Opinión

Cuenta La Leyenda: La Vaca Sagrada

Me dijo el señor Luis "Nos regresamos a Maracaibo" a lo que le pregunté el porqué, y su respuesta fue "Cayó Pérez Jiménez".
sábado, 23 enero 2021

Comienzo a desempolvar recuerdos, como acostumbro, para poder llevar a mis apreciados lectores capítulos vividos en algún momento de mis 78 años.

Cuando tenía 14 años y vivía con mi madre y mis hermanos en Maracaibo, estudiaba de noche y trabajaba de día acompañando como ayudante a un señor de origen francés llamado Luis Veider, veterano de la segunda guerra mundial, él manejaba una camioneta GMC tipo panel, luego fue cambiada por una Renault, la cual era propiedad de una tintorería de unos asiáticos, llamada Tintorería y Lavandería Atómica.

Mi trabajo consistía en anunciar la presencia nuestra, por la ventana del copiloto, los sábados y lunes en Perijá, los jueves en la Cañada de Urdaneta y el resto de los días se trabajaba en el propio Maracaibo.

Para esa época, los medios informativos eran muy escasos y los teléfonos eran de lujo en residencias de personas de poder adquisitivo, el jueves 23 de Enero salimos como de costumbre a las 6 de la mañana hacia La Cañada, no se veía un día normal en comparación a lo que estábamos acostumbrados, después de hacer un recorrido a las 10 de la mañana me dijo el señor Luis “Nos regresamos a Maracaibo” a lo que le pregunté el porqué, y su respuesta fue “Cayó Pérez Jiménez”.

Hasta el momento yo ignoraba que estaba sucediendo, al llegar al barrio, fue la primera vez en mi vida en la que fui testigo de un saqueo en un bar, propiedad de un esbirro de la Seguridad Nacional; en las calles se encontraba una inmensidad de fotografías del dictador en grandes tamaños regadas y quemadas (la existencia de dichos retratos se debía a que algunas personas acostumbraban tener en sus casas. en la parte trasera de la puerta, una imagen religiosa y una foto del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez, donde eran idolatrados).

Todo era para mí una total confusión, ya que mi madre, mis hermanos y yo éramos ignorantes de la política, desconociendo lo que sucedía, más aun cuando estábamos viviendo una dictadura férrea, pero no había hambre, había trabajo para diferentes edades, nuestra moneda era reconocida a nivel mundial.

Recuerdo que con un bolívar, compraba dos panes, medio de queso, medio de mantequilla y un refresco y esto era un desayuno; con una moneda de dos bolívares me mandaban a la carnicería y se compraba tres reales de bistec, los huesitos de ñapa para la sopa y el real vuelto para verduras y aliños; para ir a le escuela me daban 0,25 y era suficiente para comprar la merienda.

El que no se metía o participaba contra el gobierno, vivía bien, al menos tenía su humilde hogar, pero con techo paredes y seguridad.

El general inauguraba obras el día 2 de diciembre (día en que cumplía años su señora madre). Un dato curioso es que la Urbanización 23 de Enero originalmente se llamó 2 de diciembre.

En julio, se celebraba la Semana de la Patria donde desfilaban los trabajadores y estudiantes en todas las ciudades importantes del país y con la consigna El Nuevo Ideal Nacional. Pero como nada es completo, los grandes enemigos del general eran los adecos, los comunistas y los ranchos.

Ahora, yendo al grano, una vez decolada “La Vaca Sagrada”, desde la base aérea militar de La Carlota, en la madrugada del día jueves 23 de Enero de 1958, con Pérez Jiménez, Llovera Páez, Pérez Vivas, Gutiérrez Alfaro, y Soules Baldó a bordo, el país acaba de salir de la dictadura.

De la presidencia se encargaba el contraalmirante Wolfgang Larrazábal, una persona a quien prácticamente nadie conocía, como integrante de una Junta Militar de Gobierno (este era, para el momento el director del Círculo Militar, compadre del general Pérez Jiménez y el oficial de alta jerarquía mas antiguo).

Wolfgang estaba acompañado de los coroneles Roberto Casanova, Abel Romero Villate, Carlos Luis Araque, y Pedro José Quevedo, la secretaría quedó en manos del Dr. Edgar Sanabria, un profesor universitario conocido como “el flaco Sanabria”.

