Opinión

Cuenta la leyenda: La Guayana Francesa

Conviene recordar que la inmensa provincia de Guayana de Antonio de Berrio, contaba no mas de 500 habitantes
Evelio Lucero
miércoles, 19 noviembre 2025

Cuando los reyes de Francia y España quieren lo mismo. 

El testamento de Adán. Piratería en el Caribe.

Franceses contra holandeses en Guayana.

En 1515 sube al trono de Francia el rey Francisco I. A la muerte del emperador Maximiliano, en 1519, se empeña en conseguir la corona imperial. Carlos I de España quiere lo mismo, compra a los electores y gana el título y las posesiones de los Habsburgos. Francia, que era el país más rico de Europa, con más población y recursos, queda rodeada de enemigos. Para colmo, es elegido el papa holandés conocido como Adriano, preceptor y <<empleado>> del Rey de España. En aquella época, el Vaticano no era neutral en política.

 Francisco I, extrovertido, buen mozo, impulsivo, derrochador, elegante, fantasioso y mal aconsejado, se va a Italia con un gran ejército, pero es derrotado en 1525 en Pavías por los tercios españoles y queda prisionero. Lo encarcelan en Madrid. Firma un tratado de paz en el que se compromete a respetar las posesiones españolas. En cuanto queda libre, dice que el tratado de Madrid no es válido, porque lo firmó contra de su voluntad. Para afrontar a Carlos de España hace alianza con medio mundo, incluyendo a los turcos que estaban avanzando hacia Europa Central. Recordamos que el conflicto de bosnios y serbios se inicia cuando los turcos (gracias al arreglo con Francisco I) conquistan los Balcanes y logran la <<conversión>> al Islam de una parte de la población de esa península. Los bosnios musulmanes, al servicio de los turcos, hicieron barrabasadas con serbios y croatas. Parece que los serbios se acuerdan.

El testamento de Adán 

Tres Bulas del Papa y el Tratado de Tordesillas de 1494 atribuyeron a España los derechos sobre todas las tierras del Nuevo Mundo, menos una esquina del actual Brasil, que correspondería a Portugal. Era la época en que se creía que el papa podía repartir la tierra por descubrir entre los príncipes cristianos dispuestos a convertir a los indígenas. Hoy nos parece una idiotez, pero entonces no causó mala impresión en Europa.

 Francisco I, escarmentado de sus aventuras e Italia, considera que hay mucha tierra y riquezas por descubrir en Las Indias, Algún obispo le recuerda lo de las bulas pontificias y el reparto del Nuevo Mundo, Y Francisco escribe al emperador Carlos, su enemigo, para decirle: <<Quiero que me muestren el testamento de Adán>>.

Incursiones en el Caribe 

 Desde 1520 una flota francesa persigue a los galeones españoles en el Caribe. El primer pirata francés fue Jean Fleury . Francisco I, le paga 4.000 coronas anuales para que no ataque naves francesas. Este fue el corsario que en 1525 se apoderó, en el cabo de San Vicente, del tesoro de Montezuma, enviado a España por Cortés. Más tarde fue capturado por el vizcaíno Martín de Irizar. Ofreció 300.000 coronas por su libertad, pero fue colgado en una aldea andaluza.

 Los franceses se dan cuenta de que el Caribe, tiene 2.700.000 kilómetros cuadrados y que cada aldea española cuenta con un poco más de un centenar de vecinos. Comprenden que la flota española no puede proteger, al mismo tiempo, tantas leguas de costa, y se dedican a saquear ciudades con una brutalidad que supera ampliamente a las de otros piratas. Pero no siempre quedan vivos. En 1525 cayeron en manos españolas 4 naves y un galeón de corsarios. En 1537, la flota de Maiguet, que ya había capturado dos galeones españoles, fue perseguida y derrotada. Muchos de los piratas acabaron en la horca. El que tuvo más suerte fue François Le Clerq, el famoso Pata de Palo, a quien el Rey Enrique II hizo noble por el mérito de haber arrasado, incendiado y saqueado unas cuantas aldeas españolas. 

 Se recuerda con horror la ferocidad de Jacques Sore, el hugonote. En Tenerife capturó un navío portugués en el que venían a las Guayanas y Brasil 38 Jesuitas, Le pareció divertido cortarles poco a poco los brazos y luego arrojarlos al mar, de uno en uno, todavía vivos, mientras le cantaba jaculatorias y responsos.

 Los corsarios franceses establecieron una base en La Tortuga. Desde ese lugar asolaron San Juan de Ulua, Campeche, Veracruz, Santa Marta, San Germán y la Habana. También quisieron desembarcar en Cubagua. La primera vez fueron atacados con flechas envenenadas por los indios, porque los españoles les dijeron que los piratas eran pederastas y maricos. La segunda vez encontraron la islita ya vacía. Sus dos intentos por el Orinoco resultaron mediocres en cuanto el botín, pero feroces en cuanto a crueldades.

