Opinión

Cuenta La Leyenda: Paseo por la capital (segunda parte)

Los salones de la Casa de Bolívar guardan una rica colección de muebles y objetos de la época.
sábado, 18 noviembre 2023

Del lado opuesto se halla la antigua Casa de Gobierno, hoy sede el Ministerio de Relaciones Exteriores.

En 1870 Guzmán Blanco, al hacer su entrada en este edificio, mando pintarlo de amarillo, color de su partido, y desde entonces lleva el nombre de “Casa Amarilla”.

Constituye una atracción tanto para los amantes de construcciones históricas como para los aficionados a la pintura moderna, que pueden contemplar aquí una extensa y valiosa colección de cuadros, Guzmán Blanco había vivido y estudiado mucho tiempo en la capital de Francia y quería convertir a Caracas en un pequeño París.

El poderoso reformador supo aprovechar la prosperidad económica del país e hizo plantar alamedas, crear parques y construir teatros, y sirvió de mecenas de artistas, literatos y arquitectos.

Aunque hasta hoy no se haya podido llegar a un acuerdo acerca de los alcances de sus ideas culturales, el aspecto urbano cambió tanto bajo el influjo de su personalidad que le fue otorgado el epíteto de “El Reformador”.

También el Capitolio, sede del Congreso (hoy asamblea) situado en la manzana suroeste de la Plaza Bolívar, fue construido bajo su régimen.

Las paredes de este gran cimborio están decoradas con los retratos de los personajes más destacados de la independencia de Venezuela y la cúpula ostenta en su interior un inmenso lienzo del pintor venezolano Martín Tovar y Tovar (1828-1902) que representa la Batalla de Carabobo, para cuyo montaje fueron traídos especialmente artesanos de Francia.

Al contemplar la escena épica el espectador se siente llevado a participar activamente en la batalla allí representada.

La variedad de las plantas y árboles en el patio interior del Capitolio da una idea de la exuberante vegetación del país, y una alta verja de hierro, importada por Guzmán Blanco de Inglaterra, ornada con sus iniciales, símbolos de su poder ilimitado, circunda el recinto.

Calle por medio, al sur del Capitolio, está el antiguo Convento de los Franciscanos, que después fue sede de la Universidad Central y alberga hoy a las Academias y a la Biblioteca Nacional.

Hasta hace aproximadamente 35 años este edificio era la sede principal de la Universidad fundada por el Rey Felipe II, Guzmán Blanco hizo refaccionar la antigua fachada barroca por la neo – gótica que actualmente ostenta.

El interior, conserva su aspecto original, de manera que todavía se pueden admirar aquí algunos de los patios coloniales con arcadas.

A dos cuadras al Este de la Biblioteca Nacional, entre las esquinas de San Jacinto y Traposos, se llega a las calles paralelas cerradas al tránsito de vehículos, en una de las cuales se encuentra la casa donde nació el Libertador Simón Bolívar en 1783, el Museo Bolivariano y la sede de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.

Los salones de la Casa de Bolívar guardan una rica colección de muebles y objetos de la época, y las paredes están decoradas con frescos del pintor Tito Salas que representan escenas de la vida de Simón Bolívar.

También ofrece interés la arquitectura colonia restaurada. En el centro de la ciudad hay muchos cafés y restaurantes, desde cuyo interior se pueden observar confortablemente la vida y ajetreo de la gran ciudad.

El visitante se refresca con jugos de frutas criollas, como piña, melón, toronja, o guanábana. El que desee una pequeña merienda, come arepas con diversos rellenos o si decide por una cachapa rellena con queso de mano.

También puede hacer una comida más sustanciosa y probar alguno de los platos típicos, tales como el pabellón, el sancocho o la hallaca.

Las Torres del Silencio, la pareja de enormes edificios de 32 pisos que caracterizan la Caracas moderna, con la sede de varios ministerios y oficinas administrativas gubernamentales. Detrás de las Torres se levanta una colina a la cual se sube por una amplia escalinata, llegando al Parque El Calvario, construido por Guzmán Blanco y diseñado por arquitectos paisajistas franceses.

Todavía se pueden ver, marchando con precisión los grandes relojes públicos que el dictador importó de Inglaterra.

Desde este parque se logra una buena vista de toda la ciudad: El Palacio de Miraflores, el Palacio Blanco, las Torres del Silencio y, más lejos, las nuevas construcciones como el conjunto Parque Central.

Si en el siglo XIX fue Guzmán Blanco quien dio una nueva imagen a Caracas, en la década de los años cincuenta de nuestro siglo la capital tuvo una gran transformación. Para la modernización de Caracas se invirtieron inmensas sumas gracias a la prosperidad del país. Las edificaciones de la Ciudad Universitaria, con su famoso auditorio futurístico, las Torres gemelas, el Teleférico del Ávila y el nuevo Hipódromo de la Rinconada, se realizaron en esa época.

La ciudad continuó creciendo y, posteriormente, la puesta en servicio de un moderno Metro y la creación de bulevares y zonas peatonales, han tratado de aliviar algunas de las consecuencias de este crecimiento.

El desarrollo arquitectónico de Caracas ha seguido avanzando y la ciudad muestra, entre otros, interesantes trabajos de vanguardistas como el francés Le Corbusier y el venezolano Carlos Raúl Villanueva.

(Continúa y termina la próxima semana)

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