Cuenta La Leyenda: Llegan las fiestas de Carnaval del año 2022
Ya deben de estar bien disfrazados muchos que no quieren que hoy día lo vean, pero… que, hace pocos meses atrás, estaban muy felices de aparecer en las redes sociales, emisoras, televisoras y emisoras, ofreciendo y regalando imposibles, tratando de convencer a cambio de un voto.
Pero mejor es recordar el pasado, al final de los 60s comienzo de los 70s cuando se veía a una Guayana resplandeciente, en crecimiento, en progreso total, cuáles eran los lugares más visitados para divertirse y donde orgullosamente llevábamos a nuestros familiares que venían a turistear.
Había para todo, uno de los emblemáticos y al que siempre se recuerda era el Mini Chef, propiedad del Ing. Roberto Mickse, este estaba ubicado al inicio de la Avenida Las Américas, donde bien temprano en horas matutinas llegaban los autobuses que transportaban a los viajeros desde el Terminal del Nuevo Circo de Caracas.
Sin duda, el más elegante siempre fue el Key Club, creado por Don Ercole D’Adazzio, ahí se deleitaban los mejores platos y bebidas nacionales e internacionales, estaba ubicado en el sótano del edificio Yocoima avenida Caracas, luego fue vendido, al otro exitoso y conocido empresario de la gastronomía, el portugués, señor Antonio Méndez y venia de ser el concesionario del Mirador Angostura en Ciudad Bolívar.
En la carrera Upata edificio Falcón, planta baja estaba el Don Quijote, especialidad en comida española con el señor Evaristo Rodríguez al frente y en la cocina su hermano Manolin y una hermana llamada Panchita responsables de la calidad de las paellas y del menú completo, luego vendieron al señor Ermanno Segretti, quien venía de tener una tapicería en el sótano del Centro Comercial Altamira y de la misma manera abrieron en el Roble en San Félix, El Sancho Panza y luego en Caracas El Rosinante, comida auténticamente alemana la encontrábamos en El Rincón Bavaria de Hans Hauschild y su señora esposa Ingrid.
Recordemos El restaurant que estaba en la azotea del Hotel Rasil (el viejo) donde se divisaba toda la ciudad y era un poema el cenar a la luz de la luna y las estrellas, propiedad del español Ramón Gómez, entre muchos quiero hacer historia del Wow Wow (guau guao) este local fue producto de cinco amigos que todas las tardes se reunían y visitaban diferentes sitios para saborear el menú y tomar cervezas, Fueron ellos los norteamericanos Merle Dilong, y Tony Valentine, el costarricense Oscar Sayas, (estos tres primeros eran trabajadores de la Orinoco Mining Company, el italiano Ermanno Segretty, tenía una tapicería y el cumanés Jesús Salazar, tenía un gran taller de soldadura en el sector de Castillito en una ocasión se pusieron de acuerdo y pensaron muy bien, cada uno de ellos aportó una cantidad elaboraron una sociedad y alquilaron al Sr José Meneses, propietario de Taguapire quien acababa de construir el edificio en la vía Ciudad Bolívar parte atrás del Centro Comercial Altamira y registraron la cervecería WOW WOW, atendido por un magnifico barman llamado Pedro Alcocer y su ayudante era Francisco “Pancho” Ríos.
Los primeros clientes en llegar en las tardes eran los propietarios antes descritos, por lo tanto el éxito estaba asegurado y de inmediato la clientela no se dejó esperar, luego este sector se le llegó a llamar de manera muy simpática “el triángulo de las Bermudas” al final del pasillo del C. C. estaba la primera discoteca que se conoce en Puerto Ordaz, “El Bunnys Bar” atendido por el “calvo” Gonzalo y en la esquina opuesta en la parte baja donde estaba Radio Puerto Ordaz estaba la “Eros Discotheque” propiedad del comerciante José Yapur y el Arq. Ramón Unda, quien trabajaba en la C.V.G. luego fue vendida al cubano José López gerente de la distribuidora de gaseosas Pepsi Cola y Carlos González Hernández director de Radio Caroní, por último fue adquirida por la señora de origen argentino Emilia León de Cabrera “Mina” y luego fue cerrada.
También se recuerda, cuando en Caracas comienza la “fiebre” de las cervecerías, aquí fueron abiertas muchas para esa misma época carnavalesca pero la primera fue la “Cervecería Múnich” muy elegante, propiedad también de Don Ercole D’Adazzio, mantenía música en vivo en piano y la voz de tenor del conocido “negro” Richard.
Otro de los lugares visitados fue una cervecería restaurant en el Hotel “Cunucunuma” actualmente Hotel Dos Ríos , por lo tanto toda aquella cantidad de personas que nos llegaban de otro lugares quedaban fascinados de lo que fue Puerto Ordaz, había para todos los gustos y en el sector de Castillito también se abrieron muchos lugares donde compartir.
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