Cuenta La Leyenda: La Navidad en Venezuela
Aunque Venezuela ha sido un país pleno de ricas tradiciones culturales muy diversas entre sí, no todas ellas han sido lo suficientemente estudiadas y organizadas, ni conocidas y apreciadas plenamente por su población.
En algunos casos, porque se trata de manifestaciones de rasgos profundamente locales que solo se practican en pequeñas y distantes poblaciones: en otro porque-como sucede con algunos platos de nuestra gastronomía tradicional-su uso ha sido sustituido por costumbres y practicas globalizadoras; y en cierta ocasiones por simple desconocimiento o desinformación asociada algunas veces a un débil sentido de pertenencia nacional.
Existen en cambio, manifestaciones que aun siendo de origen muy regional-como el joropo, la gaita, el calipso o la parranda-se han convertido en símbolos de identificación nacional y otras que, a pesar de haber desaparecido por mucho tiempo – el caso de las tallas andinas o las cestas indígenas-han recobrado fuerza e inusitada capacidad de innovación.
La mayor parte de las tradiciones culturales venezolanas, cualquiera que sea su situación actual, con el resultado de un largo de un largo proceso de mestizaje que comenzó hace 500 años, desde el momento mismo que se produjo el primer contacto entre la expediciones ibéricos y lo habitantes originales del territorio que más tarde se llamaría Venezuela.
Desde entonces, en un proceso de que nunca se ha detenido los aportes de los hombres indígenas, americanos, europeos, africanos y posteriormente de otros continentes y diversas nacionalidades han quedado fundidos para siempre.
Es lo que revela, por ejemplo, la arquitectura coriana, donde conviven las técnicas del bahareque, de origen indígena, y la tapia, española.
O la hallaca, donde se encuentran bajo el cobijo del maíz técnicas de cocción y asimismo productos de origen asiático, europeo y africano.
Quinientos años después del inicio de este rico proceso de encuentros y mezclas, se puede afirmar que en Venezuela conviven, por lo menos, cuatro tipos de tradiciones culturales de sentido popular.
Aquellos que podemos llamar de origen étnico americano por responder a la cultura tradicional de los pueblos indígenas, conservadas e incluso extendidas en su uso nacionalmente, como es el caso de la arquitectura de la churuata y la gastronomía del casabe.
Las de origen europeo, que han sido sometidas a un proceso de apropiación y reelaboración “criolla” pero que responden en su esencia su matriz original occidental, como es el caso de la mayor parte de las fiestas populares del calendario religioso católico.
Las creaciones propias del mestizaje local, que son en esencia aportes originales e innovaciones únicas en su aplicación nacional, como el joropo, las gaitas y las arepas.
Y, por ultimo las tradiciones en las que predominan los elementos afroamericanos, especialmente en las manifestaciones musicales y danzarías de la costa central y sur del lago y en el impresionante abanico de tambores, cumacos, chimbangueles, bumbac- que pueblan la geografía musical del país.
En el paisaje de las tradiciones populares venezolanas, en su capacidad de establecer el dialogo entre pasado y futuro, se encuentra una riqueza que es necesario explorar, conocer y disfrutar.
LA NAVIDAD:
La Navidad es el momento del año cuando los venezolan0s expresan con más fuerza y riqueza su identidad cultural, su diversidad musical y su unidad culinaria resumida en la hallaca como plato principal, acompañado con la ensalada navideña, pan de jamón, pernil y el postre dulce de lechosa.
La Navidad también es motivo de mayor importancia dentro del Calendario Religioso, popular. Tradicional venezolano demostrando así una enorme fuerza que envuelve por igual a todos los habitantes de este bello país, expresándose en variadas celebraciones que se realizan en nombre de la Navidad o el nacimiento del niño Jesús en diferentes pueblos de los 23 estados de norte a sur y de este a oeste, cada uno de ellos según sus tradiciones locales.
Entre nosotros la Navidad transcurre desde los primeros días de diciembre, hasta el 2 de febrero del nuevo año, todo se inicia con la espera y preparación del Niño Jesús y prosigue hasta el cumplimiento de sus primeros 40 días, cuando se recuerda y festeja la Purificación de la Virgen.
Una de las primeras manifestaciones de este ciclo es el velorio del niño Jesús o Danza de los Pastores, que se realizan en los estados centrales, el primer domingo decembrino. Los merideños aprovechan para cumplir sus promesas con la organización de las paraduras, Serenadas o niños robado, especies de autos sacramentales, permitiendo así bendecir los cultivos agrícolas y atraer buenos augurios, los cuales son practicados sin fechas marcadas, partiendo desde el 24 de diciembre hasta el día dos de febrero (día de la Candelaria).
Los Santos Inocentes (celebrados el día 28 de diciembre), también se les llama Día de las Locos o Locainas, se realizan para hacer bromas y engañar a muchas personas amigas en todo el país, haciendo alarde diciendo “caíste por inocente”.
Ya pasado el mes de diciembre el día 6 de enero bajan los reyes magos, en todo el país es celebrado y los niños aprovechan para pedir de nuevo los regalos que el niño Jesús no trajo el día 24 de diciembre.
Mientras tanto en el estado Trujillo salen en Romería para ver a los pastores y Reyes de San Miguel de Boconó (jardín de Venezuela), finalmente el día 21 de enero, se cierra la Navidad en el oriente venezolano con la diversiones Pascuales en la fiesta de Santa Inés, mientras en los Andes concluyen todos los ciclos con la Danza de los Vasallos de la Candelaria, como se dijo antes el día 2 de febrero.
Cada Navidad regresan los cantos a lo divino en las melodías de los villancicos y los aguinaldos, así como los temas a lo humano en las animadas parrandas centrales y las sonadas y acostumbradas gaitas zulianas, las cuales suenan todo el año, dándole más fuerzas a partir del mes de octubre y reforzándolas el 12 de noviembre, día de la aparición de la madre de todos los zulianos La Virgen de Chiquinquirá, haciendo vibrar sus furrucos y hoy día a través de los años integrando nuevos instrumentos sufriendo los cambios por la impacto de la modernidad y la tecnología y la transformación de lo rural a lo urbano.
La Navidad conserva los elementos simbólicos más significativos como periodo para la solidaridad, la reunión familiar, y el acercamiento humano.
Igualmente un motivo para reafirmarla fe al despedir con el año viejo un periodo que concluye y que le abre paso a la esperanza de los nuevos días, terminamos cantando y bailando música del recuerdo, “El Año Viejo” “Faltan cinco pa’ las doce” entre otras y escuchar a última hora del año que se va, el poema de Andrés Eloy Blanco narrado por Luis Edgardo Ramírez “Las Uvas del Tiempo”
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