Opinión

Cuenta La Leyenda: Limpiabotas, pañuelos y sombreros

Un ciudadano bien vestido, con camisa cuello duro y corbata, o liqui-liqui, o bien de manera deportiva si no tiene bien limpio sus zapatos, pierde la elegancia.
sábado, 15 octubre 2022

Hoy quise rendir tributo a unas personas, de diferentes edades que se han ganado el sustento diario, encargándose de limpiar y lustrar el calzado de eventuales clientes utilizando betún, cepillo, algunas piezas de telas y alcohol diluido en agua, a estas personas se le conoce en Venezuela y otros lugares como limpiabotas o lustrabotas, en México se les llama boleros, de “bolear”, en Bolivia, estas personas se cubren la cara con una pañoleta, ya que se cree que es un oficio indigno.

Ha sido tan importante el oficio, que se les ha dedicado temas cantados por conocidas orquestas de mucha fama como es “El Limpiabotas” de la Orquesta Aragón, temas conocidos desde los años 40s.

En todas las ciudades siempre se han destacado algunas de estas personas, por ejemplo en Caracas, se decía que el mejor lugar para lustrar el calzado era en la Plaza Bolívar, una de las personas que siempre se veía en ese lugar era el maestro Luis María Frometa Pereira “Billo” comprobando la realidad, mientras en la Plaza La Candelaria se encontraba el periodista-cronista Oscar Yanes de manera contraria decía que en este lugar era mejor y muchas otra personas preferían en el aeropuerto de Maiquetía, y aquí en Puerto Ordaz, durante muchos años estuvo apostado en la acera del Centro Comercial Altamira, un joven que se hacía llamar el Sandro.

Pero lo cierto es que: un ciudadano bien vestido, con camisa cuello duro y corbata, o liqui-liqui, o bien de manera deportiva si no tiene bien limpio sus zapatos, pierde la elegancia, de igual manera una bella dama bien “enfirolada” si no tiene la elegancia en los zapatos, pierde todo su encanto y para los militares de las diferentes fuerzas, bomberos, policías, etc es de carácter obligatorio mantener su calzado como un espejo.

Bueno continuando con los señores lustrabotas, ellos en su cajita de madera tenían betún de diferentes colores; marrón, negro, azul, neutro, vino tinto, amarillo y hasta un producto conocido como Griffin, (para los zapatos blancos) entre sus clientes también había variedad de color en su calzado y hasta de dos tonos (blanco y negro y blanco y marrón)

Ya que hemos llegado a la palabra “elegancia” voy a recordar otro acompañante obligado en el hombre: el pañuelo, este es símbolo de pulcritud, se trata de una fina pieza de tela de tamaño aproximado 25×25 centímetros, conocí personas que usaban tres pañuelos a la vez y en una ocasión en los años 60s se me ocurrió preguntar el ¿Por qué? y la repuesta fue la siguiente: uno de ellos, bien doblado se utilizaba como prenda, para colocar en el bolsillo de la solapa del paltó.

Otro en bolsillo trasero del pantalón, este para secar el sudor o limpiar la cara y el tercero en el bolsillo normal del pantalón para limpiar o quitar el polvo de los zapatos después de una caminata; además debían estar acompañados de una buena fragancia, (colonia o perfume) señores, a las chicas les encantaba esta actitud, ahh y existían en el mercado pañuelos de lujo o de marca.

Uno de ellos era el marca, Pirámide, y no solo esto, se encontraban con nuestras iniciales muy bien bordadas y caso contrario, (mamá, bórdame mi inicial) otro uso que se le daba al pañuelo era: para decir adiós o hasta luego a su enamorada, enarbolándolo y agitándolo y los más atrevidos que, estaban parados en una esquina o acera, al ver venir a una bella y guapa dama le lanzaba el pañuelo a sus pies, para galantear o lanzar un piropo, si lo pisaba era símbolo de aceptación y ella respondía con una leve sonrisa., algo más, también era una manera de salir de un compromiso, en las tiendas vendían un estuche con tres pañuelos y eso servía para realizar un buen y delicado regalo.

Al igual que dije sobre el tema musical de la Orquesta Aragón, puedo recordar un tema del músico borinqueño, el maestro Tito Rodríguez, titulado El Pañuelo.

Ya, para terminar por el día de hoy, voy a seguir recordando la elegancia de los venezolanos, siempre fue usado, sobre todo en los años 20s hasta mediados de los 60s en las ciudades del Zulia, Mérida, Lara, Aragua, Distrito Federal y tal vez todas como prenda obligatoria en el vestir masculino un elegante sombrero, uno de los más recordados es el llamado Borsalino, la Pajilla, el Panameño.

Mi amada y recordada madre nos contaba que el galán de la casa (mi padre) decía “muñeca” traje gris, esto era suficiente para que ella sumisamente le buscaba el traje del color que él quería y combinación de corbata, medias, zapatos y sombrero, así fuimos en un pasado reciente, ojalá podamos regresar, pero… evitemos colocarnos un traje con corbata y zapatos deportivos, más una gorra de su deporte y equipo preferido, tal como nos ven nos tratan y hay ocasiones donde parecemos unos locos sueltos.

CHISTE ADICIONAL: En una ocasión en la Plaza Bolívar, un joven limpiabotas le dice a un ciudadano: Doctor, le limpio o pulo sus zapatos, este señor, se siente halagado y dice cómo no, el joven le entrega un periódico del día, para que vaya leyendo mientras tanto, al estar listo, repite: Doctor, ya está listo, pagó y dejó una muy buena propina, en el mismo instante que pregunta y como sabe usted que yo soy doctor, le repuesta fue inmediata, no chico, lo que pasa que estamos acostumbrados que a cualquier tonto que pasa frente a nosotros le decimos así para entrar en confianza.

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