, azul eléctrico, amarillo intenso y violeta.
El traje está conformado por una camisa o chaqueta manga larga adornada con lentejuelas, canutillo y flequillos, y un pantalón ancho hasta las rodillas.
Usan medias largas, alpargatas de suela y un sombrero adornado con papel de seda y pequeños espejos, llevan el rostro cubierto con una máscara de hojalata. En una mano portan un palo y en la otra una maraca y un pañuelo.
Significación social
La danza de Los LOCOS DE SAN ISIDRO se deriva de las manifestaciones culturales de las etnias indígenas venezolanas que poblaron las cordilleras andinas venezolanas, Chamas, Cuicas, Timotes, Aricaguas, y otras.
En la época prehispánica estas tribus de los Andes venezolanos practicaban una fiesta religiosa relacionada con la bajada del Ches.
El Ches era un personaje mitológico, considerado y venerado por los aborígenes como el dios de las aguas, la fertilidad y las cosechas.
Los indígenas danzaban en su honor, haciéndole las peticiones y agradeciéndole por los favores recibidos.
El Ches representaba para los indígenas de nuestra cordillera lo mismo que San Isidro Labrador para los europeos: el Santo Patrono de los agricultores.
Con la llegada de los españoles a nuestro continente, los principios doctrinarios y filosóficos de la evangelización se fundieron en las creencias y los ritos autóctonos de los indígenas, adquiriendo así una nueva configuración en la por ejemplo, la figura del Ches fue reemplazada por San Isidro Labrador, patrono de Madrid y de los agricultores.
En la actualidad, esta celebración tradicional manifiesta la fe colectiva alrededor de una figura a la cual se le atribuyen fuerzas positivas sobre las cosechas.
Ya con esta narrativa estamos claros a quien debemos invocar con estos tremendos chaparrones que últimamente nos ha caído desde el cielo, algo tardío, ya que las lluvias se esperan en el mes de mayo, como todo ha cambiado también se acostumbra la espera de un fuerte aguacero el día de San Antonio de Padua, lo cual no sucedió sino al día siguiente.
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