Opinión

Cuenta La Leyenda: Eres un cohete

Este gran amigo de todos se llama Pedro José Acosta Pérez, más conocido como Don Pedro o Perucho.
sábado, 08 mayo 2021

Esta es la frase comúnmente utilizada por el biografiado en esta oportunidad para definir a sus amistades cuando trataban de realizar algún compromiso y así lo lograba, de la misma manera repetir.

Este gran amigo de todos se llama Pedro José Acosta Pérez, más conocido como Don Pedro o Perucho. Nacido en Caracas el 29 de agosto de 1935, en el sector del Paraíso, cuando este dependía de la parroquia San Juan, su padre Enrique Acosta Pausell y su mamá Luisa Amelia Pérez, quienes desde temprana edad inculcaron en su hijo la educación, fue inscrito en el Colegio Fray Luis de León, donde cursó sus primeros seis años, saliendo con buenas calificaciones.

Luego fue enviado a cursar sus estudios de bachillerato en La Salle, que estaba ubicada en Tienda Honda, de igual manera, con buenas calificaciones y trató entrar a la Universidad Central de Venezuela, donde por cuestiones políticas estaba complicada la situación en el país, a lo que sus padres decidieron enviarlo a Estados Unidos a Saint Francis Preparatory School, en la ciudad de Pensilvania, donde pasó tres años y logró hacer en seis meses un intensivo de inglés, luego cursó otros estudios, entre los que recuerda Investigación de bibliotecas, después continua y se va preparando en diferentes cursos de relaciones públicas en la Universidad Central de Venezuela con el profesor Carlos Lindof.

Decidió regresar a Pittsburgh, a la Universidad Carnegie Mellon a continuar las relaciones públicas. Aquiles García logró que realizara una pasantía en la oficina de Relaciones Públicas de la United States Steel Corporation, conocida como U.S. Steel (inicio de la Organización Mundial del Comercio).

En el año 1963, el mismo Aquiles lo recomendó, Pedro se vino a Caracas y trabajó en la Gobernación del Distrito Federal en el año 1965 acompañado con Oscar Terán Landaeta, ambos eran fiscales de espectáculos públicos. Transcurrió el tiempo y en el año 1965 fue contratado por la Orinoco Mining Company, siendo su jefe inmediato el señor Luis Viteri Huerta.

Se trasladó a Puerto Ordaz, acompañado de su señora esposa, la recordada Graciela Camacho “La Nena Acosta” y sus dos pequeñas hijas, Carolina y María Antonieta, el primer cargo ocupado por Pedro fue el de Asistente de la División de Relaciones Públicas, después fue Director Adjunto de Relaciones Públicas y en el año 1975, cuando inició operaciones la nueva empresa C.V.G Ferrominera Orinoco, fue nombrado Subgerente de Relaciones Públicas; fue secretario de la Junta Directiva de Ferrominera; secretario de la Junta Directiva de la Corporación Venezolana de Guayana; secretario de la Junta Directiva de Minorca; Gerente General de Relaciones Públicas de la Corporación Venezolana de Guayana y de la Ferrominera Orinoco por 10 años, coordinando con la empresas hermanas todo lo que tuviese que ver con relaciones públicas.

Llegaron cambios, salió el ministro y lo enviaron a C.V.G. Internacional en Estados Unidos, donde habían bajado enormemente las ventas, vieron en él la capacidad con la idea de lograr nivelar lo que estaba sucediendo. Después de 35 años de servicio llegó la hora de la jubilación y se unió con su amigo y colega, el recordado Hugo Carnevalli en el año 1997, asociándose y fundando una compañía que estaba haciendo falta en la zona que se llamó Compañía de Publicidad H y P, dicha empresa se mantuvo suficiente tiempo y se logró tener un buen mercado cautivo, le dejó las riendas a Hugo y regresó a Ferrominera con el cargo de director suplente por petición de Edwin Arrieta. Pedro también ocupó el cargo de asesor de OPCO Operadora de la Planta de Briquetas de Operaciones al Sur del Orinoco.

En el recordado Hotel Intercontinental, donde existió una sociedad, CVG Intercontinental Hotels, lo nombraron Presidente de la Junta Directiva del Hotel Intercontinental Guayana, luego asesor de la empresa Transerven, contacto de la transportadora de mineral de Ferrominera a Punta Barima. En una oportunidad fue representante de navío del transporte de mineral de Ferrominera en el mundo. Ya para el momento, Pedro es persona muy conocida y querida en toda la ciudad, lo nombraron miembro de la Junta Directiva de la Universidad Católica Andrés Bello en Guayana, Pedro sentía que estaba en su mejor momento y con muy buena salud, tenía ganas de seguir aportando y apostando a Guayana.

Cambió el panorama político, designaron al General Francisco Rangel Gómez presidente de la Corporación, este militar que venía de las filas militares, necesitaba a alguien que conociera y supiera qué era lo que se hacía, investigando solicitó ayuda y le refieren a Pedro Acosta, quien ya estaba jubilado por la Ferrominera, solicitó su presencia y le dijo que lo necesitaba ahí, a lo que Pedro le dijo que él no podía ya que está jubilado, Francisco le dijo que no se preocupara, porque eso lo arreglarían legalmente de alguna manera, hasta el momento el único militar al cual Pedro se había acostumbrado era Rafael Alfonzo Ravard, pero nunca directamente.

Ya el biografiado estaba acostumbrado a su trabajo de relaciones públicas, pero aquí era secretario de la presidencia, ambos hicieron un buen trabajo, todo esto hasta que llegó el economista Víctor Álvarez, con el cual Pedro no pudo acoplar ni continuar el trabajo que le habían asignado, prefirió tocar retirada.

Cuando menos lo esperaba, su amada esposa, quien lo acompañó durante 52 años, falleció. Pedro ya no formaba parte de la Orinoco Mining Company, Ferrominera ni de alguna otra empresa; se sentía liberado, pero aún en muy buenas condiciones, fue llamado por un empresario, el ingeniero Oscar Giménez, quien quería que lo acompañara en el Banco Guayana como asesor por espacio de tres años, Pedro aceptó.

Ya estaba bien de trabajar, no lo acompañaba su señora esposa, pero estaban sus dos hijas, estas dos hijas, hoy son madres, Carolina le dio a Pedro un nieto llamado Yusef y María Antonieta “Noneta” le dio uno llamado Ricardo y a Vanessa.

Pedro hoy descansa bajo la sombra de unos árboles de mango, situada en una agradable casa y la nostalgia lo invade. Diciendo que después de vivir más de 50 años donde fuimos muy felices, ya no existe el parque empresarial, todo está destrozado y sin esperanzas, mucha tristeza y el mensaje que puede dejar a la juventud, es que el relevo es estudiar, sabiendo que es difícil y tratar recuperar todo lo perdido que sabemos no que es fácil, pero es posible. Quiere que sus nietos y los hijos y nietos de los forjadores de la ciudad, que retornen los que se han ido y logren lo que se puede titular “El Milagro de la Recuperacion”.

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