Opinión

Cuenta La Leyenda: El dinero

Con diez bolívares se adquirían en el mercado muchos víveres, la carne a dos bolívares el Kg.
sábado, 22 abril 2023

El dinero rendía mucho, no existían los billetes con denominación de bolívares 1.000 y los de 500 escasamente se veían.

Con menos de cien “bolos” se podía hacer las compras en el mercado para un mes, se realizaba un viaje al interior, se cancelaba el sueldo a los empleados, iba la familia completa un fin de semana a las playas del oriente a nuestros llanos o nuestra región andina, en el momento cuando uno salía de su casa, llevaba en el bolsillo por lo menos un “fuerte” (cinco bolívares) con esta cantidad íbamos garantizado para ir y volver, comprar algo y pagar a un taxista para regresar a nuestro hogar.

Hacia el primer lustro (cinco años) del año 40, circularon en todo el país, billetes emitidos por los bancos particulares, el B.V.C, el banco Venezuela, el banco Caracas, el Mercantil y Agrícola, existieron billetes de 10, 20, 50, 100 y hasta existió uno de 800 bolívares.

Era de mayores proporciones y más gruesos que los actuales, de tonos verdes y rosados muy delicados y ostentaban clásicas alegorías de la fortuna y la abundancia, o escenas tan típicas como campos de labranza, potreros, toros coleados.

Este régimen fue modificado al promulgar en 1939, la Ley del Banco Central que asumía la responsabilidad de ser el único banco emisor. En el lapso de cinco años se recogieron y, por ende desaparecieron los billetes de los bancos privados.

Con diez bolívares se adquirían en el mercado muchos víveres, la carne a dos bolívares el Kg. La pasta alimenticia un bolívar, la docena de huevos un bolívar, de igual manera, el azúcar, de harina, un racimo de cambures o plátanos, etc.

Las arepas de maíz pilado, bien rellenitas de queso, los sándwiches de jamón costaban un real (50 céntimos) los carritos por puesto eran a real y los buses a locha (12 céntimos y medio)

Entre todas las monedas la que más se usaba era la locha o cuartillo, al final de los 50s, comienzo de los 60s, en Caracas existía lo que llamaban la circunvalación, yo me montaba con quien era mi novia, pagábamos dos lochas una por cada uno y de dábamos la vuelta a Caracas, sentados en los últimos puestos y si se quería se repetía y nadie se oponía. (turismo interno)

Con una locha uno podía alquilar una silla en la plaza Bolívar, para descansar o pasar todo el día tranquilo, sin problemas y esperar la tarde para ver y escuchar la retreta, comiéndose un pancito dulce recién horneado que costaban dos por una locha. Existía la expresión ¡!a dos por locha!! refiriéndose expresamente a los dulces criollos, costaban una locha completa los de pastelería que en nada envidiaban a los que hoy se venden a 4.000 o 5.000 bolívares y por supuesto una locha también costaba un cafecito, tinto, con leche o marrón incluido el azúcar.

Con una locha se adquiría un vaso de refresco, una chicha, jugo de naranja, tamarindo, limón, las catalinas, galletas de leche o rellenas, melcochas, chupetas, suspiros, polos (helados de paleta maracuchos) o barquillas, todas esas cosas costaban una locha, los padres “pudientes” daban a sus hijos para la merienda escolar un medio (0,25 céntimos eso servía para una galleta y un refresco)

A todas estas. Haciendo comentarios con mi amigo José Luis Urtaza, me recordó momentos cuando en nuestra televisión se hablaba de un programa dirigido por el Profesor Negrón, que se mantuvo por 12 años en Radio Caracas Televisión, junto a la elegantísima Cecilia Martínez, la primera locutora de la televisión venezolana, ese programa pertenecía a la fábrica de cauchos Good Year se llamaba: La pregunta de las 64.000 lochas, o monte sus cauchos Good Year, de la misma manera José Luis me comenta que ya poca gente recuerda lo que era una locha, que las haya usado para comprar o que las haya recibido de una tía generosa, de un padrino soltero o de una abuela que nos hubiera enviado a hacer un mandado.

Para los niños de mi infancia era como una bendición recibir en esas circunstancias la peculiar moneda cantidad insignificante para el que la obsequiaba, inmensamente valiosa para quien la recibía.

Con una locha, uno merendaba en la escuela (si era que nuestros padres la tenían disponible) un locha era la octava parte de un bolívar, es decir 125 milésimas, uno con dos lochas (equivalente a un medio) era rico. Si en el programa del profesor, alguien lograba responder correctamente todas las preguntas se hacía acreedor de la 64.000 lochas, eso era igual a bolívares 8.000,oo, hoy día no puedes adquirir nada, pero en esa época se podía comprar hasta una cómoda casa de tres habitaciones, en una buena urbanización.

En nuestras expresiones venezolanas, se trata a la locha de la siguiente manera coloquial: “lo venden a tres por locha” “me cayó la locha” “¿Qué haré yo cuando no tenga en el bolsillo tres lochas para comprarme una brocha y pintura para la bemba”? y a nuestros padrinos les decíamos: “Padrino, la bendilocha” y este al intentar evadirlo respondía “Dios me lo bendilimpie, hijo” de esta manera me despido esta semana deseando a todos los lectores tener en el bolsillo bastantes lochas para comprar gasolina o gastar en el mercado diario.

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