Cuenta La Leyenda: Ramón Gómez, pionero de la hotelería en Puerto Ordaz

La España de la época que le tocó vivir a Ramón Gómez, no fue la mejor, fueron años muy duros.
Hasta la Guerra Civil española y la guerra mundial, hacían ese hermoso país casi , inhabitable. Con ese marco de referencia, llegó al pequeño Ramon, a Santander, al norte de España, llegó a decir “yo no tuve infancia”.
Mi infancia y pubertad fueron muy duras, debía caminar 15 kilómetros para poder asistir a la escuela y en algunas ocasiones, hasta descalzo.
Este recuerdo de este gran amigo, ilustra perfectamente que era la España de su época. Huyendo de esa situación, a los 16 años, (como muchos) se alistó en la división azul del ejército alemán y llegó hasta Rusia, cerca de Stalingrado, de donde lo devolvieron por ser muy joven.
De allí, lo enviaron a Berlín, donde lo concentraron, junto con otros jóvenes, para trabajar en lugares de emergencia, bajo un sistema militarizado, para fortalecimiento de la retaguardia.
Al concluir la guerra en el año 1945, le llamó la atención y comenzó a estudiar en la escuela hotelera Heidelberg, en Alemania y ahí obtuvo los primeros conocimientos de lo que sería la gran profesión de su vida.
Para ese entonces ya se había casado con una alemana con quien procreó dos hijos.
Ramón, decide regresar a España, pero la situación ahí no había cambiado en absoluto, las dificultades aumentaban y la gente emigraba, buscando otros horizontes.
Venezuela surgía como polo de atracción para los europeos (sobre todo, italianos, portugueses y españoles) es así como se unieron 32 personas, que juntaron lo poco que habían podido ahorrar y compraron un barco de vela en el cual se atrevieron a navegar en aguas profundas, pero su meta era Venezuela.
“Mar… rumbo a la nueva patria que los acogería con cariño” después de una larga travesía de 85 días, comiendo harina de gofio y agua, llegaron a las costas brasileñas de San Luis de Marañón, en el Amazonas y no en la ansiada Venezuela.
Una vez ahí, cada quien se las arregló como pudo y Ramón se empleó en el Hotel Intercontinental de Belén, donde estuvo dos años, fue transferido a Colombia y tuvo que ir a Maracaibo a buscar visado.
Se quedó en la ciudad del sol amado, trabajando en el Hotel Granada, que estaba en la carretera Unión de la ciudad (hotel famoso, ya que había estado hospedado Carlos Gardel, por cierto, este hotel la última vez que lo pude ver, al cual fui a hacerle fotos para el archivo, observé lo destruido, abandonado y ocupado por personas de mal vivir) total cada momento que transcurría la fama de Ramón crecía como conocedor del oficio hotelero y era solicitado por los grandes y famoso hoteles.
Su incursión en el Oriente del país la hizo a través del sur, contratado por el Gran Hotel en Ciudad Bolívar, donde llegó en el año 52, casualmente año cuando se fundaba Puerto Ordaz (creo que: este fue el mejor paso decisivo de Ramón) en 55 es nombrado gerente de los clubes de la Orinoco Mining Company, donde trabajó por espacio de 6 años, su deseo de progreso lo llevó a pensar en un local propio, y es así como comienza con el pequeño Hotel Rasil de Puerto Ordaz, que luego se convirtió en mediano y finalmente en el gran hotel situado en el Centro Cívico, lugar donde nació la ciudad.
Luego, momentos cuando Puerto Ordaz ha crecido y exige alojamiento para muchas personas que vinieron a trabajar en las empresas básicas, Ramón, construye en los terrenos adyacentes el Hotel Rasil II.
Ramón no se detiene; en una ocasión, paseando un fin de semana con sus hijos y familia por el Paseo Colón de Puerto La Cruz, observa en cerro abandonado, donde había funcionado el Colegio de la Monjas, su rápida mente de empresario hotelero lo llevó a vislumbrar un gran hotel frente a la bahía.
Muchos años de trabajo lo llevaron a ver coronado su sueño, pero cada vez está más cerca el final, de igual manera los porto crúzanos pudieron disfrutar del gran sueño que llevaba este hombre en sus venas, el proyecto llevó tres años y medio en construirlo, también tuvo inconvenientes financieros, por el costo del dinero, que impedían a Ramón ver su sueño concluido en el tiempo previsto, pero si fue total y se puede observar desde altamar la gran mole de 25 pisos, de concreto, privilegiada con vista al mar Caribe y a la ciudad porteña.
Ramón murió en Alemania víctima de una leucemia que le fue minando paulatinamente su organismo, los restos de Ramón Gómez fueron incinerados en Alemania, ya que fue su ultima voluntad.
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