Refirió el coronel Pulido Barreto a Tomás Enrique Carrillo Batalla, en su libro ¿Quién derrocó a Pérez Jiménez? Que cuando Pérez Jiménez decidió la marcha, Pulido le dijo que tenía intenciones de formar una Junta, la cual quería presidir él, a lo que este le contestó que no se metiera en eso.

Pulido insistió y preguntó “¿Cómo va a quedar el país? ¿Qué hacemos? ¿A quién ponemos al frente?. Pulido Barreto se dirigió a la escuela militar proponiendo lo indicado, fue cuando conocimos a aquel hombre nacido en Carúpano, vestido con su uniforme blanco y muy elegante con una característica simpatía que logró cautivar a muchas jóvenes y “viejitas” también.

El viernes 24 de Enero, luego del anuncio de la integración de la Junta, se produjeron disturbios en las calles pidiendo la desincorporación de Casanova y Romero Villate, lo que se produjo de inmediato, en sus lugares vinieron a integrar la junta, unos civiles muy reconocidos en Venezuela, cuyos nombres eran el señor Eugenio Mendoza Goiticoa y el señor Blas Lamberti.

De inmediato la Junta conformó un gabinete ejecutivo compuesto por una mayoría de civiles independientes. Muchas residencias de jerarcas del régimen depuesto fueron saqueadas e incendiadas, mientras en todas las cárceles del país se les daba libertad a los presos políticos que estuvieran ahí durante varios años.

En los primeros quince días de enero, cuando la crisis venezolana avanzaba hacia un desenlace, se reunieron en Nueva York, los tres líderes fundamentales de los partidos políticos democráticos de entonces: Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, con la presencia del General Eleazar López Contreras.

Prefigurando así lo que tuvo lugar después: El Pacto de Punto Fijo.

El Dr. Raúl Leoni regresó casi de inmediato, el 25 de Enero ya estaba al pie del Ávila, la vuelta a la Patria, esperada con ansiedad tocaba la puerta. Leoni se entregó en cuerpo y alma a la reconstrucción del partido AD, que había resistido la clandestinidad, la cárcel y el exilio y que ahora se imponía a reconstruirla, lo mismo hicieron los partidos URD y COPEI, creando una comunidad de intereses que condujo a la creación de una Comisión Redactora del Estatuto Electoral, que en marzo convocó a elecciones universales, directas y secretas para el mes de diciembre.

En el mes de mayo de 1958 renunciaron a la Junta de gobierno, Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, cuyo motivo fue desconocido y a lo que se sustituyeron por Arturo Sosa y Edgar Sanabria.

Mientras tanto el presidente W. Larrazábal creó el llamado Plan de Emergencia y el Plan de Obras Extraordinarias, que aunado a su personalidad, lo convirtieron en un líder popular de grandes dimensiones, renunció a la presidencia, se despojó de su uniforme y se lanzó al ruedo político.

Mientras al frente de la primera magistratura quedó encargado el Dr. Edgar Sanabria, integrante de la Junta de Gobierno desde sus inicios en enero, Sanabria gobernó desde ese día hasta el 13 de febrero de 1959, cuando le entregó la banda presidencial a Rómulo Betancourt.

Hacia mediados de 1958 comenzó a tomar cuerpo, lo que comenzó a prefigurarse en Nueva York en enero y se materializó con la firma del pacto de Punto Fijo el 31 de octubre.

Allí, los nueve firmantes (Jóvito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas, Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios) se comprometieron a adelantar políticas comunes una vez alcanzada la presidencia por cualquiera de los candidatos.

Esas políticas estaban destinadas a consolidar la democracia, sobre la base de un programa de gobierno común, sin que ello sacrificara la identidad de cada uno de los tres partidos.

Cuando se firmó el pacto, se ignoró que un enemigo distinto a la Fuerzas Armadas había intentado regresar al poder se cerniría sobre ellos la izquierda en armas durante 1958.

El pacto de Punto constituyó un instrumento inteligente para la consolidación del proyecto democrático, que de lo contrario habría naufragado, por obra de los militares autoritarios en busca de del poder o por la gesta armada de la izquierda pre moderna que quería transitar por los mismos senderos de Fidel Castro en Cuba.

Entre las opiniones acerca de la significación histórica del Pacto de Punto Fijo, una de las más sabias y elocuentes es la del profesor Luis Castro Leiva la cual fue “A muchas familias se nos devolvió el 23 de Enero de 1958 el sentido de nuestra vergüenza, hasta entonces perdida por la indignidad de una dictadura más”. Ya basta de dictaduras y tenemos gran experiencia en lo que sucede y se repite, casi es una copia al carbón.

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