Cuenta La Leyenda: Historia de la cerveza en nuestro país

El arte de fabricar cerveza es casi tan viejo como la historia de la humanidad. Tiene sus orígenes cuando se descubrió que se podían moler los cereales y hacer pan con ellos. Cuando el cereal molido se humedecía, empezaba a fermentar. La bebida que de allí se originaba—-que naturalmente no puede compararse con nuestra cerveza de hoy—–debe haberles sido agradable a los hombres de hace unos 6000 años y haberlos refrescado. En los documentos culturales de tiempos antiguos se encuentran no pocas representaciones de personas que preparan una bebida procesando cebada, por ejemplo, entre los egipcios, los romanos y los griegos, el pan y la cerveza figuraban como elementos básicos de la alimentación. En los siglos que siguieron, los monasterios jugaron un papel importante en el desarrollo del arte de preparar cerveza, y un ejemplo es el Monasterio de San Galo en Suiza, otro el de Weihenstephan, que es hoy en día sede de la facultad de ciencias de la cerveza de la Universidad de Munich y puede clasificarse como uno de los más importantes centros de estudios de la cervecería moderna. Allí se encuentra asimismo una de las fábricas de cerveza más antiguas, en plena actividad desde 1.042.

Desde hace varios decenios salen de esta institución y de otras similares del viejo continente, hacia todo el mundo, los maestros cerveceros para aplicar en la práctica los conocimientos allí adquiridos sobre la forma de hacer cerveza. Los pueblos antiguos rendían culto a un Dios mitológico legendario al cual llamaban Gambrinus.Desde hace varios siglos hasta hoy en día se le entonan himnos. Se le diviniza en palabras y en representaciones artísticas de las artes pictóricas, como el Gran Espíritu de la cervecería. Si queremos seguirle las huellas a este culto, nos encontramos con que su origen reposa en la antigua Grecia, que en todo tiempo veneró divinidades de los cereales y del cultivo de los campos.Gambrinus, de acuerdo con una versión más reciente, se deriva del nombre de un príncipe burgundo del siglo del siglo XIII, que se llamaba Jan Primus, el arte cervecero de los tiempos antiguos fue al principio como un misterio de la Naturaleza. La investigación y la moderna ciencia cervecera lo han superado y llevado en el transcurso de los milenios hasta la exquisita calidad de nuestra cerveza. Cuenta Rafael Cartay en su libro “Mesa de la Meseta”. Que: Hacia 1883 el consumo de cerveza había aumentado notablemente en el país. Desde mucho antes la cerveza se importaba, pues habían resultado fallidos todos los intentos de elaborarla en la nación. La cerveza más conocida era la de marca T. de J. Tennant, de Glasgow, en sus dos tipos, blanca y negra que distribuía en Venezuela A. Fleury y Cia.

Para esos años comenzaron a llegar cervezas de Noruega, Dinamarca, Alemania y Estados Unidos. Un señor Otáñez había producido cerveza en Caracas en 1805, pero su empresa careció de éxito comercial. En 1893 se creó en Caracas la Cervecería Nacional, con un capital de Bs. 1.410.000, gracias a la iniciativa del ingeniero José Antonio Mosquera hijo. Esa fábrica se expandió rápidamente, y ya para 1920 contaba con 111 empleados. En 1889 encontramos en Mérida, en el negocio de Parra Picón & Vivas, la cerveza Bergedof & Dreher. En 1903, el Hotel Rangel ofrecía las cervezas alemanas marca Pachor y Munchen. En 1924, la bodega Los Andes, de Manuel F. Ramírez, vendía cerveza inglesa 3X y las nacionales Maracaibera Pilsen y Oscura, y la Maiquetía en botellitas de un cuarto. En 1928 el Botiquín 14 de Enero expendía la cerveza alemana Imperial, la inglesa Tuborg, la alemana Negra Porter, y las nacionales Negra Toro, Zulia y Cristal de Maracaibo. Ese mismo año comenzó a venderse en Mérida la cerveza de sifón, introducida por el Botiquín 14 de Enero, a real cada vaso. Pocos meses después, el Hotel Andino comenzó a también a vender la cerveza helada de sifón. En 1940 era muy popular en Mérida la Cerveza Caracas, un botellón costaba cuatro centavos y un cuartico de Pilsen o malta costaba cinco céntimos, en 1952 una docena de botellones de cerveza, contenida en una caja de madera llamada gavera costaba Bs 18.despues vino la criollita, producida por la Heineken de Venezuela, la Regional de Maracaibo. Lo dejo hasta aquí porque me estoy enratonando.

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