Los franceses en Guayana 

Conviene recordar que la inmensa provincia de Guayana de Antonio de Berrío, contaba no más de 500 habitantes (incluyendo mujeres, ancianos y niños) para ocupar, colonizar y poblar desde el Orinoco al Amazonas. Por lo tanto, los comerciantes de Roven, en el norte de Francia, no corrían ningún riesgo cuando, en 1624, enviaron una colonia de 26 hombres para que se establecerían en las orillas del río Sinnmmary, 20 leguas más al norte de la actual Cayena. Allí no había españoles.

 En 1626, llegó otro grupo más numerosos y se estableció sobre el río Cananama, seis leguas más al norte de Sinnamary. Construyeron un fuerte y dejaron un barco armado para proteger el comercio a lo largo de la costa. Allí tampoco encontraron españoles.

   En 1632, los comerciantes de diferentes ciudades de Normandía formaron una compañía y obtuvieron del rey el privilegio y la exclusiva de navegación y comercio por Guayana <<cuyos límites son el Orinoco por el Norte y el Amazonas por el Sur>>. No nos dejaban nada. El geógrafo francés Bellini observa que <<eso no ofreció ninguna dificultad, ya que toda Europa sabía que los franceses estaban en posesión de Guayana desde hacia largo tiempo, y que habían sido los primeros en comerciar con la región y en establecer colonias>>

Resulta extraño que no les atribuya también el descubrimiento de América, la primera vuelta al mundo y el puente sobre el Orinoco.

La Compañía del Cabo Norte (por el punto más septentrional de la desembocadura del Amazonas) se estableció también en Cayena, en 1634, y dejo una colonia con 800 hombres y un fuerte. Por cierto, qué desparecieron para siempre sus pobladores nativos, los arikarets. Oficialmente, fueron <<expulsados>> pero no quedo ninguno. No hubo que expulsar a españoles por que no los había.

 La Compañía de las Indias Occidentales fue establecida por Luis XIV en 1669, y les dio <<propiedad>>de todas las islas y regiones habitadas, colonizadas o visitadas por los franceses. Era el apogeo de la homogénea francesa. El resto del mundo estaba destinado a rendir homenaje al Rey Sol. Pero ingleses, holandeses, portugueses, y españoles no estuvieron de acuerdo. 

Holandeses contra franceses 

Los holandeses se apoderaron de Cayena en 1676 y dejaron una guarnición de 400 soldados. Lo curioso es que también tomaron posesión de las colonias que los franceses decían haber establecido en el Oyapock y Aprowack <<sin que los franceses se enteraran de ello>> no parece que la presencia francesa fuera tan firme. Pero el mismo año se presentó el mariscal de Estrees con una gran escuadra recuperó a Cayena y expulsó a los holandeses del Aprowack y Oyapock. 

   En aquellos años, los holandeses tenían buenas factorías comerciales en Surinam y parecía fácil conquistarlas. El mariscal Decasse vino en 1688 con una flota de guerra para apoderarse de las colonias holandesas. Comprometió a la mayoría de los pobladores de Cayena y otras bases para que embarcarse con él, prometiendo abandonar el pillaje a toda la comarca. La euforia del momento hizo que lo siguieran demasiados. Casi todos los hombres de Cayena. Pero ya no había sorpresa. Los holandeses no solamente se defendieron, sino que le dieron una paliza. Murieron muchos soldados franceses y casi todos los aventureros. Cayena quedo prácticamente despoblada.

Sobrevivió Santo Tomé de Guayana 

 Al fin, los franceses se quedaron con la Guayana Francesa y los holandeses con su Guyana Holandesa o Surinam. Pero gracias a los conflictos que mantuvieron entre ellos, España pudo conservar para Venezuela una parte de la Gran Guayana que pretendía establecer Antonio de Berrío. Más bien resulta admirable que los 100 vecinos (500 habitantes) de Santo Tome pudieran frenar la entrada al Orinoco a tan poderosos enemigos, cuando nadie estaba en condiciones de auxiliarles.

  La Guayana Francesa ha servido de penal o cárcel por mucho tiempo. Se acuerdan ustedes del famoso Papillón, (Henry Chariere) el que escapó del penal y vivió y murió en Caracas. Esa Guayana, ahora fue más conocida por la base para el lanzamiento de los cohetes Ariadne, que han competido con los norteamericanos en la puesta en órbita de satélites meteorológicos, experimentales y de comunicaciones.

 

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